"Las arañas saltadoras (Salticidae) son famosas por sus comportamientos guiados por la vista", dicen los autores de un artículo publicado la semana pasada en Current Biology. Estas arañas cazan utilizando sus ocho ojos o cuatro pares de ojos. Realizan saltos acrobáticos y certeros en cualquier dirección, cayendo encima de sus presas.
Gil Menda, de la Universidad Cornell y coautor del estudio, ha desarrollado una técnica para registrar la actividad neuronal de una araña mediante un microelectrodo de tungsteno, del tamaño de un pelo, que se incorpora al insecto y que evita su disección y muerte. Menda estaba estudiando la percepción visual de las arañas saltadoras cuando su silla chirrió y las neuronas de la araña se encendieron súbitamente. Entonces probó con diferentes frecuencias de audio y descubrió que las arañas eran sensibles a las frecuencias altas y a un tipo de frecuencias muy bajas y específicas, a 90 hercios.
"Todos los del equipo estábamos sentados pensando por qué eran tan sensibles a esas frecuencias", explica Menda. Al final resultó ser que 90 hercios es prácticamente la misma frecuencia con que baten las alas las avispas parasitoides, los peores enemigos de las saltarinas, pues alimentan a sus crías con estas arañas. Los investigadores contaron con la ayuda de Ron Miles, profesor de energía mecánica en la Universidad de Binghamton, y realizaron experimentos con una caja especial y en un laboratorio libre de vibraciones. Las arañas, un 80% de ellas, permanecieron inmovilizadas durante un segundo cuando percibieron los 90 hercios, un comportamiento con el que evitan ser detectadas por las avispas, antes de escapar.
La araña puede detectar el batido de las alas de las avispa parasitoide, su principal enemigo
El equipo de investigación, dirigido por Gil Menda y Paul Shamble de la Universidad de Harvard, ha conseguido demostrar que las arañas saltadoras no sólo tienen buena vista, sino que pueden percibir sonidos a una distancia de tres metros e incluso más allá. "Las reacciones persistieron incluso en distancias superiores a los tres metros y bajo condiciones anecoicas", afirman. "Sugerimos que estas respuestas auditivas permiten la detección de depredadores y propician una reacción de alarma acústica", agregan.