Groenlandia y fuego. La combinación de ambas palabras es sorprendente pero real. La mayor parte de Groenlandia está cubierta por una densa capa de hielo, pero en algunas zonas costeras hay pueblos, ciudades pequeñas, árboles y vegetación. Los satélites detectaron las primeras evidencias de fuego el 31 de julio y el pasado martes 8 de agosto, tal y como demuestra la imagen de la Agencia Espacial Europea, seguía activo al oeste de la isla, a unos 150 kilómetros al noreste de Sisimut.

Los científicos no saben cómo se ha originado y tampoco saben hasta qué punto son habituales estos fuegos en Groenlandia. Sí que está claro que es excepcionalmente grande: el Espectrorradiómetro de Imágenes de Media Resolución (MODIS) de la NASA "ha detectado mucha más actividad de incendios en Groenlandia en 2017 que en cualquier otro año desde que el sensor empezó a recoger información en el 2000", según el Observatorio de la Tierra de la NASA.

El material combustible probablemente sea turba con una mezcla de hierbas y musgo

Dos sospechas: que el fuego incontrolado fue causado por uno o varios rayos, aunque también pudo ser ocasionado por algún tipo de actividad humana, y que el material combustible probablemente sea turba con una mezcla de hierbas y musgo. La NASA ha organizado una mesa redonda para tratar el problema con varios expertos y, según Ruth Mottram, del Instituto Meteorológico de Dinamarca, "está siendo un verano muy seco en el sur, y también en esa región, y el fuego ha estado precedido por temperaturas relativamente altas". Y destaca lo siguiente: "La temperatura media de julio ha sido de 7,1 °C comparada con la media de 6,3 °C en julio entre 1961 y 1990. Esta tendencia continúa en agosto".