Hacía 50 años que la isla de La Palma no sufría las consecuencias de una erupción volcánica terrestre hasta que las grietas ocasionadas en la Cumbre Vieja el pasado domingo encendieron las señales de alarma. Un nuevo volcán había entrado en erupción tras sufrir las sacudidas del enjambre sísmico que venía azotando a la isla desde hacía una semana. Ahora, la lengua de lava originada por la erupción avanza hacia el océano arrasando todo a su paso. Sin oposición posible, la lava ya ha engullido más de 320 viviendas y amenaza al municipio de Todoque.

Varias personas observan a lo lejos como una de las bocas del volcán de la Cumbre Vieja expulsa lava a la superficie.
Foto: Cordon Press

Sin embargo, para los más experimentados del lugar esta no es la primera erupción volcánica que han visto con sus propios ojos. Catalogadas como áreas de origen volcánico por el Instituto Geográfico Nacional (IGN), las Islas Canarias mantienen una relación estrecha con estos fenómenos que dieron forma a su orografía a lo largo de los siglos.

Sin ir más lejos, los datos recogidos históricamente desde el siglo XV muestran que el archipiélago ha sido testigo de 19 erupciones volcánicas. Algunas de ellas fueron submarinas, como el caso del volcán Tagoro, que hace justo una década se abrió paso en la costa de El Hierro, mientras que otras como la del Timanfaya –iniciada en 1730– llegaron a durar un total de 6 años, moldeando como hoy conocemos la isla de Lanzarote y el parque nacional que lleva su mismo nombre.

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Todos los mayores de 72 años naturales de la isla de La Palma han sido testigo de tres erupciones. La primera ocurrió en el año 1949 cuando el volcán San Juan entró en erupción y la última en 1971, cuando la lava surgió del Teneguía en la que era hasta el momento la última erupción terrestre de la historia de España. De este modo, 50 años separan las erupciones del volcán de la Cumbre Vieja y del Teneguía, aunque con distintas características.

Misma isla, distintas características

En primer lugar, el Teneguía expulsó a lo largo de los 24 días que estuvo en erupción una cifra aproximada a los 43 millones de metros cúbicos de lava, una cifra que supone el doble de las estimaciones iniciales del volcán de la Cumbre Vieja, pues los datos indican que contendría en su interior entre 17 y 20 millones de metros cúbicos de magma.

Sin embargo, la gran diferencia entre estas dos últimas erupciones se muestra en los daños materiales: mientras que el Teneguía únicamente arrasó buena parte de los cultivos de vid de la zona sur de la isla debido a su localización cercana a la costa, además de algunas viviendas y vías de comunicación, la lava emanada por el volcán de la Cumbre Vieja debe realizar un viaje de más de 6 kilómetros en línea recta hasta la costa, arrasando viviendas, cultivos, infraestructuras y vías de comunicación a su paso.

Un agente de la Guardia Civil observa la colada de lava a su paso por una de las vías de comunicación de La Palma.
Foto: Cordon Press

En cuanto a las pérdidas humanas, la erupción del Teneguía costó la vida de una persona como consecuencia de la inhalación de los gases tóxicos emitidos por el volcán, mientras que en la erupción actual no se han lamentado víctimas por el momento.

Sin embargo, la situación personal de los habitantes de La Palma sí que ha cambiado desde la última erupción. La cercanía a la costa del Teneguía hizo que la lava se precipitase hacia el mar, por lo que los daños materiales se cifraron en 6 millones de pesetas y la isla aumentó su superficie en unos dos millones de metros cuadrados como consecuencia del encuentro de la lava con el agua.

Pérdidas materiales del desastre

En esta ocasión la erupción se ha producido en un lugar mucho más alejado de la costa, por lo que la colada de lava de más de 10 metros de altura sigue su avance de camino a la costa arrasando todo a su paso. Ya son más de 320 las viviendas que han sucumbido ante el avance de una lava que fluye a temperaturas cercanas a los mil grados, mientras que se espera que algunos de los momentos más comprometidos de la actual erupción tengan lugar cuando la lava entre en contacto con el mar.

50 años separan a estos dos fenómenos provocados por la acumulación de miles de terremotos en la isla de La Palma. El 26 de octubre se cumplirá la efeméride y, para entonces, las cicatrices de la lava aún marcarán el corazón de la isla.

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