El Devónico fue un periodo en la historia geológica de nuestro planeta que tuvo lugar entre hace 420 y 350 millones de años, durante la era Paleozoica. Se trata de una etapa de gran diversificación y prosperidad en los océanos en la que medraron una cantidad de especies marinas, entre las que se incluyen los primeros peces mandibulados, algunas especies de esponjas, otras tantas de moluscos y bivalvos o los grandes arrecifes de coral. De hecho, es por ello que al Devónico se le conoce comúnmente como la Edad de los Peces, un reinado que duró unos 70 millones de años.
Sin embargo, al igual que sucede con todos los grandes imperios, una vez estos llegan a su máximo esplendor, no pueden más que desmoronarse, bien de una forma paulatina y gradual, o bien de forma abrupta y repentina, como le sucedió a los dinosaurios. Y si bien en la actualidad contamos con diversas pruebas de los procesos que dieron lugar a la desaparición de estos, hasta el momento los científicos desconocían que pudo originar la llamada Extinción Masiva del Devónico que puso fin al reinado de los peces.

Ahora, no obstante, un estudio publicado en la revista Science Advances y titulado UV-B radiation was the Devonian-Carboniferous boundary terrestrial extinction kill mechanism acaba de poner de manifiesto que la Extinción Masiva del Devónico, una de las cinco grandes extinciones que se han producido en la historia de la Tierra y en la que se calcula desaparecieron cerca del 83% de las especies que habitaban nuestro planeta, pudo haberse producido por un debilitamiento de la capa de ozono de la atmósfera motivado por un incremento global de las temperaturas.
Así, el equipo dirigido por John Marshall del departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Southhampton, ha encontrado evidencias de que altos niveles de radiación UV-b pudieron ser la causa del colapso de los ecosistemas forestales y marinos, cuya consecuencia fue la desaparición tanto de innumerables especies de peces como de muchos tetrápodos -los primeros vertebrados terrestres- al finales del Devónico, hace 359 millones de años.
La Extinción Masiva del Devónico acabó con un 83% de la biodiversidad terrestre
Las pruebas aportadas por los investigadores consisten en las esporas de unas plantas halladas en sedimentos que datan del límite geológico Devónico-Carbonífero y las cuales presentan una serie de malformaciones probablemente causadas por la radiación ultravioleta-B. Estas malformaciones indican que la capa protectora de ozono se degradó temporalmente, propiciando que una mayor cantidad de radiación solar dañina llegara a la superficie de la Tierra, provocando mutaciones fatales en algunos organismos y matando a otros por completo.
Ozono, esporas y calentamiento global
Según defienden los autores, tal pérdida de ozono podría estar relacionada con una mayor actividad volcánica, sin embargo los análisis no hallaron signos de esta en ese momento. En contrapartida, los científicos señalan que "este colapso de la capa de ozono se vio motivado por un rápido calentamiento tras una intensa edad de hielo", y advierten que "hoy la Tierra podría alcanzar temperaturas comparables, posiblemente desencadenando un evento similar".
"Este colapso de la capa de ozono se vio motivado por un rápido calentamiento tras una intensa edad de hielo"
Para llegar a sus conclusiones el equipo de Marshall se valió de las muestras de roca recogidas tanto en las regiones polares montañosas del este de Groenlandia, en lo que durante el Devónico fue un lago de características similares al actual lago Chad, como en otras sustraídas en las montañas aledañas al lago Titicaca, en Bolivia, que durante el mismo periodo se presume estuvieron situadas en el continente austral de Gondwana, cerca del polo Sur.
Una vez en el laboratorio, las rocas se disolvieron en ácido fluorhídrico, liberando las microscópicas esporas de plantas conservadas en los sedimentos durante cientos de millones de años. El examen microscópico de dichas esporas reveló que muchas de ellas presentaban unas estructuras extrañamente formadas en su superficie: una respuesta que denota daños al ADN provocados por la radiación UV-b. Además, muchas esporas mostraban una pigmentación más oscura en algunas de sus caras, lo que se cree puede asemejarse a una especie de 'bronceado' protector motivado por los altos y perjudiciales niveles de radiación.
Foto: John Marshall
La explicación hallada por los científicos a los hechos es que a causa de un rápido calentamiento global, la capa de ozono colapsó por un breve período de tiempo, exponiendo la vida en la Tierra a niveles dañinos de radiación UV-b y desencadenando un evento de extinción masiva tanto en tierra como en aguas poco profundas. "Después del derretimiento de las capas de hielo, el clima se tornó muy cálido, lo que produjo una retroalimentación de la formación de las moléculas destructoras de ozono que se generan de forma natural en la atmósfera superior. Esto dejó una ventana abierta para que altos niveles de radiación UV-b tuvieran vía libre para traspasar la atmósfera durante años" explica Marshall.
"Nuestro escudo de ozono desapareció por un corto tiempo en este antiguo período, coincidiendo con un breve y rápido calentamiento del Tierra"
"Nuestro escudo de ozono desapareció por un corto tiempo en este antiguo período, coincidiendo con un breve y rápido calentamiento del Tierra", continúa el autor. "La capa de ozono se halla de forma natural un estado de flujo constante en la que se fortalece y debilita constantemente, y ahora hemos demostrado que esto también sucedió en el pasado sin la necesidad de un catalizador como una erupción volcánica a escala continental " añade el también explorador de National Geographic.
Nuevos caminos para la evolución
Durante la extinción del Devónico algunas plantas sobrevivieron de forma selectiva, sin embargo muchas de ellas perecieron a medida que el ecosistema forestal colapsó paulatinamente. El cataclismo también supuso el declive de la hegemonía del grupo dominante de peces hasta la fecha, los llamados peces acorazados o placóforos, que se caracterizaban por la presencia de placas óseas en la parte anterior de su cuerpo. Por su parte, los que sobrevivieron; tiburones y peces óseos, siguen siendo hasta hoy los peces dominantes en nuestros ecosistemas.
Del mismo modo, esta extinción llegó en un momento clave para la evolución de nuestros primeros antepasados, los tetrápodos. Estos primeros tetrápodos fueron peces que evolucionaron para tener extremidades en lugar de aletas, pero que entonces aún vivían principalmente en el agua. Según defiende el equipo de Marshall, la extinción restableció la dirección de su evolución, propiciando que los supervivientes fueran algunos de los primeros organismos en adentrarse hacia suelo firme.
Foto: iStock
El profesor Marshall defiende por su parte que los hallazgos de su equipo señalan implicaciones sorprendentes para la vida actual en la Tierra: "las estimaciones a día de hoy sugieren que alcanzaremos temperaturas globales similares a las de hace 360 millones de años, con la idéntica posibilidad de producir un colapso de capa de ozono de las mismas caraterísticas, exponiendo a la vida de nuevo a índices de radiación mortal", explica. "Y esto nos sitúa en una situación de emergencia climática que no debemos obviar" concluye.