Vladimir Paspuel
58 años. Nacido en Ecuador, residente en España desde hace 21 años
Esta entrevista forma parte del reportaje: "La huella invisible de la discriminación racial en España".
National Geographic España: ¿Cómo definiría el racismo?
Vlladimir Paspuel: Es un comportamiento que va contra la idea básica de ciudadano, que ataca a todo aquel que no entra en el marco de un estereotipo que consideran ideal. La raza es un pretexto para dejar clara la superioridad de los blancos con respecto al resto. A partir de ahí crean todo tipo de barreras para todos los demás, basadas en el desprecio hacia lo diferente.
NG: ¿Qué estigmas cree que sufre la población racializada en España?
VP: Se nos considera una población inferior. A los negros se les dice que “son pobres porque son vagos”. A los latinos se nos considera perezosos, incultos por naturaleza. Esos estigmas se construyen con la finalidad de minimizar al contrario, de empoderarse todavía más y de justificar su explotación y su maltrato fuera del marco de los derechos humanos.
NG:¿Ha experimentado algún tipo de discriminación o ataque racista?
VP: En primer lugar, me gustaría hacer un inciso sobre qué se considera o no un ataque racista. En este sentido, estoy en contra de los famosos estudios de percepción. Son muy peligrosos, porque se centran en una interpretación subjetiva de la idea de discriminación. Si me insultan no es una percepción, es una realidad. En ocasiones se estigmatiza a la población racializada, arguyendo que ‘se sienten aludidos, que se sienten víctimas’. El maltrato no es una percepción, es una realidad. Es un acto criminal que tiene que resolverse en un tribunal de justicia. A mí me han gritado muchas veces ‘sudaca de mierda’. No es que yo lo perciba como una agresión, es que lo es. Una de las mayores discriminaciones es la denominada violencia institucional, ejercida sobre todo por algunos miembros de los cuerpos fuerzas de seguridad. Algunos policías tienen una actitud muy racista; además se observa que algunos jueces están politizados. Para muestra, el caso de un cartel electoral xenófobo ideado por un partido político que atacaba a los menores no acompañados, el juez que instruía el caso consideró que el acto no era delito de odio, amparándose en la libertad de expresión. A veces se arguye que estos comportamientos se limitan a un grupo pequeño. En la calle siempre paran al que es diferente. Cuando empezamos a justificar actitudes racistas, estamos dando mayor espacio al racismo.
NG:¿Ha sido víctima de comentarios o valoraciones sesgadas o estereotipadas?
VP: He sido víctima de varias detenciones arbitrarias por parte de la policía y me han pedido la documentación. En una ocasión me hicieron sacar toda la ropa de una maleta cuando me dirigía a la universidad a dar clases. Pasé una vergüenza horrorosa, También he sufrido la discriminación institucional. Al gestionar proyectos relacionados con las Administraciones Públicas, en ocasiones a las asociaciones de inmigrantes se nos exige más, a veces para algunos técnicos somos poco creíbles; se nos evalúa de forma más estricta.
"A mí me han gritado muchas veces ‘sudaca de mierda’. No es que yo lo perciba como una agresión, Es que lo es"
En otra ocasión, hace 20 años acudí a un colegio a hacer una suplencia de profesor. Cuando llegué me dijeron ‘lo siento, hoy no es día de atención a familias’. Cuando le dije que era profesor, me miraron con cara de estupefacción y me preguntaron ‘¿Va a dar clases usted?’. Seguramente esa pregunta no se la hubiesen hecho a un profesor blanco.
España tiene que afrontar con realismo y ser consciente de que el racismo está instaurado en la sociedad, en ocasiones como sociedad nos avergüenza y tratamos de esconder. Es doloroso y conflictivo aceptar esta enfermedad social que padecemos en nuestro país.
NG:¿Qué prejuicios cree que existen hacia la comunidad latina o latinodescendiente en España?
VP: Se considera que los latinos somos todos analfabetos, pobres, inferiores, o incluso unos borrachos por naturaleza, narcotraficantes, indios. Se nos dice que hemos sido conquistados
NG: ¿Tiene o ha tenido conflictos identitarios debido a su lugar de origen o su ascendencia? ¿Cómo los has gestionado?
VP: Los conflictos identitarios son muy comunes entre la gente que acude a la asociación Rumiñahui. Especialmente los más jóvenes.
Yo llegué a España hace mucho tiempo y me siento cómodo en los dos países. Esa es mi necesidad personal y afectiva. Me siento de aquí y de allí. En España siempre digo ‘amo este país, pero me molesta cómo me discriminan’. En Ecuador pienso ‘amo a este país, pero me indigna la corrupción’. Son sentimientos cruzados. En España el problema es cómo me ven los demás. Se me considera inmigrante. A los hijos de inmigrantes nacidos aquí, por ejemplo, no les cabe la menor duda de que son españoles. El problema es cómo los miran sus compañeros. Dicho esto, es importante remarcar que la identidad es siempre fluida, y va cambiando con el tiempo.
NG: ¿Ha notado algún cambio en los últimos años en cuanto a racismo se refiere?
VP: Hay parte de la sociedad que cada vez está más concienciada y más preocupada por el racismo. Gracias a las instituciones que luchan contra el racismo y xenofobia, como el Consejo para la Erradicación de la Discriminación Racial o el Ministerio de Igualdad, vamos teniendo una sociedad cada vez más concienciada, así como personas que tienen una actitud más proactiva a la hora de denunciar los ataques racistas. Hay gente más valiente que condena estas situaciones. Sin embargo, hacen falta más recursos. Es necesario formar al personal de la administración de justicia, y es muy lamentable que haya jueces con tendencia política. Por otra parte, me preocupa el ascenso de la extrema derecha y los populismos relacionados con el racismo.
NG: ¿Qué medidas cree que podrían contribuir a erradicar esa discriminación?
VP: Por encima de todo, es necesario una importante campaña de sensibilización de la sociedad. Es necesario incorporar a la población racializada en todas las instituciones. No hay servidores públicos negros, indios, chinos, somos más de un millón de personas racializadas que somos españoles y españolas.
Por otra parte, hace falta una condena más contundente de las actitudes racistas por parte del Gobierno y los partidos políticos, así como una mayor complicidad por parte de los medios de comunicación. Esperemos que los jueces empiecen a tener una mayor especialización en temas raciales. Para ello es necesario tener juzgados específicos que traten los casos de agresiones racistas. También es necesario que haya más diversidad racial en los cuerpos policiales, y más recursos a las entidades que trabajan estos temas.