Es una de las fotos más populares de la historia... y estuvo a punto de no ser. Como casi todas las grandes historias, la casualidad, el cambio de opinión a última hora, el azar o una combinación de todos ellos provocó que la edición de junio de 1985 de National Geographic abriese con una imagen tan impactante entonces como icónica ahora: la foto de la niña afgana.

Su autor, Steve McCurry, cuenta en su libro Untold: The Stories Behind The Photographs que la publicación de la foto en portada fue una decisión de última hora del director de la revista, en contra del consejo de su editor gráfico, que había elegido un retrato de la misma niña en el que se tapaba la cara. Otra imagen merecedora de ser portada, ciertamente. McCurry recuerda la mirada cargada de misterio y el recelo de la joven: aquel hombre era un desconocido, y nunca la habían fotografiado. El campo de refugiados en Pakistán era un laberinto caótico de tiendas de campaña. En el interior de una de ellas, la de la escuela, aquella niña fue lo primero que llamó su atención. Al percibir su timidez, la abordó en último lugar. Ella accedió a posar.

Para realizar la fotografía de la niña afgana empleó una cámara Nikon FM2 y unas lentes Nikkor 105mm Ai-S F2.5

La intrahistoria le añade un poco más de mística a la narración, ya que McCurry fue el fotógrafo que reveló el último carrete de la Kodachrome 64, la mítica película surgida en la década de 1930. Para realizar la fotografía de la niña afgana, además, el estadounidense empleó una cámara Nikon FM2 y unas lentes Nikkor 105mm Ai-S F2.5

Hoy sabemos el nombre de la protagonista: Sharbat Gula. Y algunas curiosidades más de aquella imagen que ha dado la vuelta al mundo.

Aquí recopilamos algunas de las mejores fotos de Steve McCurry.

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