La pitón sudafricana (Python natalensis) es la primera serpiente ovípara (que pone huevos) conocida que cuida de sus crías, según un estudio de siete años de duración realizado por el profesor Graham Alexander, de la Wits University (Sudáfrica), y publicado la semana pasada en Journal of Zoology. El cuidado materno también se observa en la serpiente de cascabel, por ejemplo, pero esta serpiente es ovovivípara: los huevos permanecen dentro del cuerpo de la hembra hasta que el embrión está completamente desarrollado. La pitón sudafricana hembra no sólo incuba sus huevos; después de la eclosión de los mismos permanece en el nido cuidando de sus crías durante unas dos semanas.

Este comportamiento protector de las hembras hacia los recién nacidos supone un gran esfuerzo para ellas: apenas comen durante el ciclo reproductivo (más de seis meses) y pierden un 40% de su masa corporal. Además se vuelven negras durante la cría, un mecanismo de adaptación con el que probablemente aumentan el calor de su cuerpo mientras toman el sol. "Las pitones sudafricanas no son capaces de calentar sus huevos mediante la elevación de su metabolismo. Lo que hacen es tomar el sol cerca de la entrada de la madriguera hasta que la temperatura corporal alcanza casi los 40 °C y entonces se enroscan alrededor de los huevos para calentarlos", explica Alexander.

Las pitones sudafricanas pierden un 40% de su masa corporal durante el ciclo reproductivo

"Todo esto ocasiona daños en las madres pitones: después de la cría necesitan mucho tiempo para recuperarse y, por ello, sólo pueden producir una nidada cada dos o tres años, dependiendo del alimento que puedan conseguir en los meses posteriores al abandono del nido. Algunas nunca se recuperan", añade el herpetólogo, quien ha registrado el comportamiento reproductivo de estas serpientes mediante el uso de cámaras de vídeo infrarrojas, cuidadosamente introducidas en los nidos. Otro importante hallazgo de su estudio ha sido la observación de pitones macho siguiendo a hembras receptivas durante meses: "En un caso, un macho fue grabado siguiendo a una hembra a lo largo de más de dos kilómetros y durante un periodo de más de tres meses".