National Geographic: Existen muchas organizaciones que luchan por el planeta, en vuestro caso estáis más centrados en los océanos, ¿puedes explicarnos qué sois y qué hacéis exactamente en OCEANA?


Ricardo Aguilar: Somos una organización relativamente joven en el año 2000 que nació con la idea de centrarse precisamente en los océanos. Es verdad que había ciertas organizaciones trabajando en la protección de los océanos, pero al final centraban gran parte de su actividad en tierra, dejando los océanos en un segundo lugar. En aquel momento se hizo un estudio y se vio que, aunque se estaba trabajando en el medio marino, normalmente no se invertía ni el 5% de los presupuestos de todas las organizaciones en la conservación marina. De modo que se vio la necesidad de impulsar ese ámbito. Así se puso en marcha OCEANA de manera internacional, empezando en Estados Unidos, Latinoamérica y Europa y pasando a tener una presencia cada vez más global.

Nuestra forma de trabajo es intentar conseguir que haya cambios legislativos, pues es un objetivo fundamental para la conservación marina. Estamos muy enfocados en la recuperación de los océanos, no solamente de conservación, intentando recuperar la abundancia que había en los océanos consiguiendo una mejor gestión de las pesquerías, una mejor gestión de los recursos en general, una protección de los hábitats, sobre todo aquellos que son más vulnerables y más productivos, que son fundamentales para la recuperación de los océanos… Y evitar también todas las actividades de origen humano que puedan tener un impacto nocivo: contaminación, destrucción costera…

Y gran parte de ese trabajo se ve acompañado de una investigación en el mar. Consideramos que es fundamental nuestra presencia en el mar para realmente conocer in situ esos problemas. Además es un aspecto muy importante, porque muchas veces nos encontramos con las excusas de los gobiernos diciéndonos que no pueden tomar medidas porque no tienen suficiente conocimiento. De este modo, evitando esos vacíos de conocimiento, queríamos poder contribuir con nuevas investigaciones en el mar.


NG: Entonces, ¿realmente sois independientes de gobiernos?


Ricardo Aguilar: Exacto. Es una organización independiente. Otra cosa es que hagamos proyectos con gobiernos y que a veces tengamos financiación de algún gobierno concreto o a través de proyectos en los que participamos con la Comisión Europea. En estos casos sí que podemos recibir, digamos, ese tipo de fondos, pero lo hacemos como una organización independiente.


NG: El mar es enorme, gigantesco, inabarcable… Como director de expediciones de OCEANA, ¿cómo decides a dónde debéis investigar, dónde existen esos vacíos de conocimiento de los océanos?


Ricardo Aguilar: Lo primero que hacemos es discutir sobre los problemas que queremos abordar, porque hay muchos problemas y no todos tenemos la capacidad de abordarlos todos. Entonces decidimos en aquellas cosas en las que tenemos mayor conocimiento, mejores especialistas y en los que podemos trabajar. Por ejemplo, hemos trabajado mucho en la creación de áreas marinas protegidas, porque esta era una de los grandes vacíos que existían en el ámbito marino.

Para que te hagas una idea, cuando empezamos a trabajar no estaba protegido ni el 0,5% de los océanos. Existían una serie de declaraciones y de acuerdos para proteger como mínimo un 10%, incluso se ha hablado de llegar hasta un 30%, pero la verdad es que estamos muy lejos de esos objetivos de Naciones Unidas en parte por esa falta de información. ¿Para qué proteger si no sabemos lo que hay en el mar? Y es donde nos hemos centrado, en analizar dónde existían esos agujeros de información, ver qué países estaban más retrasados, pues había países que ya habían protegido un 7-8% de sus aguas mientras que en otros no estaba protegido ni un 2%.

Este era el caso, por ejemplo, de Portugal, España, Malta, Chipre, Grecia… donde en muchos casos no era tanto la declaración de áreas marinas protegidas (que también faltaban en algunos sitios) sino que muchas veces, en esas zonas protegidas no se habían puesto planes de gestión porque les faltaba información. Es decir, se había protegido sobre el papel, se había cumplido con el expediente, pero luego no se estaban tomando las medidas para la protección. De manera más específica Malta no había protegido un 2% y ahora están protegidas el 85% de sus aguas. Cuando empezamos a trabajar, España y Portugal son los dos países con más aguas dentro de la Unión Europea, pero ninguno había protegido más del 1%. España ya está en un 10% y quiere llegar al 30%. Portugal ya ha propuesto el 10 por ciento de protección. Es decir, que las cosas han ido mejorando de una manera muy importante.


NG: Parece que existe un desconocimiento general de la población sobre los océanos… ¿Por qué son tan importantes a nivel de biodiversidad y para el ser humano?


Ricardo Aguilar: Muchas veces nos olvidamos de lo más obvio: sin los océanos no habría vida en el planeta. Los océanos son fundamentales no solamente para los ecosistemas marinos, sino también para los ecosistemas terrestres. Además en los mares existe una enorme diversidad biológica, mucho mayor que la que se encuentra en tierra. Y por último luego hay que tener en cuenta que los mares juegan un papel fundamental en muchísimas cosas que también nos hemos implicado en tierra. Aparte de la alimentación, a través de la pesca, los océanos son importantes en cuanto a fijación de CO2. ¡Y es que realmente el clima es una simbiosis entre el mar y la atmósfera! Todo lo que pase al mar le va a pasar al clima y el cambio climático ha sido una de las cosas que más se han notado en el mar. Ha tenido mucho más impacto la protección de los bosques terrestres, sin embargo, no se ha puesto tanto énfasis en proteger los bosques marinos esenciales en la formación del oxígeno necesario para la vida, por ejemplo.

Ricardo Aguilar analiza una de las imágenes submarinas obtenidas durante una inmersión.
Foto: Carlos Minguell


NG: Una de esas grandes zonas desconocidas hasta hace poco eran precisamente las zonas polares. Dentro de los océanos, los casquetes polares son esenciales para el planeta. ¿qué papel juegan en la dinámica de los océanos más allá de la subida del nivel del mar que provocan su derretimiento?


Ricardo Aguilar: Según van desapareciendo los casquetes polares tenemos menos capacidad de resistir el cambio climático, lo que provoca su aceleración. Además, su derretimiento provoca un cambio en las condiciones salinas así como cambios en las corrientes marinas. Una de las cosas que se investiga desde hace tiempo con bastante preocupación es cómo pueden cambiar algunas corrientes marinas. Este cambio supondría que algunos sitios que antes eran muy productivos, dejen de serlo. Además, las corrientes provocan cambios en la climatología de las distintas zonas de la tierra. Por ejemplo, la corriente del Golfo en el Atlántico, hace que Europa sea mucho más cálida que América en la misma latitud… Y esto puede cambiar si cambian las corrientes.


NG: Y hablando de estos peligro, ¿cuáles dirías que son las tres principales amenazas que acechan a los océanos?


Ricardo Aguilar: Yo creo que es el cambio climático, pues tiene implicaciones muy diferentes. Afecta al incremento del nivel del mar, con lo afecta a las zonas costeras; Afecta a las migraciones de las especies marinas; afecta a las corrientes, lo que provoca cambios en la productividad. Provoca también una acidificación del mar, afectando a muchos corales… Además, esos cambios en las temperaturas también pueden producir cambios físicos y químicos en el agua, pudiendo ocurrir que algunos compuestos que no eran tóxicos se vuelvan tóxicos.


Los cambios en las temperaturas tienen implicaciones muy diversas, pero obviamente el problema principal de los océanos no es una cosa concreta, sino la sinergia de muchas cosas. Si al cambio climático le unimos la contaminación, la sobreexplotación pesquera, la pérdida de hábitats… nos encontramos con que cada uno de estos problemas se va retroalimentando y al final es la sinergia de todos estos impactos la que es la que genera el caos que nos podemos encontrar.


NG: Centrándonos en España, gran parte de nuestra nuestra costa está bañada por el mar Mediterráneo, que es uno de los más amenazados. En el caso concreto del Mare Nostrum, ¿cuál es el problema principal que habéis detectado?


Ricardo Aguilar: El mar Mediterráneo tiene muchos problemas, en parte, porque es un mar semicerrado que tarda mucho en la renovación de sus aguas. Esto hace que los contaminantes no se diluyan tan fácilmente y aumente su concentración. Por ejemplo, se trata del mar más contaminado por hidrocarburos que existen en el planeta. Además, es el mar más contaminado por plásticos que existe. Es un mar en el que ha habido una sobreexplotación pesquera tremenda, donde prácticamente el 95% de los stocks están sobreexplotados. A nivel del cambio climático, el incremento de temperaturas está siendo mucho más rápido y el cambio de especies y de hábitats también se está produciendo de una manera muy veloz. Si a esto le añadimos la introducción de especies exóticas podemos decir que es un mar que está sufriendo un bombardeo constante de amenazas.


NG: Recientemente entrevistábamos a Manu Sanfélix y nos decía que en 10 años, tomando las medidas correctas, podríamos tener un mar Mediterráneo más parecido al de 1950 que en 2019; pero que si lo hacemos mal podemos dar el golpe de gracia, por así decirlo, en 10-15 años. ¿Qué medidas habría que tomar a medio, corto y largo plazo para para no quedarnos sin el mar Mediterráneo tal y como lo conocemos en la actualidad?


Ricardo Aguilar: Por una parte estamos hablando de algunas medidas internacionales, como a nivel del cambio climático. No vale solo con que los países del Mediterráneo decidan reducir las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero, porque se trata de un problema global.


Pero sí que hay cosas que se pueden hacer más regionalmente, por ejemplo, en el caso de contaminación por hidrocarburos, que es algo que hemos demandado muchas veces.


Otra medida sería la reducción del consumo de plásticos en todas las esferas, en todos los países del mar Mediterráneo, porque gran parte de estos plásticos se están acumulando en todos los ecosistemas, llegando incluso a zonas profundas. Otra medida clave es la recuperación de los stocks pesqueros, pues es fundamental no solamente para la alimentación, sino también para el turismo y en definitiva para toda la vida del Mediterráneo.


NG: En el Mediterráneo hay especies como la posidonia que son importantísimas pero que muchas veces no son tan atractivas visualmente. Sin embargo, una de las especies que más preocupan del planeta sí es visualmente muy atractiva, como son los corales. Quizá mucha gente no lo conozca, pero en el Mediterráneo existen corales. ¿En qué situación se encuentran?


Ricardo Aguilar: Recientemente participé en el grupo de expertos de la ONU sobre corales del Mediterráneo e hicimos el análisis sobre su situación porque muchos de ellos han ido disminuyendo e incluso desapareciendo de muchísimas zonas. Por ejemplo, el caso de los corales que forman arrecifes por debajo de los 300,400, 500 metros, solo hemos detectado un arrecife creciendo en el Mediterráneo. Se encuentra en la zona del mar de Alborán, está formado por corales Lophelia y Madrepora y, sin embargo, todavía no está protegido. Además existen los llamados corales bajo o los corales bambú. Estos son tremendamente vulnerables porque suelen vivir en fondos de fango, lugares donde se permiten actividades muy agresivas, pues normalmente se piensa que son muy poco importantes.

Por desgracia, la situación de los corales en general es mala. Muchas de las especies tras la última evaluación, a pasado a estar en peligro crítico o peligro de extinción o vulnerables.


NG: Hablando de especies marinas fascinantes… ¿Qué especies te parecen especialmente bonitas o interesantes? ¿Cuál es tu especie preferida?


Ricardo Aguilar: Siempre me han gustado muchos estos corales de fondos fangosos, porque suelen pasar muy desapercibidos. Son lugares considerados casi como desiertos marinos y luego te das cuenta de que realmente son lugares tremendamente vivos. Allí puedes encontrar plumas de mar, corales bambú, esponjas carnívoras especies raras o muy poco habituales, que están acondicionadas para vivir en esas situaciones extremas y que suelen ser bastante vulnerables…


Obviamente los tiburones en general, y los tiburones de profundidad en particular, pues son raros y además están muy amenazados. Precisamente el Mediterráneo se considera el mar más peligroso para los tiburones por la sobreexplotación y por el impacto de las capturas accidentales.

Pero me gustan mucho ciertas especies muy desconocidas y que son muy difíciles de explicar a la gente. Briozoos, braquiópodos, foronídeos… Muchas de estas especies suelen despertar menos simpatía a la hora de conseguir su protección, a pesar de que son especies fundamentales. Los equinodermos (estrellas de mar, erizos…), por ejemplo, también me gustan mucho.


NG: Tras ver todos estos peligros que acechan a los mares… ¿eres optimista de cara al futuro de los océanos?


Ricardo Aguilar: Yo siempre intento ser optimista porque siempre digo que se pueden mejorar la situación, pero obviamente hay que ser realista. Todavía estamos en una tendencia hacia abajo, no estamos consiguiendo recuperar los océanos, todavía seguimos degradando los océanos.

Lo que sí es cierto es que hay ejemplos que muestran que se puede conseguir una recuperación y, en algunas especies, que incluso puede ser un proceso rápido. Por ejemplo, las medidas que en los últimos años se han aplicado en las pesquerías del Atlántico Norte han hecho que pasemos de una situación realmente lamentable, caótica, a que la mitad de las especies que se están comercializando estén bastante recuperadas.

Se están empezando a ver signos que demuestran que se puede conseguir una recuperación de los ecosistemas marinos. Muchos de ellos son muy agradecidos, aunque hay otros que son mucho más complicados. Un ecosistema como un arrecife de coral que tarda 6.000 años en crearse, cuando se destruye, pues lo más probable es que no vuelva a recuperarse. Son estos ecosistemas los que más preocupan. Por ejemplo, las praderas de posidonia necesitan siglos para recuperar lo que a lo mejor se ha perdido en unos minutos.

Pero sí es verdad que hay algunos signos que sí indican que en el momento en el que se van generando mejores métodos de gestión, zonas marinas protegidas, etcétera, las especies pueden empezar a recuperarse. Por eso son importantes los planes de gestión y los planes de recuperación de ecosistemas y especies.