El viernes 13 de noviembre de 2020, la isla habitada más remota de la Tierra se convirtió, por encima y por debajo de las olas del mar, en uno de los santuarios para la vida silvestre más grandes del mundo. El resultado ha sido posible gracias a la suma del trabajo de más de una decena de asociaciones internacionales —algunas tan prestigiosas como el Museo de Historia Natural de Londres o la National Geographic Pristine Seas— y a la férrea voluntad de la comunidad local de proteger la naturaleza.

"Nuestra vida siempre se ha basado en nuestra relación con el mar" explica James Glass, máximo cargo político de la isla. "La comunidad de Tristán está profundamente comprometida con la conservación. Por ejemplo, en tierra, ya hemos declarado protegido más de la mitad de nuestro territorio. Sin embargo el mar es nuestro recurso vital; para nuestra economía y en última instancia para nuestra supervivencia a largo plazo. Es por eso que estamos protegiendo completamente el 90% de nuestras aguas, y estamos orgullosos de poder desempeñar un papel clave en la preservación de la salud del océano" añade.

Casi 700.000 kilómetros cuadrados del territorio circundante al archipiélago se unirán al llamado Cinturón Azul para la protección marina del Reino Unido

El archipiélago tiene una larga historia en lo que a la lucha por la protección de su entorno de refiere. Este último éxito es el resultado de 20 años de arduo trabajo que comenzó como un esfuerzo conjunto entre la Real Sociedad para la Protección de las Aves -RSPB´s por sus siglas en inglés- y el gobierno de las islas para sentar las bases para la gestión y conservación de su pesquería de langosta, una de las más sostenibles de su clase en la actualidad.

Gracias a ello, dos décadas de incansables esfuerzos después, la comunidad de Tristán de Acuña, una pequeña cadena de islas de dominio británico situadas a más de 9.600 kilómetros de Londres en el Atlántico Sur, ha declarado que casi 700.000 kilómetros cuadrados de sus aguas se unirán al llamado Cinturón Azul para la protección marina del Reino Unido, un proyecto que responde a la ambición del gobierno británico de liderar el objetivo mundial de proteger el 30% de los océanos del mundo para el año 2030.

Mapa del nuevo área protegida
Foto: Gobierno de Tristán de Acuña

Con la entrada en vigor de la figura de protección, los habitantes del archipiélago se convierten en los guardianes de la que ya es la zona de exclusión pesquera más grande de un océano, el Atlántico, relativamente desprotegido; y la cuarta más grande del planeta. En cifras exactas, el nuevo área de protección cuenta con 687.247 kilómetros cuadrados, casi tres veces el tamaño del Reino Unido, que salvaguardarán uno de los entornos marinos más prístinos del mundo y las especies que habitan en su seno, entre las que se incluyen albatros y pingüinos, además de ballenas, tiburones y focas.

"Tristán de Acuña es un lugar como ningún otro. Las aguas que rodean este remoto territorio de ultramar son algunas de las más ricas del mundo" declara por su parte Beccy Speight directora ejecutiva de RSPB´s. "Decenas de millones de aves marinas se elevan sobre sus acantilados; pingüinos y focas se apiñan en sus playas, y tanto ballenas como varias especies de tiburones amenazados se alimentan y reproducen en los cañones de sus aguas profundas. Hoy podemos decir que todo esto está protegido" concluye.