Si algo ha marcado la historia del ser humano ha sido su afán por traspasar fronteras. El anhelo de grabar el nombre con letras de oro en los libros de historia de la exploración ha servido como fuente de inspiración para miles de aventureros durante siglos, llevándolos hasta los confines más inhóspitos del planeta con el objetivo de descubrir territorios inexplorados con los que deslumbrar al mundo. Sin embargo, como en toda historia, las gestas no se consiguen sin ayuda.
Las páginas de la exploración ártica están repletas de nombres y apellidos, pero faltan las huellas dactilares de aquellos que recorrieron a pie miles de kilómetros para hacer posible que la conquista del Polo Norte dejase de ser una idea para convertirse en realidad. Aunque quizá en este caso sea más acertado hablar de almohadillas. Los perros de Groenlandia llevan siglos conviviendo con las tribus Inuit y su historia milenaria se remonta hasta más de 4.000 años atrás. Sin su trabajo en equipo, es posible que una de las páginas más laureadas de la exploración todavía estuviese en blanco.
Las imágenes de este artículo pertenecen a Out in the Cold, el libro fotográfico de Danie Ferreira publicado por Hurtwood en el que recoge las imágenes de sus expediciones en ambos polos del planeta.