Murray Orr, aficionado a buscar fósiles desde niño, salió el pasado mes de febrero a peinar la playa de Beaumaris, un conocido yacimiento paleontológico al sureste de Melbourne. Un objeto sobresalía de la arena y Orr pensó en un primer momento que era una lata de bebida, pero resultó ser un diente fosilizado, el más grande hallado en Australia. "Después de encontrar el diente me senté y lo observé con incredulidad. Sabía que era un hallazgo importante que tenía que ser compartido con todo el mundo", cuenta Orr. A continuación se puso en contacto con Erich Fitzgerald, conservador jefe de Paleontología de Vertebrados en el Museo Victoria, la institución que anunció el hallazgo el jueves pasado. "Al donar el fósil al Museo Victoria, Murray se ha asegurado de ponerlo a disposición de la investigación científica y de la educación, tanto ahora como en el futuro", afirma Fitzgerald. "Es absolutamente esencial para documentar y conservar el patrimonio fósil de Australia", añade.

Un objeto sobresalía de la arena y Orr pensó en un primer momento que era una lata de bebida

El diente fosilizado mide unos treinta centímetros de largo y ha sido fechado en el Plioceno, hace unos cinco millones de años, cuando apareció el Australopithecus en África. Perteneció a un cachalote extinto de hasta 18 metros de largo, unas cuarenta toneladas de peso y unos dientes más grandes que los del tiranosaurio rex. Los cachalotes actuales pueden sumergirse a gran profundidad y se alimentan de peces y calamares, incluido el calamar gigante. En cambio, este cachalote ancestral probablemente atacaba a otros animales grandes, por ejemplo las ballenas, a juzgar por el tamaño y forma de sus dientes, con poderosos músculos mandibulares. El diente fosilizado perteneció a una especie similar al Livyatan melvillei, el "cachalote asesino" que habitó los mares de Perú. Es la primera vez que se encuentran evidencias de un cachalote similar fuera del continente americano.