Al atardecer, en la Reserva Nacional Maasai Mara de Kenia, David esperó a la manada de elefantes en su caminata nocturna hacia un pozo de agua. A medida que se acercaban a su vehículo, podía ver que la suave luz del sol ponía de relieve todas sus arrugas y cabellos. Para un fotógrafo que disfruta trabajando con las texturas, esto era un regalo. Cuando estaban a pocos metros de distancia, pudo distinguir entre las peculiaridades de cada uno de sus cuerpos: las crestas profundas de sus troncos, las orejas cubiertas de barro y la pátina de suciedad seca en sus colmillos. Los elefantes se movían en silencio, tranquilos y relajados. La hembra que conducía la manada de 12 elefantes, probablemente la matriarca, miró hacia él. Su ojo era un punto ambarino que brillaba intensamente entre los pliegues pesados de la piel de su cara. Su mirada estaba - dice David, llena de respeto e inteligencia: la esencia de la sensibilidad.
Nikon D800E + 400mm f2.8 lens; 1/500 sec at f13 (–0.3 e/v); ISO 1000.
Foto: David Lloyd - Wildlife Photographer of the Year