A menudo nos encontramos en las redes con vídeos de catástrofes naturales que, por desgracia, ocurren constantemente alrededor del mundo. Quizá estas publicaciones reciban nuestro reconocimiento a través de un “me gusta” o incluso un retuit. Con suerte, alguna de estas nos hará pensar en lo que realmente hay detrás, y esta reflexión puede que nos haga donar una cantidad insignificante de dinero a una ONG de la cual nunca habíamos oído hablar, por el mero hecho de sentirnos mejor con nosotros mismos, o más bien, «por los koalas». Pero nada más.
Desde la comodidad y la calidez de nuestros hogares no encontramos ninguna preocupación, a excepción de las que son inherentes al estilo de vida moderno, el cual es, asimismo, en parte antinatural. Desde esa misma comodidad y calidez contemplamos cómo la calidad de vida no deja de ascender, pero, ¿a qué precio?
Estas listas se elaboran a partir de una serie de factores, principalmente económicos, lo que nos lleva a la raíz, o una de las raíces del problema: el dinero. Es posible que haya oído la expresión “el hombre es el peor enemigo de la naturaleza”. No obstante, esto no es así. El dinero es el peor enemigo de la naturaleza. Hoy día, los humanos somos capaces de hacer prácticamente cualquier cosa por dinero.
Cada vez que nos topamos con el problema de la contaminación, uno de los más significativos en la actualidad, preguntémonos qué hay detrás. Dinero. ¿Qué hay tras la extracción masiva de petróleo y gas? Dinero. ¿Qué hay tras las industrias que generan cantidades insostenibles de plásticos? Dinero. ¿Qué hay tras los vertidos tóxicos procedentes de su fabricación? Dinero. Siempre dinero.
La mayoría de los problemas ambientales que encontramos a día de hoy, y en particular los relacionados con la actividad petrolera, están unidos como si de una cadena se tratase. Pero esta no es una cadena cualquiera: cuando un eslabón se fortalece, lo mismo ocurre con los demás.
Sin embargo, lo más importante es que este proceso también funciona a la inversa. Por ejemplo, si reducimos nuestro consumo de plásticos mediante algo tan sencillo como comprar fruta de temporada a granel, en vez de un paquete de manzanas envuelto en varias capas, la producción de estos envoltorios se reduce, al igual que su demanda y, a su vez, esto provoca el mismo efecto en la extracción de materias primas, con lo cual estamos mejorando muchos factores con una única pequeña acción. Todo esto nos trae de vuelta a nuestros hogares, a los de la gente, que al fin y al cabo, es la que mueve la economía que rige nuestro mundo y su naturaleza.
Por tanto, la próxima vez que vaya a comprar, haga esta reflexión y compre aquello que pueda tener un efecto positivo sobre el ecosistema, sin pensar tanto en el dinero, puesto que estas pequeñas acciones realmente implican un cambio para mejor.
Alberto Navalón. IES María Blasco. Sant Vicenç del Raspeig (Alicante)
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Este es uno de los trabajos ganadores o finalistas del I Concurso de redacción periodística para jóvenes de National Geographic España y RBA Libros, dedicado al Día de la Tierra. Aquí podéis consultar la lista completa de los trabajos premiados y seleccionados por el jurado.