Aunque sus vistas bien pudieran parecen de otro planeta, el archipiélago noruego de Svalbard es uno de los rincones más salvajes del planeta. Tierra de osos polares y auroras boreales, estas islas ubicadas entre el mar de Barents y el mar de Groenlandia componen un paisaje de una belleza natural indudable.
El Océano Glacial Ártico marca el carácter de este archipiélago, que desde 1920 se denomina Svalbard o "costa fría" en noruego antiguo, pero el calentamiento global está haciendo mella en estas islas y en el modo de vida de sus habitantes, poco acostumbrados al calor debido a la latitud en la que se encuentran.
Fue también en 1920 cuando se redactó el Tratado de Svalbard, un documento que reconoce la soberanía de Noruega sobre estos territorios, además de otorgar al resto de estados firmantes de la Unión Europea el acceso equitativo a los recursos de sus aguas. Esta tierra de hielo no solo es el hogar de algunas de las especies animales más icónicas del Ártico, sino que también esconde bajo tierra uno de los secretos mejor guardados de la humanidad.