Un estudio que se publicará en Molecular Ecology, dirigido por Matthew Combs de la Universidad de Fordham, describe "las dinámicas de movimiento y la variación genética espacial resultante en una especie explotadora urbana y comensal, la rata marrón". El estudio se ha centrado en la rata de alcantarilla (Rattus norvegicus) a través de Manhattan, en Nueva York, donde "las ratas presentan un origen de población homogéneo, procedente de ratas que probablemente invadieron desde Gran Bretaña".

En los 59,1 km² que ocupa la isla de Manhattan viven más de 1,6 millones de residentes humanos permanentes y esta población local aumenta por encima de los 3,9 millones de personas con los viajeros diarios. Las ratas probablemente invadieron el extremo sur de Manhattan entre 1750 y 1770, y desde entonces se han extendido por toda la isla. Un estudio reciente realizado por el Departamento de Salud e Higiene Mental de la ciudad de Nueva York confirmó que hay signos de actividad por parte de ratas en un 8,2% de todas las propiedades de Manhattan, pero las ratas marrones también habitan otras zonas, como las alcantarillas, los parques y los túneles del metro, que no han sido estudiadas de forma rutinaria.

"De cada rata atrapada, hemos conservado unos centímetros de su cola en un 70% de etanol"

"Las ratas utilizan habitualmente espacios terrestres para hacer madrigueras y nosotros hemos tomado muestras de estos animales en los parques que son propiedad de la ciudad de Nueva York y, con permiso, también en propiedades privadas, a través de Manhattan y en zonas con evidencias de madrigueras o de actividad por parte de ratas", explican los autores del estudio publicado en Molecular Ecology. "Hemos usado trampas letales, con cebos elaborados con una mezcla de mantequilla de cacahuete, avena y beicon, situadas en estaciones de cebo y en períodos de 24 horas. De cada rata atrapada, hemos conservado 3-4 centímetros de la cola en un 70% de etanol y hemos anotado información como la ubicación, el sexo, el peso y la madurez sexual", añaden los investigadores que, entre junio de 2014 y diciembre de 2015, recogieron 393 muestras.

Los investigadores han descubierto que la población de ratas marrones de Nueva York "está más estrechamente relacionada con las ratas de Europa Occidental, particularmente de Gran Bretaña y Francia, y no muestra signos de introducciones múltiples procedentes de zonas geográficas muy dispares". Y agregan lo siguiente: "Las ratas marrones llegaron por primera vez a Nueva York entre 1750 y 1780, cuando la ciudad todavía era parte de la colonia británica, y la población contemporánea probablemente fue creada por ratas que cruzaban los continentes en barcos". Las ratas del este de Norteamérica, de Sudamérica, África y Australasia tienen características genómicas similares a aquellas de Europa Occidental, "probablemente debido al colonialismo europeo entre el siglo XVII y el XX".