Hay lugares que quedan mejor fijados en la literatura que en las postales. Cartagena de Indias (Colombia) es uno de ellos. La prueba está en que cualquier lector de Gabriel García Márquez que llegue por primera vez tendrá la sensación de que, en realidad, lo que está haciendo es volver. Las brújulas no sirven de mucho para los viajes literarios. Por eso, para recorrer Cartagena de Indias, lo mejor es hacerse con algún ejemplar de Del amor y otros demonios y, sobre todo, El amor en los tiempos del cólera. También a su autobiografía Vivir para contarla que, en parte, se lee como una novela.
Cuando Gabriel García Márquez llegó a Cartagena de Indias y descendió del autobús, el conductor, al darse cuenta que no sabía qué dirección tomar para entrar en la ciudad, le gritó: “-¡La tienes en el culo! Y ten cuidado, que ahí condecoran a los pendejos”. Lo contó años más tarde en su autobiografía. Aquel conductor, o bien debía tener un mal día o, sencillamente, no era cartagenero, porque aquí a la gente le encanta pararse y charlar y contar y explicar sus cuentos.
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