El Bounty fue un carguero convertido en velero armado para el transporte de árboles del pan entre Tahití y el Caribe. Pasó a la historia por el motín que se declaró a bordo el 28 de abril de 1789 siendo capitán William Blight, que había servido al mando de James Cook.
El motín fue todo un acontecimiento en su época por el asombroso viaje de 4.000 millas que, después de ser abandonados en alta mar y con la sola ayuda de un sextante y un reloj, realizaron Blight y sus leales en un bote hasta llegar a tierras civilizadas. Una singladura heroica que Blight consiguió sin perder un solo hombre.
La costumbre de Bligh de registrarlo todo minuciosamente sirvió para que un curioso animal ingresara en los anales de la historia natural. En 1793 Bligh, al mando del Providence, descargó en Port Royal, Jamaica, un “bosque flotante” de 1.200 árboles del pan destinados a servir como comida a los esclavos de las Antillas.
Durante la travesía, el Providence hizo la aguada en Adventure Bay, Tasmania, en donde la oficialidad tuvo una interesante experiencia gastronómica. Uno de los oficiales del buque, George Tobin, que ejercía como naturalista eventual, cazó un animal al que describió como "una especie de perezoso del tamaño aproximado de un lechón asado con una trompa de cinco a siete centímetros de longitud […] En el dorso tenía cortas púas como las del puercoespín […] El animal fue asado y resultó de un sabor delicado".
Foto: Lámina de Friedrich Johann Justin Bertuch.
Sin saberlo, puesto que nadie salvo los aborígenes lo habían visto antes, los oficiales del Providencecenaron esa noche un equidna, uno de los animales más extravagantes de Australia. Este mamífero, estrechamente emparentado con el ornitorrinco, puede alcanzar los 7 kilos, come hormigas y pone huevos. El meticuloso Bligh hizo un dibujo del animal antes del banquete y lo llevó de vuelta a Inglaterra. En 1802 apareció como una figura que acompañaba la primera descripción anatómica del equidna, hecha por sir Everard Home en las Philosophical Transactions of the Royal Society.
Características de una especie única
Los mamíferos monotremas representan únicamente tres géneros: Ornithorhynchus anatinus, el ornitorrinco, que vive en Australia oriental y Tasmania. Tachyglossus aculeatus, el equidna común, que vive en toda Australia y Nueva Guinea. Por último tres especies de Zaglossus, los zaglosos o equidnas de pico largo, que solo viven en las montañas de Nueva Guinea. Los equidnas viven en tierra firme y son mirmecófagos que se alimentan de hormigas y termitas, a las que capturan con un "pico" anatómicamente similar al de los ornitorrincos, pero de forma tubular.
Por su aspecto externo y sus características anatómicas y reproductivas, se tiende a considerar a los monotremas como un grupo muy primitivo de mamíferos. Como sucede con el camello o con los peces pulmonados, los equinas hacen gala de una anatomía tremendamente singular.
Foto: Taronga Conservation Society Australia
Monotrema en griego significa "un solo agujero". Como ocurre en reptiles y aves, el ano, el tracto urinario y el tracto reproductor desembocan en una sola apertura común: la cloaca. Lo que resulta aún más reptiliano y asombroso en los monotremas es que lo que emerge de la cloaca no sean crías, sino huevos.
Estos huevos tienen un tamaño de dos centímetros y están provistos de una cáscara dura y áspera de color blanco que contiene el nutrimento para alimentar a la cría hasta que ésta se encuentra en condiciones de salir del cascarón. Una operación que realiza con el expeditivo estilo de reptiles y aves, rompiéndolo con la ayuda de una protuberancia del extremo del pico.
El ano, el tracto urinario y el tracto reproductor desembocan en una sola apertura común: la cloaca
Los monotremas segregan leche para amamantar a las crías, el sello distintivo de los mamíferos. No obstante, las hembras carecen de pezones y la leche, al igual que en las palomas, sale de unos poros distribuidos por una amplia zona de la epidermis ventral, de donde la cría la succiona firmemente agarrada a los pelos de la madre. Las extremidades de los monotremas están un poco más separadas que las de los mamíferos normales, rasgo que se refleja en el característico contoneo de los equidnas. Sin llegar a ser exactamente reptiliano, tampoco es el andar propio de todo mamífero.
Un extravagante aparato reproductor
Cuando el siglo XVIII tocaba a su fin, George Shaw, conservador del Museo Británico, proporcionó la primera descripción científica del equidna y, sin conocer su anatomía interna ni pensárselo dos veces, lo incluyó entre los osos hormigueros gigantes de América del Sur, con los que no tienen parentesco alguno más allá de su condición de vertebrados. Diez años después, gracias a una detallada disección, Home descubrió la extraña mezcla de características de reptiles y mamíferos que desde entonces ha inspirado interés y sorpresa entre los biólogos cuando se enfrentan a la paradoja de los mamíferos ovíparos de Australia.
En 1802, Home (quien con más acierto que Shaw lo llamó Ornithorhynchus hystrix) describió al equidna como si no estuviera completo en términos de un mamífero, es decir, como una forma degradada por rasgos de los grupos reptilianos considerados como vertebrados “inferiores”. De ese modo, la carga de primitivismo quedó para siempre asociada a los equidnas.
Foto: Luis Monje
Pero los equidnas guardaban un as en la manga (o mejor dicho, en la cloaca) mucho más importante como defensa absoluta de su preeminencia reproductora entre los cordados: su pene 4x1. Como dibujó Home con la quirúrgica precisión de un anatomista experto, los equidnas tienen penes con cuatro salidas al exterior situadas en otros tantos glandes, aunque no todas son funcionales a la vez, sino que van rotando, y el animal, cuando logra copular después de un endiablado ritual, usa una mitad, con dos glandes cada vez.
En sus parientes más cercanos, los ornitorrincos, el pene también es extraño y termina en forma de horquilla, aunque solo el lado izquierdo es funcional, porque en la hembra solo funciona el ovario izquierdo. En cuestión de sexo, cada uno es un mundo.
*Manuel Peinado Lorca es Catedrático de Biología Vegetal y Luis Monje es biólogo y profesor de fotografía científica, ambos en la Universidad de Alcalá de Henares. Esta nota apareció originalmente en The Conversation y se publica aquí bajo una licencia de Creative Commons.