
En enero de 2016, Evan Buechley, un doctorando de la Universidad de Utah, colocó siete cadáveres de ternero en distintos lugares de las montañas Grassy, situadas en una zona desértica del estado de Utah. Cada cadáver estaba tendido en el suelo y vigilado por una cámara trampa para conocer el tipo de carroñeros que atraía. Buechley, quien estudia los buitres y otros carroñeros alados, se llevó una buena sorpresa cuando regresó al cabo de una semana para controlar los cadáveres: uno había desaparecido. Se sintió un poco desanimado porque le había costado conseguir todos esos cadáveres y arrastrarlos a sus respectivos lugares, pero finalmente pensó que se lo había llevado un coyote o un puma. Cuando comprobó que no había nada en los alrededores, ni siquiera los huesos, volvió al sitio y observó que la tierra había sido removida. Descargó las imágenes de la cámara y en ellas aparecía un tejón norteamericano (Taxidea taxus) realizando una extraña labor: estaba enterrando completamente el cadáver.

El tejón norteamericano y otras especies de carnívoros mustélidos han sido observados escondiendo comida, pero nunca enterrando un animal que le supera en tamaño, explica en un comunicado la Universidad de Utah, que ha desarrollado un estudio sobre este curioso fenómeno, publicado en Western North American Naturalist. "Es una especie enigmática. Pasa una parte importante de su vida bajo tierra o con un comportamiento nocturno, por lo que resulta difícil observar a este animal", dice Ethan Frehner, el autor principal del estudio. Las imágenes captadas por la cámara trampa muestran al tejón enterrando completamente el cadáver en cinco días, después pasa unas dos semanas en su madriguera subterránea y, durante las siguientes semanas, sale y entra de ella de forma intermitente hasta comienzos de marzo. Los biólogos explican que los tejones esconden la comida para que no sea vista por otros carroñeros y también la almacenan para que dure más. "Es como ponerla en la nevera", comenta Buechley. Otro tejón observado en el mismo estudio también enterró uno de los cadáveres de ternero, aunque no completamente, lo que demuestra que se trata de un comportamiento generalizado en este tipo de animales.