Hasta ahora, se pensaba que las sociedades multinivel solo podían establecerse entre mamíferos con grandes cerebros como los humanos y otros primates, los elefantes, las jirafas o los delfines. Ahora, científicos del Instituto Max Planck para estudio del comportamiento Animal y la Universidad de Konstanz acaban de reportar la existencia de una sociedad multinivel en un ave de cerebro pequeño, Acryllium vulturinum, más conocida como la gallina de Guinea.

El estudio, titulado The multilevel society of a small-brained bird y publicado en la revista especializada Current Biology, sugiere que estas aves pueden realizar un seguimiento de las asociaciones sociales que se establecen entre cientos de individuos, desafiando la idea de que los cerebros grandes son un requisito indispensable para el establecimiento de sociedades complejas. Los resultados proporcionan además, nuevas pistas sobre cómo evolucionaron estas sociedades.

Una cuestión de jerarquía

Las sociedades multinivel se establecen cuando las unidades sociales, como las parejas de animales, forman grupos que tienen una membresía estable, y a su vez estos grupos se asocian preferentemente con otros grupos mayores. Debido a que esto requiere que los animales realicen un seguimiento de los individuos tanto en sus propios grupos como en otros, los científicos habían supuesto durante mucho tiempo que las sociedades multinivel solo deberían existir en especies con una inteligencia suficiente como para hacer frente a esta complejidad.

El estudio desafia la idea de que cerebros grandes son un requisito indispensable para el establecimiento de sociedades complejas

Si bien muchas especies de aves viven en grupos, estos son generalmente abiertos; carecen de estabilidad a largo plazo; se trata de asociaciones muy territoriales en muchos casos, y no existe relación con otros grupos. Las aves de Guinea vulturinas, sin embargo, presentan una notable excepción: los investigadores observaron que estos pájaros, que descienden de un antiguo linaje que se asemeja más a los dinosaurios que a las aves, se comportan de manera muy coherente con sus congéneres y sin exhibir la característica agresión intergrupal que es común en otras aves que viven en grupo.

A pesar de tener un cerebro relativamente pequeño, incluso en relación con otras aves, las también conocidas como pintadas vulturinas "parecían tener los elementos correctos para formar estructuras sociales complejas y, sin embargo, no se sabía nada sobre ellos", explica Danai Papageorgiou, autora principal del artículo y estudiante de doctorado en el Instituto Max Planck para el estudio del Comportamiento Animal.

Un ave tribal

El estudio, llevado a cabo en Kenia, y el primero realizado sobre la especie, implicó el seguimiento de las relaciones sociales de estos pájaros durante el transcurso de varias estaciones en una población de más de 400 aves adultas. Los investigadores marcaron individualmente a todas las aves de la población, y al observarlas descubrieron que la misma comprendía 18 grupos sociales distintos de entre 13 a 65 individuos cada uno.

Lo que sorprendió a los investigadores es que estos grupos se mantuvieron estables, a pesar de la superposición regular con uno o más grupos, tanto durante el día como durante la noche. Para ver si estos grupos se asociaban preferentemente entre sí, los investigadores colocaron seguidores GPS a una muestra de individuos en cada grupo. Esto significaba que la posición de cada grupo se registraba continuamente cada día, lo que permitía a los investigadores observar simultáneamente cómo interactuaban los 18 grupos de la población.

"Hasta donde sabemos, esta es la primera vez que se describe una estructura social como esta en aves"

Los investigadores encontraron que los grupos asociados entre sí se basaban en preferencias como las características del paisaje. Los datos también mostraron que las asociaciones intergrupales tenían más probabilidades de tener lugar durante temporadas específicas. "Hasta donde sabemos, esta es la primera vez que se describe una estructura social como esta en aves", afirma Papageorgiou. "Es curioso observar a cientos de pájaros que salen de un gallinero y se dividen perfectamente en grupos completamente estables todos los días. ¿Cómo lo hacen? Obviamente no se trata solo de ser inteligente", añade.

"A pesar de haber sido poco estudiadas, las gallinas de Guinea han desafiado nuestra comprensión de cómo ha evolucionado la forma de socializar en algunas especies", continúa la autora del artículo. "Este descubrimiento plantea muchas preguntas sobre los mecanismos que subyacen a las sociedades complejas y ha abierto emocionantes posibilidades a la hora de explorar que ha hecho evolucionar a estas aves hacia un sistema social que es más propio, en muchos aspectos, de los primates que de otras aves", continúa Damien Farine, coautor del artículo e investigador en el Instituto Max Planck para el estudio del Comportamiento Animal y el Centro para el Estudio Avanzado del Comportamiento Colectivo de la Universidad de Konstanz.

Las aves de Guinea vulturinas tienen algunas pistas importantes sobre cómo las sociedades complejas podrían haber evolucionado. "De hecho, muchos ejemplos de sociedades multinivel -primates, elefantes y jirafas- podrían haber evolucionado bajo condiciones ecológicas similares a las gallinas de Guinea", concluye Farine.