Fubica, una tortuga laúd hembra, es una de las cuatro tortugas que fueron marcadas con un dispositivo de seguimiento en una playa de Brasil en noviembre de 2017, durante la temporada de cría, y es la única cuyo dispositivo sigue transmitiendo más de seis meses después. "Fubica ha nadado miles de kilómetros y finalmente se ha dirigido a la zona protegida que hay alrededor de Tristán de Acuña [un archipiélago británico muy remoto, en mitad del Atlántico sur]", dice Liliana Poggio Colman, una estudiante de doctorado de la Universidad de Exeter en Inglaterra. Las tortugas han sido marcadas como parte de un estudio conjunto de la Universidad de Exeter y de la organización sin ánimo de lucro TAMAR-ICMBio, con financiación de Brazilian Biodiversity Fund (FUNBIO).

Algunas de estas tortugas se quedan en las aguas costeras de Sudamérica y otras, como Fubica, surcan océanos enteros. "Estas tortugas sólo anidan cada dos o tres años, por lo que no esperamos que vuelva a tierra en los próximos meses", explica Colman. "Pasará el tiempo cazando medusas, que constituyen la mayor parte de la dieta de estas tortugas", añade. Fubica fue vista anidando cuatro veces a finales del año pasado. "Durante este periodo se desplazó a lo largo de toda la costa del estado de Espírito Santo, al este de Brasil, demostrando lo importantes que son esas zonas para los tortugas laúd", afirma Colman. "Después de abandonar las playas pasó mucho tiempo buscando alimento frente a la costa brasileña, donde hay una gran productividad marina y una intensa actividad pesquera y, por tanto, amenazas de las redes y de los anzuelos. Entonces comenzó a desplazarse hacia el este y actualmente está cerca de Tristán de Acuña", concluye. Tristán de Acuña es el archipiélago habitado más remoto del mundo.