El perro de Groenlandia, una raza milenaria que abrió el camino de la exploración ártica

Una mirada íntima a la majestuosa raza de perros árticos que ha servido de apoyo para los Inuit durante siglos a través de las imágenes del fotoperiodista sudafricano Danie Ferreira.

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David Miranda

Periodista especializado en política internacional y naturaleza

Si algo ha marcado la historia del ser humano ha sido su afán por traspasar fronteras. El anhelo de grabar el nombre con letras de oro en los libros de historia de la exploración ha servido como fuente de inspiración para miles de aventureros durante siglos, llevándolos hasta los confines más inhóspitos del planeta con el objetivo de descubrir territorios inexplorados con los que deslumbrar al mundo. Sin embargo, como en toda historia, las gestas no se consiguen sin ayuda.

Las páginas de la exploración ártica están repletas de nombres y apellidos, pero faltan las huellas dactilares de aquellos que recorrieron a pie miles de kilómetros para hacer posible que la conquista del Polo Norte dejase de ser una idea para convertirse en realidad. Aunque quizá en este caso sea más acertado hablar de almohadillas. Los perros de Groenlandia llevan siglos conviviendo con las tribus Inuit y su historia milenaria se remonta hasta más de 4.000 años atrás. Sin su trabajo en equipo, es posible que una de las páginas más laureadas de la exploración todavía estuviese en blanco.

Una raza legendaria

Foto: Danie Ferreira / Out in the Cold (North Volume)

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Una raza legendaria

Duros y de carácter reservado, los perros de Groenlandia son conocidos por ser la gran ayuda de las tribus Inuit en sus peripecias árticas por su increíble capacidad de trabajo, resistencia y austeridad. Estas tres características los hacen perfectos para la caza y el transporte en una de las regiones menos acogedoras del planeta. Vivir en una latitud tan septentrional y soportar temperaturas bajo cero no es para todo el mundo, pero esta raza perteneciente a los Spitz polares se ha adaptado a la perfección.

Su linaje, una familia de la que también provienen el Husky siberiano, el Samoyedo o el Akita Inu, entre otros, comparte una característica única: los Spitz poseen dos capas de pelo, una primera más corta y lanosa que los protege de las condiciones más duras; y una segunda capa de pelo largo y liso más densa. Su adaptación al medio es única desde hace tantos años que son una de las razas más antiguas del planeta: aislado en las regiones más al norte del mundo y utilizado para tirar de trineos, el perro de Groenlandia luce un pelaje tan espeso que tendría dificultades para vivir en zonas más templadas. 

De camino al desierto blanco

Foto: Danie Ferreira / Out in the Cold (North Volume)

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De camino al desierto blanco

Los perros de Groenlandia son algunos de los protagonistas de Out in the Cold, el último proyecto del fotógrafo Danie Ferreira, donde trata de mostrar la realidad de las regiones polares de la Tierra a través de una mirada íntima y personal. Groenlandia, las islas Svalbard, el mar de Barents o el Ártico canadiense son algunas de las regiones del planeta que ha atravesado este fotógrafo sudafricano en busca de las estampas que mejor reflejan la vida diaria en algunas de las zonas más inhóspitas del mundo

El líder de la expedición

Foto: Danie Ferreira / Out in the Cold (North Volume)

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El líder de la expedición

Incluso en la actualidad, las expediciones de exploración ártica siguen utilizando al perro de Groenlandia como el mejor recurso posible a la hora de abrir camino entre la nieve y el hielo. Están adaptados a las condiciones más frías de Groenlandia y hacen gala de un lenguaje muy particular para comunicarse con sus dueños: no ladran, sino que aúllan para expresar pena o alegría, ya sean simples o a coro.

Su carácter es un reflejo del áspero entorno en el que viven, pues son enérgicos, audaces y con un gran instinto para la caza, una cualidad especialmente útil en un entorno en el que la comida escasea.

Los pilares de la exploración ártica

Foto: Danie Ferreira / Out in the Cold (North Volume)

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Los pilares de la exploración ártica

Entrenados desde cachorros, los perros de Groenlandia se acostumbran a los arneses desde sus etapas más tempranas para mostrar una capacidad de trabajo inusitada. Nunca escatiman en esfuerzos y poseen una fuerza mental que los hace perfectos para el trabajo en equipo a la hora de tirar de los trineos. Estos atributos tan inusuales hicieron que fueran las puntas de lanza de las expediciones a Groenlandia entre los siglos XIX y XX, además de numerosas expediciones en busca de minerales en las regiones árticas. 

Se sabe que el primer perro llegó a Groenlandia hace más de 4.000 años de la mano de la cultura Saqqaq, pero desde hace años varios países se han adjudicado la "paternidad" de esta raza tan icónica. Ahora, Dinamarca parece haber ganado esta batalla gracias a su mandato político sobre Groenlandia. 

El poder de la manada

Foto: Danie Ferreira / Out in the Cold (North Volume)

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El poder de la manada

Las historias de Fridtjof Nansen, Robert Peary, Roald Amundsen o Frederick Cook no se entenderían sin estos fantásticos compañeros de viaje. Algunos lograron saborear las mieles del éxito mientras que otros se quedaron por el camino, pero todos contaron con los perros de Groenlandia para tirar del trineo en sus expediciones. Gracias en parte al éxito de estas aventuras polares, los ejemplares de esta raza también conocida como Esquimal de Groenlandia experimentaron un verdadero auge en la década de 1950, cuando su popularidad se extendió por todo el mundo.

Las huellas del Ártico

Foto: Danie Ferreira / Out in the Cold (North Volume)

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Las huellas del Ártico

En la actualidad, el perro de Groenlandia sigue siendo de vital importancia para esta zona del mundo. Son ellos mismos los que mantienen la raza a salvo debido a las duras condiciones del terreno y su esquivo carácter: es un perro poco adaptado a la civilización dado el medio en el que nace y crece, con todo lo que ello conlleva, por lo que solo lo más sanos y fuertes pueden proliferar. En un entorno apropiado, estos perros son enérgicos, robustos, vigilantes y hacen gala de una mentalidad de manada muy especial, convirtiéndolos en imprescindibles todavía a día de hoy para la supervivencia de las comunidades Inuit que habitan la región.

Su carácter austero hace que necesiten de muy poco para sobrevivir, aunque sí que tienen una única demanda: necesitan descargar su inmensa energía y poderío físico a través de largas carreras que suelen disfrutar en manada. Sin duda, se trata de una raza tremendamente especial que no solo ha puesto de su parte para que no quede ningún rincón de la Tierra sin explorar, sino que también siguen siendo la gran ayuda de todos aquellos que siguen habitando los rincones más duros e inhóspitos del hemisferio norte.

Las imágenes de este artículo pertenecen a Out in the Cold, el libro fotográfico de Danie Ferreira publicado por Hurtwood en el que recoge las imágenes de sus expediciones en ambos polos del planeta.