La hiena es un animal muy interesante por varias razones. Aunque pueden asemejarse extremadamente a los perros, este mamífero africano está más estrechamente relacionado con los gatos. Pese a compartir comportamientos como el modo de aseo, el marcado del territorio mediante olores, el apareamiento y la forma de criar a su progenie con ciertos felinos; o presentarse como animales corredores que atrapan a sus presas con los dientes como los cánidos, a parte de compartir otras características morfológicas con estos, las hienas no pertenecen a ninguna de las dos familias anteriormente citadas, sino que conforman una familia propia llamada Hyaenidae, en la cual aparecen representadas cuatro especies.
Una de las características que hacen especial a Crocuta crocuta -una de estas cuatro especies identificadas y más conocida como la hiena moteada- diferenciándola no solo del resto de la familia, sino de todos los demás mamíferos, es un aspecto que te puede hacer dudar seriamente sobre el sexo del animal en cuestión. Perdonaremos la inexperiencia y el asumir, dado el caso, tomar por macho a una hiena moteada cuando en realidad se trata de una hembra.
Las hembras de Crocuta crocuta, más agresivas y dominantes que los machos, han evolucionado para poseer un pseudopene y un pseudoescroto
Mientras que el sistema reproductivo y urinario de los mamíferos sigue siendo en su mayoría similar y común al conjunto de los mismos, las hembras de Crocuta crocuta, más agresivas y dominantes que los machos, han evolucionado para poseer un pseudopene y un pseudoescroto; en términos coloquiales, un pene y escroto falsos.
El origen del pseudopene de las hienas
Una de las varias teorías para el origen de este pseudopene postula que evolucionó con una función protectora: para que las hienas se apareen, la hembra debe retraer voluntariamente el canal del pseudopene para facilitar la cópula. Esto proporciona a las hembras, al contrario que sucede en otras muchas especies, la última decisión a la hora de aparearse. Esta capacidad de decisión se ve reforzada además, por el hecho de que este pseudopene presenta, del mismo modo, desafíos potencialmente fatales durante el nacimiento de los cachorros; tanto para estos como para la madre. Sobre todo si se trata de la camada de una madre primeriza. Es por ello que las hienas hembras son tremendamente selectivas con quien se aparean.
Las hienas hembras son tremendamente selectivas con quien se aparean
En última instancia, esta dominación femenina ha dado lugar a un sistema social matriarcal. En esta, por ejemplo, a la hora de alimentarse de una presa, el varón situado en lo más alto de la jerarquía de los machos, está subordinado a la hembra de menor rango en la jerarquía de hembras.
Por otro lado, mientras las hembras permanecen en el mismo clan de por vida, los machos, una vez maduran sexualmente, han de abandonar el clan en busca de otro que los acoja. Del mismo modo, los macho tampoco desempeñan papel alguno en los cuidados parentales. Mientras, las hembras a menudo formarán coaliciones fuertes y protectoras con sus hijas, las cuales reforzarán el matriarcado generación tras generación. La formación de estas alianzas entre las hembras relacionadas ayuda a mantener el estatus social heredado dentro del clan, lo que mejora en gran medida las posibilidades de supervivencia del grupo. El éxito de la estrategia, la cual les ha permitido sobrevivir durante generaciones en los desiertos de África central y del sur, es más que evidente.