El fruto del baobab, el árbol más emblemático de África, encierra un alto valor nutritivo: tiene seis veces más vitamina C que las naranjas, el doble de calcio que la leche y altas concentraciones de vitaminas B, magnesio, hierro, fósforo y antioxidante. Hasta hace poco, sólo los africanos que ingerían el fruto fresco o majaban la pulpa para convertirla en gachas o en bebida se beneficiaban de estos nutrientes. Pocos fuera del continente podían disfrutar de su característico sabor áspero, que Lucy Welford de la organización PhytoTrade Africa, describe como«a medio camino entre la uva, la pera y la vainilla»

Ahora el baobab se destina a comercios de Europa y como ingrediente en mermeladas y salsas a la pimienta y, con el tiempo, se incluirá en barras de cereales y batidos. La Unión Europea ha aprobado la venta de productos alimentarios derivados del baobab. En Malawi, las mujeres ya recogen los frutos para su uso comercial y ganan lo suficiente para pagar la escuela de sus hijos. Los expertos estiman un mercado internacional con un potencial de 700 millones de euros anuales. "El baobab está pasando de ser una actividad doméstica a una industria de gran consumo", explica Malcolm Riley, de la compañía inglesa de mermeladas Yozuma, especializada en ingredientes africanos, que ahora cuenta entre sus clientes con una gran cadena británica del sector alimentario.