El Imperio romano ha dejado una herencia extraordinaria. Dada la expansión territorial que alcanzó, Roma ya fue un imperio incluso durante la época de la república, pero para que lo fuera también atendiendo a su sistema de gobierno hubo que esperar hasta el asesinato de Julio César. La época de los emperadores romanos se abre con el ascenso de Augusto al poder, poniendo fin a la república y abriendo un periodo de estabilidad. Durante un tiempo, diferentes dinastías se fueron sucediendo, otorgando el máximo poder a nombres como Calígula, Vespasiano o Adriano. Aunque hubo algunas guerras civiles, la gran ruptura llegó con la crisis del siglo III. Finalmente, Diocleciano decidió dividir el imperio en una parte occidental y otra oriental para facilitar su control hasta su separación definitiva bajo el reinado de Teodosio. El Imperio romano de Occidente cayó en el año 476 y el de Oriente aguantó hasta 1453.