Los chimpancés y los bonobos, además de ser dos especies emparentadas, son las dos especies de primates vivas genéticamente más relacionadas con los seres humanos y su comportamiento siempre ha llamado la atención de zoólogos, primatólogos, etólogos e incluso antropólogos. Pero si bien ambas especies son muy parecidas entre sí, es cierto que cada una de ellas siempre ha hecho gala de una serie de comportamientos particulares y característicos.
Así, por ejemplo, mientras que los chimpancés siempre se han mostrado más territoriales, hostiles y agresivos con su conespecíficos, sus alianzas intergrupales se fundamentan principalmente en alianzas entre machos, y su jerarquía social, en la mayoría de los casos, está basada en relaciones de fuerza; los bonobos se caracterizan por mantener una convivencia más pacífica donde es mucho más frecuente la alianza entre machos y hembras, e incluso donde el sexo, y no la violencia, juega un papel fundamental en establecimiento de las relaciones sociales.

Ya se trate de bonobos o chimpancés, no es difícil observar en ellos algunos de los comportamientos de los que hacemos gala los seres humanos. La competición, la traición o la hostilidad, así como la cooperación, las alianzas o el altruismo, forman parte de la naturaleza de estos primates tanto como de la propia naturaleza humana. Uno de estos comportamientos es la adopción, entendida como el acto de tomar la descendencia de otro individuo y tratarla como propia. La adopción es un comportamiento poco habitual, no obstante ampliamente documentado en varias especies de mamíferos, generalmente entre parientes cercanos o pertenecientes al mismo grupo.
Sin embargo lo que ahora ha observado un equipo de primatólogos de la Univeridad de Kyoto, ha sido la adopción de dos crías de bonobo ajenas al grupo social de las madres adoptivas, un comportamiento jamás estudiado hasta el momento en primates superiores. Los detalles se han dado hoy a conocer en un artículo publicado en la revista Scientific Reports bajo el título Two wild female bonobos adopted infants from a diferent social group at Wamba, en el que Nahoko Tokuyama, autora principal del artículo, y sus colegas, describen las observaciones realizadas en cuatro grupos de bonobos salvajes entre abril de 2019 y marzo de 2020 en la Reserva Científica Luo en Wamba, en la República Democrática del Congo.
Los bonobos y la familia política
Según explica Tokuyama, profesora del Centro de Colaboración Internacional y Estudios Avanzados en Primatología -CICASP- y del Instituto para la Investigación de los Primates de la Universidad de Kioto, Flora, una hembra de 2,6 años, fue adoptada por Marie, una hembra adulta de 18 años y ya madre de dos crías pequeñas. Ruby, otra hembra de 3 años, fue adoptada por Chio, en este caso una hembra de entre 52 y 57 años cuya descendencia ya había emigrado a un grupo social diferente.
"La madre biológica de Flora, Fula, visitó el grupo social de Marie antes de que Marie cuidara de Flora, sin embargo no fue observada interactuando con los demás miembros del grupo y se desconoce si todavía está viva", explica Tokuyama. Respecto a Ruby, los investigadores no identificaron a su madre biológica.
Los autores creen que estas adopciones se produjeron cuando observaron que Marie y Chio brindaban atención materna a los bebés: las hembras adultas transportaron a las crías de un lugar a otro, las asearon, las amamantaron, y les proporcionaron cobijo durante períodos de más de 18 y 12 meses respectivamente. Los investigadores tampoco observaron agresión por parte de otros miembros de los grupos sociales de Marie y Chio hacia Flora o Ruby, lo que parece indicar la aceptación social por parte de ambos grupos y no un comportamiento individual de sendas hembras.
Foto: Nahoko Tokuyama.
Por otra parte, el análisis de muestras de ADN mitocondrial fecal indicó que tanto las crías como sus cuidadoras no estaban relacionados por ningún grado de parentesco. Los hallazgos indican que la adopción en bonobos puede no solo involucrar casos en los que existan relaciones familiares o sociales preexistentes entre madres y crías o entre madres adoptivas y biológicas, por lo que los autores sugieren que las posibles adopciones pueden haber sido impulsadas por el altruismo de los bonobos, una fuerte atracción por los bebés y una alta tolerancia hacia los individuos ajenos al propio grupo social.
Entre otras hipótesis barajadas también se sugiere que la aloparentalidad -la forma de cuidado parental en la que la crianza de la prole no se lleva a cabo por los progenitores - es una forma en que los individuos pueden aprender conductas de cuidado, aumentando así las posibilidades de supervivencia de su futura descendencia. También que el estatus social de una madre adoptiva puede verse beneficiado si el adoptado adquiere en el futuro un buena buena posición social dentro del grupo.