Los ingenieros alemanes estudian los mecanismos de vuelo de la lechuza común con un objetivo: diseñar perfiles aerodinámicos que reduzcan el impacto acústico y que sean aplicables a la aviación. Estas rapaces nocturnas localizan sus presas mediante métodos acústicos, por lo que no pueden distraerse con el sonido de su propio aleteo.
La clave del sigilo de la lechuza es la lentitud de su vuelo, sin apenas aleteo.
La pronunciada curva de las alas supone una gran ventaja: en la cara superior de estas se crea una baja presión que las aspira hacia arriba, dice Thomas Bachmann, investigador principal del estudio. Las plumas también desempeñan su función. Las lechuzas poseen un plumaje denso y suave que amortigua el sonido. Los flecos situados en los bordes también podrían servirles para reducir las turbulencias. —Johnna Rizzo