Fotografía ganadora en la categoría: Animals in their Environment y ganadora absoluta de la competición
Con una expresión de puro éxtasis, una tigresa se abraza un antiguo abeto de Manchuria, frotando su mejilla contra la corteza para dejar secreciones de sus glándulas olfativas. Se trata de una tigresa de Amur, o siberiana que habita en el Parque Nacional Tierra del Leopardo, en el Lejano Oriente Ruso. Esta especie, ahora considerada la misma subespecie que el tigre de Bengala, se encuentra solo en esta región, y cuenta con un pequeño número de ejemplares que sobreviven en la frontera de China y posiblemente otros tantos en Corea del Norte.
Cazados casi hasta la extinción durante el siglo pasado, la población de tigres de Amur todavía está amenazada por la caza furtiva y la tala, que también afecta a sus presas, principalmente ciervos y jabalíes. No obstante, censos recientes aún no publicados oficialmente y realizados con cámaras trampa indican que una mayor protección de la especie puede haber dado como resultado un aumento de sus poblaciones hasta los 500 o 600 ejemplares, un aumento que se espera que se confirme en un censo formal futuro.
Las bajas densidades de presas significan que los territorios de los tigres son enormes. Sergey sabía que sus posibilidades eran escasas, pero estaba decidido a tomar una fotografía del animal tótem de su tierra natal siberiana. Buscando señales en el bosque, concentrándose en árboles a lo largo de rutas regulares donde los tigres podrían haber dejado mensajes (olor, pelos, orina o marcas de rasguños), instaló su primera cámara trampa en enero de 2019 frente a este gran abeto. Pero no fue hasta noviembre que logró la imagen que había planeado, la de una magnífica tigresa en su entorno forestal.
Nikon Z-7 + 50mm f1.8 lens; 1/200 sec at f6.3; ISO 250; Cognisys camera-trap system.
Foto: Sergey Gorshkov / Wildlife Photographer of the Year 2020 / Natural History Museum, London