El pasado mes de mayo una cría de foca pía de entre ocho meses y un año de edad fue hallada muerta en la isla de Skye, en la costa noroccidental de Escocia, y trasladada a la sede de la asociación gubernamental Programa de Varamientos Marinos de Escocia (SMASS, por sus siglas en inglés), que investiga la mortalidad de los mamíferos marinos.

Durante la necropsia se halló en su estómago un envoltorio plástico de seis centímetros cuadrados, el cual, según explicó el patólogo Andrew Brownlow en la página de Facebook de SMASS, debió de bloquear el esfínter pilórico del animal, la parte del estómago que desemboca en los intestinos, evitando que el estómago del animal se vaciara.



Además, añadía Brownlow, seguramente el plástico dañó el tejido del estómago, permitiendo a las bacterias del intestino fluir hacia el riego sanguíneo. Pero no fue el plástico lo que mató a la pequeña foca, puntualizaba el patólogo, pues ya estaba previamente enferma y llevaba días sin comer ni beber. Sin embargo, es posible que acelerara el proceso. "La muerte debida a la ingestión de plásticos es increíblemente rara en cetáceos y focas, pero en este caso es plausible que esta cría hambrienta confundiera este pequeño trozo de plástico flotante con comida", concluía.

Encontrar ejemplares de foca pía en aguas escocesas es bastante extraño. Según Brownlow lo más probable es que el pinnípedo hubiera nacido en el norte de Noruega, desde donde se dirigió hacia el sur por causas desconocidas. Puede que se perdiera, y quizá el cambio climático, que afecta la extensión y duración estacional de la capa de hielo marino en el hemisferio norte, haya jugado también un papel en el desplazamiento anómalo del animal.