¿Cómo obró la evolución para otorgar a la jirafa su largo cuello ? La respuesta obvia -y la que posiblemente algunos de vosotros estéis gritando al viento- es que este evolucionó en aras de permitirles alcanzar las hojas que se encontraban en las ramas más altas de los árboles.

Esta es la explicación que de hecho ofreció Charles Darwin en consonancia con su teoría de la selección natural. Sin embargo tanto este, como el origen de otros rasgos significativos en el reino animal, siguen siendo a día de hoy objeto de debate entre los zoólogos y biólogos evolutivos por igual.

De este modo, el artículo publicado recientemente en la revista Journal of Arid Environments por científicos de la varias universidades propone una teoría alternativa al origen del largo cuello de estos mamíferos de la familia Giraffidae.

Ellas tienen el poder
Foto: Gtres

Otras teorías sugirieren que los cuellos largos y robustos medraron porque resultaban decisivos para las jirafas macho en la pugna por aparearse, o que simplemente resultaban más atractivos para las hembras.

Según esta, las jirafas pueden dirigir sus cabezas y cuellos hacia el sol reduciendo la superficie de su cuerpo expuesta al los rayos solares y logrando así reducir su superficie expuesta al calor.

Darwin, Lamarck y la jirafa

La termorregulación es una de las explicaciones evolutivas más modernas ofrecidas para explicar el cuello largo de la jirafa; pero se trata este de un antiguo debate incluso anterior a la época de Darwin.

Ya el naturalista francés Jean-Baptiste Lamarck sugirió que el cuello de las jirafas se estiró debido a su búsqueda constante del follaje más alto de los árboles en competencia por el alimento: una idea muy adelantada a su época, pero por la que se le ridiculizó injustamente en reiteradas ocasiones.

Una manada de jirafas descansa en la sabana
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Darwin y Wallace señalaron que el cuello largo de la jirafa habría llegado primero, y que esto fue lo que lo dio a algunos individuos cierta ventaja evolutiva sobre los que tenían el cuello más pequeño.

Poco después, Darwiny su contemporáneo Alfred Russel Wallace le dieron una vuelta de tuerca más a la teoría de Lamarck, señalando que el cuello largo de la jirafa habría llegado primero, y que esto fue lo que lo dio a algunos individuos cierta ventaja evolutiva sobre los que tenían el cuello más pequeño.

Años más tarde, en una carta a Nature en 1949, Chapman Pincher se opuso a las teorías de Darwin, Wallace y Lamark, señalando que las piernas las jirafas habían evolucionado para escapar de los depredadores, y que su largo cuello hubo de evolucionar en consonancia, permitiendo que el animal pudiera alcanzar el agua al beber en un estanque sin necesidad de doblar sus piernas. Aunque interesante, su teoría nunca fue tomada en serio por la comunidad científica y con posterioridad fue refutada por el registro fósil.

Posteriormente, otras alternativas más creíbles hicieron referencia a la selección sexual y sugirieron que los cuellos largos y robustos medraron porque resultaban decisivos para las jirafas macho en la pugna por aparearse, o que simplemente resultaban más atractivos para las hembras.

Su forma y largo cuello permite a las jirafas beneficiarse de su propia sombra

Un recién nacido de gran tallaje
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Una cría de jirafa en el momento de su nacimiento. El pequeño midió al nacer 1,78 metros.

En la actualidad, sin embargo, la teoría discutida por los científicos concierne a la termorregulación. Esta sugiere que los largos cuellos y miembros de las jirafas inciden directamente sobre el equilibrio entre el volumen y la superficie del animal, lo que determina cómo los animales -y otros cuerpos- ganan y pierden calor. A simple vista podría parecer que las jirafas tienen superficie corporal total mayor en comparación a la de rinocerontes, elefantes u otros grandes mamíferos. Sin embargo, resulta que pocas personas han intentado medir la superficie de estos animales para estar completamente seguros. Esto es en lo que se centra este último estudio.

Los científicos examinaron las mediciones realizadas en docenas de jirafas y encontraron que la superficie estas en realidad no dista de la que cabría esperar para cualquier otro animal con la misma masa. Es por ello que las jirafas no son mejores termoreguladores que los demás animales estudiados y por lo que los científicos asumen y sugieren que su cuello evolucionó para hacer frente al Sol, orientándose a él para reducir su superficie expuestos. Justo lo que vemos hacer a muchas jirafas en los días calurosos.