La del panda gigante -Ailuropoda melanoleuca- es quizá una de las historias de éxito más icónicas en la historia conservación. En apenas unas décadas, según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza -UICN- la especie pasó de encontrarse "en peligro de extinción" a "vulnerable" tras la creación de las primeras reservas de pandas gigantes en China durante los años 60. Así, mientras que en 1980 las poblaciones de la especie rondaban los 1.114 individuos, para el año 2014 se estimaba que cerca de 1.850 osos panda vivían de forma salvaje en los bosques de bambú de Asia.

Sin embargo, toda historia tiene dos caras y ante los hechos siempre existen varios relatos hacia los cuales, como seres racionales, nos solemos acercar de la manera que mejor encaje en nuestra realidad. El del panda es un buen ejemplo de ello. En este sentido y sin quitar valor a la buena fe de quien se preocupa y toma partido por la conservación de la naturaleza en cualquiera de sus vertientes, uno de los mayores dilemas de la conservación es que en demasiadas ocasiones los esfuerzos hacia la recuperación de ciertas especies no están guiados por valores ecológicos, si no orientados a la percepción, a menudo superficial, de las personas respecto a estas.

De este modo, algunas especies cuentan con la gracia de resultar atractivas a los seres humanos por sus cualidades intrínsecas: así,la figura del águila calva o el oso grizzly está tan arragaigada en la cultura popular estadounidense, como el oso panda puede estarlo en China, el lince ibérico en España o la rana de ojos rojos en Costa Rica. Sin embargo, no todas las especies animales cuentan con la simpatía que puede despertar un amistoso delfín o un adorable pingüino.

Caretta caretta -Tortuga boba. Las 7 especies de tortugas marina que existen en el mundo representan otro gran éxito de la historia de la conservación
Foto: WildWonders

Dicho de otro modo, en detrimento de especies por lo general poco conocidas y llamativas pero que desempeñan papeles clave en los ecosistemas, resulta en ocasiones "relativamente fácil" encontrar apoyo sociopolítico para ayudar a elefantes, osos panda, jirafas, chimpancés o abejas: especies que bien por estética cuentan con la empatía general de los seres humanos, o bien por que de ellas se obtiene un rendimiento económico: a veces en forma de miel o de fieles polinizadores; a veces por que funcionan como auténticos motores económicos gracias a la atracción del turismo.

No obstante, existe una lista negra no escrita de especies que a menudo y al margen de su especial importancia ecológica y función en los ecosistemas -criterios que deberían ocupar un lugar especial dados los finitos e insuficientes recursos dedicados a la conservación- parecen quedar relegados al olvido y abocados a su propia suerte. Es el caso de arañas o serpientes, objeto de un especial miedo atávico por parte del ser humano; especies históricamente consideradas alimañas como los buitres o los lobos: o bien especies de anfibios, reptiles, aves o insectos que, por desconocimiento hacia ellas o por carecer de una excepcionalidad que les haga destacar sobre las demás, parecen no ser merecedores de la atención y los recursos que les podrían ayudar a sobrevivir.

¿A quién no le gusta un panda?

Es de este modo que la feliz historia de supervivencia del panda gigante, es a su vez la triste historia de otras especies. Así lo muestra el estudio titulado Retreat of large carnivores across the giant panda distribution range, el cual pone de manifiesto que si bien las medidas de conservación adoptadas en China durante los últimos decenios han resultado todo un éxito para la conservación del panda gigante, estas no han tenido el mismo impacto positivo para la biodiverdad general de las reservas. Tal y como explica el documento que se publica esta semana en la revista Nature Ecology & Evolution, especies como el leopardo, el leopardo de las nieves, el lobo y el Cuón, también conocido como el perro jaro, casi han desaparecido de la mayoría de las áreas protegidas que en China se crearon específicamente para la conservación del panda gigante.

Leopardo de las nieves
Foto: Tim Flach / Endagered

Para llegar a esta conclusión, el especialista en osos panda de la universidad de Pekin, Sheng Li, analizó junto a sus colegas los datos sobre la presencia o ausencia de cuatro especies grandes de carnívoros en las 73 áreas protegidas de China, incluidas las 66 reservas naturales de pandas gigantes con las que cuenta el país.

El equipo de Li comparó los datos históricos de las bases de datos las áreas protegidas con los censos realizados en los últimos años (2008-2018) a partir de cámaras trampa para mostrar que las cuatro especies casi han desaparecido en una proporción sustancial de dichas reservas desde que se establecieran por primera vez hace entre 50 y 60 años.

Los hallazgos advierten de los grandes inconvenientes de una política de conservación de la biodiversidad centrada en una sola especie"

Los leopardos -Panthera pardus- han desaparecido del 81% de las reservas; los leopardos de las nieves -Panthera uncia- del 38%; los lobos -Canis lupus-del 77% y los perros jaros -Cuon alpinus- del 95%. "En general, nuestros resultados revelaron un amplio retroceso de las cuatro especies de carnívoros, y posiblemente la extinción funcional de lobo y perro jaro dentro del gigante rango de distribución de panda. Estos hallazgos advierten de los grandes inconvenientes de una política de conservación de la biodiversidad en la región, centrada en una sola especie", explican los autores.

En gris, distribución histórica de 4 grandes especies de carnívoros en 5 áreas protegidas de China. En negro distribución actual
Sheng Li, et al

Factores como la tala, la caza furtiva y las enfermedades han contribuido a estas pérdidas y los científicos sostienen que:"es necesaria una estrategia de conservación mucho más ambiciosa para proteger la biodiversidad de las regiones que preste especial atención a los carnívoros, a menudo olvidados en las estrategias de conservación. Un objetivo a largo plazo que puede requerir décadas para su cumplimiento" añaden.

"Se requiere la restauración del hábitat y la aplicación de la ley contra la caza furtiva para restablecer una base de presas viable", continúan. "Otra de las prioridades es la conectividad entre parches de hábitat para cumplir con los requisitos de hábitat de los grandes carnívoros y facilitar la dispersión dentro y fuera del rango de distribución del panda gigante". No se trata de una tarea fácil, ya que en otras muchas regiones y al tratarse de grandes carnívoros, ha de contemplarse a la población local y su actividad económica como parte fundamental de la ecuación, pues a menudo este es un punto de fricción clave en la aplicación de las estrategias de conservación.

"Los seres humanos pueden coexistir con grandes carnívoros si las interacciones se manejan bien, como muestra la experiencia en otros continentes" sostienen los autores. Pero de no ser así, puede que en el futuro la alegría de contemplar un panda en libertad, lleve implícito el triste recuerdo de la pérdida de otras especies; a veces tan majestuosas como el leopardo de las nieves, otras quizá más humildes, pero no por ello menos importantes.