Sanja Rahim, 28 años. Nacida en Barcelona, de ascendencia bengalí
Esta entrevista forma parte del reportaje: "La huella invisible de la discriminación racial en España".
National Geographic España: ¿Cómo definiría el racismo?
Sanja Rahim: Es el miedo que una persona puede sufrir a todo aquello que es diferente, hacia personas distintas, que tengan un color de piel distinto, hablen otra lengua hayan nacido fuera. Este miedo se puede traducir en el día a día en actitudes discriminatorias o xenófobas.
NG: ¿Qué estigma cree que sufre la población racializada en España?
SR: Mi experiencia me dice que de entrada somos una población que todavía no está reconocida dentro de la sociedad. En nuestro día a día recibimos un trato diferenciado en todos los ámbitos cotidianos. Por ejemplo, dificultades de acceso a lugares de responsabilidad o trabas a la hora de encontrar trabajo.
En general, podemos decir que se construye una imagen o una percepción social sobre nuestra propia identidad que acaba invisibilizándonos. Se nos asocia a personas con una formación baja, se nos vincula a una identidad religiosa y se nos asocia a unos estereotipos determinados.
NG: ¿Ha experimentado algún tipo de ataque o discriminación por motivos raciales?
SR: He sufrido discriminaciones, materializadas en lo que llamamos ‘microrracismos’. Por ejemplo, a pesar de que mi lengua vehicular es el catalán, mucha gente se dirigirse a mí en castellano, pensando que soy extranjera, sin dar opción a expresarme siquiera. En otra ocasión, en una una entrevista de trabajo noté que se cuestionaba mi formación o mis capacidades por mi condición racializada.
NG: Ha sido víctima de comentarios sesgados o estereotipados?
SR: Sí. En muchas ocasiones. Cuando hablo abiertamente de mi identidad múltiple se tiene una tendencia a exotizarme por mi apariencia asiática. Otras veces he notado que se hace referencia a mi fenotipo o color de piel, intentando restarle importancia mediante el uso de diminutivos, como ‘morenita’. Esto también es una forma de racismo.
"En una entrevista de trabajo noté que se cuestionaba mi formación o mis capacidades por mi condición racializada".
NG: ¿Qué prejuicios creas que existen hacia la comunidad asiáticodescendiente en España?
SR: Creo que a grandes rasgos las comunidades migrantes todavía no son reconocidas independientemente de su origen. En mi caso, soy de ascencencia bengalí. Mi país de origen, Bangladesh, es un gran desconocido para mucha gente. En ocasiones se nos tiende a comparar o asimilar con otras naciones de la región, como Pakistán o la India, como si fuésemos todos iguales, sin atender a las diferencias culturales.
NG: ¿Tiene o ha tenido conflictos identitarios? ¿Cómo los ha gestionado?
SR: Desde el punto de vista personal, a medida que vas creciendo y vives entre dos mundos vas teniendo pequeños conflictos internos hasta que vas construyendo tu propia identidad múltiple. Creo que es un proceso que una persona va construyendo durante toda su vida y se gestiona caminando hacia la interculturalidad, dentro de un mismo y a nivel social. Conociendo y reconciliándose, creando espacios de conversación y de intercambio.
NG: ¿Ha notado algún cambio en los últimos años en cuanto a racismo se refiere?
SR: Todavía hay un largo camino que trazar. Tenemos que reconocer la diversidad como un hecho natural y presente en todas las sociedades. Aceptando este hecho, creo de entrada ya no hablaríamos de población racializados. Utilizaríamos la palabra población para referirnos a todo el mundo. Podríamos decir que, en sentido estricto, todos somos racializados independientemente de nuestro origen.
NG: ¿Qué medidas cree que podrían contribuir a erradicar esa discriminación?
SR: El racismo, la diversidad, la migración son temas que cada vez están en en la agenda política y ciudadana. Pero al mismo tiempo, en los últimos tiempos estamos siendo testigos de un auge de discursos xenófobos y racistas promovidos por partidos políticos que alimentan el discurso del odio.
Es necesario sensibilizar a la población para hacer entender que no existe un nosotros contra ellos. Para ello hay que promover y apoyar la diversidad, dar más voz y oportunidades a las personas de origen diverso, contrarrestar los discursos racistas, romper estereotipos y rumores y fomentar políticas más inclusivas. Pero también hay que derogar la Ley Extranjería. En definitiva, todavía nos queda mucho trabajo para hacer.