TRANSCRIPCIÓN DEL PODCAST
Rinzin Phunjok Lama pertenece a una nueva generación de conservacionistas nepalíes que tienen un objetivo claro: preservar la naturaleza de su país para mejorar su desarrollo. Para ello, el biólogo explora a diario las vastas montañas a 5.000 metros de altitud y analiza los animales que habitan el territorio. Para conservar este lugar remoto y de naturaleza extrema primero hay que conocerlo a fondo. Conocemos profundamente su historia de preservación de la fauna y, en especial, la de su especie más emblemática, el leopardo de las nieves.
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Sucedió en el distrito nepalí de Taplejung el 23 de septiembre de 2006. Era sábado, llovía, y un helicóptero cruzaba el cielo con 24 personas a bordo, entre ellas destacados expertos conservacionistas nepalíes y representantes gubernamentales.
El grupo regresaba de una ceremonia en la que el Gobierno de Nepal había cedido a una coalición de comunidades locales la gestión del Área de Conservación Kangchenjunga. Esta zona del Himalaya al este del país, cerca de la frontera con la India, ya estaba protegida, pero este era un paso importantísimo que dotaba de valor a las personas que vivían allí. Fue un evento que llenó de optimismo y esperanza a los habitantes del lugar.
Para ellos representaba una oportunidad de futuro: manejar de forma sostenible su territorio natural les permitiría mejorar sus economías de subsistencia. Sin embargo, la alegría quedó truncada a las pocas horas. A su regreso, el helicóptero en el que viajaban se estrelló sin dejar supervivientes.
La catástrofe hizo que de un plumazo desaparecieran de la escena gran parte de los líderes de la conservación de Nepal. ¿Cómo iba a reponerse el país de tamaña pérdida de experiencia y capacidad de trabajo? Pronto se hizo patente que Nepal necesitaba con urgencia que una nueva generación tomara el relevo y siguiera con la labor de quienes habían perdido la vida de forma tan trágica. Se requerían nuevos talentos al servicio de la conservación de estos hábitats montañosos donde se yerguen algunas de las cimas más altas de la Tierra.
Nepal necesitaba con urgencia que una nueva generación tomara el relevo en el mundo de la conservación
Aunque entonces aún era demasiado joven para saberlo, un muchacho de 14 años llamado Rinzin Phunjok Lama fue una de las personas que pronto tomaría el testigo. Miembro de la comunidad budista tibetana de Nyinba, una pequeña aldea del distrito de Humla, en el noroeste de Nepal, Rinzin se convertiría en uno de los líderes de la nueva hornada de conservacionistas de su país y en un biólogo de renombre internacional.
Precisamente esta trayectoria le llevaría a ganar en 2021 el Premio Rolex a la Iniciativa, unos galardones que se otorgan desde hace más de 40 años para apoyar proyectos y personas que pueden cambiar el mundo. Hombres y mujeres que, como Rinzin, demuestran tener el coraje y la convicción necesarios para asumir grandes desafíos.
En el caso de este joven nepalí, dedicar su vida a preservar el ecosistema donde habitan especies tan emblemáticas como el leopardo de las nieves, el lobo del Himalaya , el oso tibetano o el yak salvaje es casi un honor.
Los orígenes de Rinzin
El detonante que hizo que Rinzin emprendiera su camino como conservacionista se produjo cuando tenía 17 años. Nunca lo olvidará, pues fue la primera vez que vio un leopardo de las nieves.
Tras estallar la guerra civil, en 1996, sus padres consideraron que en Katmandú estaría más seguro que en su pueblo natal. El caso es que acababa de regresar de la capital después de terminar la secundaria cuando le ocurrió algo que cambiaría su vida: estaba caminando por la montaña cuando de repente vio una pareja de leopardos de las nieves. Entonces apenas sabía nada de ellos. Para él eran simplemente dos gatos enormesy se asustó tanto que hasta cogió una piedra por si tenía que defenderse. Aquel encuentro le marcó la vida y fue la inspiración que le llevó a convertirse en un biólogo dedicado a la preservación de este magnífico felino.
FOTO: THOMAS SBAMPATO/IMAGEBROKER/AGE FOTOSTOCK
Los leopardos de las nieves están adaptados a sobrevivir en ecosistemas alpinos extremos y son sumamente esquivos. La mejor temporada para avistarlos es el invierno, aunque son muy difíciles de ver.
Sin duda es un objetivo loable porque la población de esta especie de leopardo ha caído un 20% en los últimos 20 años. Las causas de su declive son la caza ilegal y la pérdida de hábitat.
La primera, a manos de los furtivos que comercian con su piel y sus huesos, muy demandados en la medicina tradicional asiática, o a manos de los ganaderos, que los abaten para que no ataquen a su ganado.
La segunda, a consecuencia del cambio climático, la deforestación, los incendios forestales, la ganadería y la construcción de nuevas infraestructuras. En libertad hoy subsisten alrededor de 4.000 ejemplares, repartidos por las altas montañas de 12 países de Asia, sobre todo en Nepal, Bután, China, India, Pakistán, Afganistán, Rusia y Mongolia.
Después de aquel encuentro impactante, Rinzin Phunjok Lama decidió formarse como conservacionista y se graduó en el Instituto Forestal de Pokhara, a 200 kilómetros al oeste de Katmandú. Luego, becado por World Conservation Network, se fue a estudiar a Alemania.
Un pionero en su propia tierra
Años más tarde regresaría a Nepal convertido en el primer graduado en Ciencias Ambientales de Humla, su pueblo natal. Por el camino conoció a un hombre al que admiraba muchísimo: el biólogo Rodney Jackson, natural de Zimbabwe y uno de los mayores expertos en el leopardo de las nieves. Jackson, quien acabó siendo su mentor, había ganado un Premio Rolex en 1981 que le permitió iniciar el mayor estudio sobre leopardos de las nieves hasta el momento… Colocó radiocollares a algunos ejemplares y esto le permitió hacer un exhaustivo seguimiento de la especie durante dos décadas.
Y es que, para Jackson, en la actualidad la esperanza para el leopardo de las nieves reside en gente joven como Rinzin Phunjok Lama
Por si fuera poco, en su Humla natal Rinzin logró una proeza: aprendió a fotografiar al enigmático felino con cámaras trampa. Su aprendizaje se materializó por primera vez un 28 de julio, justo el día de su cumpleaños. Así, poco a poco su proyecto para proteger al leopardo, y en general a todas las especies del ecosistema transhimalayo, fue tomando forma.
El primer paso fue ganarse la confianza de las comunidades locales, en especial la de los pastores. Para ellos, el leopardo de las nieves representa al asesino que causa estragos en los rebaños de yaks, su principal fuente de sustento. Acostumbrados a pacer en el mismo lugar que otra de las presas favoritas del leopardo, la cabra azul del Himalaya, los rumiantes se juntan siempre en las mismas zonas, algo que saben muy bien los leopardos, quienes salen de caza en las horas crepusculares.
Para las comunidades locales el leopardo de las nieves representa al asesino que causa estragos en los rebaños de yaks, su principal fuente de sustento
Así pues Rinzin se preguntó: ¿Cómo podía resolver ese conflicto?
Desde su punto de vista, tenía que encontrar un planteamiento integrador que protegiera a la vez al ganado y al depredador. Se le ocurrieron dos sistemas: por una parte, colocar una luz de carga solar que emite haces de colores en los lugares donde descansan los yaks. De este modo, el leopardo asocia esos dispositivos luminosos a la presencia humana y no osa acercarse. Eso, además de disuadir a los felinos, lleva parejo otro beneficio: los pastores duermen mucho más relajados.
Y por otra parte, construir corrales de piedra a prueba de depredadores.
Más allá de estas dos soluciones, el fundamento de su misión es contar con la confianza y la implicación de los pastores. Rinzin habla mucho con ellos, pues son los primeros que pueden beneficiarse de la preservación del leopardo de las nieves, pues la especie tiene un gran potencial para atraer turismo de naturaleza y, en consecuencia, para generar riqueza en el territorio.
Por eso anima a las gentes de Humla a establecer pequeños negocios que ofrezcan desde productos ecológicos locales o piezas de indumentaria tradicional hasta actividades de senderismo y ecoturismo.
De este modo su labor beneficiará a las comunidades locales. Y así se sentirán empoderadas para participar en la conservación del hábitat que les rodea.
Otra línea de trabajo que desarrolla permanentemente es la educación ambiental. Rinzin acude con frecuencia a las escuelas para explicar a los niños y niñas los secretos del elusivo leopardo.
FOTO: ©TASHI R. GHALE
Rinzin Phunjok Lama charla en el interior de una tienda con un grupo de pastores locales, a los que anima a involucrarse en la preservación de la fauna de este rico ecosistema.
Su objetivo es despertar su interés por la conservación de la vida salvaje y motivarlos a convertirse en los conservacionistas del futuro en sus comunidades. Pero no quiere que sus acciones se constriñan al ámbito natural del leopardo de las nieves. El mensaje debe llegar a cuanta más gente mejor. Por eso ha lanzado un programa de radio en Nepal que difunde temas de conservación que los pastores de Humla escuchan a través de pequeñas radios portátiles.
Aparte de todas estas iniciativas dirigidas a la población, Rinzin tiene claro que han de seguir adelante con la investigación e implementar las medidas más efectivas para salvaguardar a las especies de este ecosistema.
Para ello, junto con su equipo, formado por jóvenes conservacionistas locales, exploran y documentan toda la biodiversidad de la zona. Quieren identificar las áreas prioritarias tanto para proteger las especies que existen como para recuperar las que se hallan en declive. Sabe que tiene trabajo para rato y eso le hace feliz.
En la vida se necesita pasión y un sentimiento de aventura. Eso es precisamente lo que su trabajo le ofrece cada día a este investigador enamorado del lugar donde nació y las especies que lo habitan.