“Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar”, compuso Jorge Manrique. Pues bien, ¿no convendría que procurásemos mantener los ríos limpios? ¿No debería ser “la mar” un lugar hermoso, eternamente? Los océanos son como un pulmón azul, que se hincha con las mareas y las olas, y que al exhalar, libera entre el 50 y el 85% del 02 imprescindible para la vida. Pero los estamos ahogando, irónico, ¿no? que nosotros, seres vivos, ahoguemos al mar. Parece que nos hemos perdido, que ya no sabemos orientarnos dentro de la naturaleza de la que formamos parte.

Como humanos, siempre hemos deseado más: saber más, tener más. Llevamos décadas sobreexplotando los recursos de los que disponemos porque queremos más ropa, más tecnología, al menor precio. Este consumismo desbordado ha convertido al sector textil en la segunda industria más contaminante, según la ONU, solo después de la producción petrolífera. El agua necesaria para hacer unos pantalones vaqueros, 7500 litros, es la que bebe una persona en 7 años. Además, tres cuartas partes se convierten en residuo no potable al quedar contaminada, entre otros elementos, por metales pesados. Pero, ¿qué pasaría si en vez de consumir más, más y más, decidiéramos cuidar del planeta, y por tanto de los océanos, más y mejor?

¿Por qué contaminamos, cuando podemos crear belleza? Nos atraen las cosas bonitas, la vida bonita, la ropa bonita, los animales bonitos. Pero en estos últimos años nos hemos ido separando progresivamente del resto de la naturaleza, así que buscamos lo bonito fuera de lo natural, que también es fuera de nosotros mismos. Y, así, hemos dañado gravemente al 66% de los ecosistemas marinos. Sin ir más lejos, nuestro querido mar Mediterráneo, como afirma Manu San Félix, biólogo marino, es el más contaminado del mundo. Una de sus especies vegetales más características, la Posidonia oceanica, ha disminuido hasta un 38% desde 1960, lo que supone también una reducción en su capacidad de absorber CO2.

Podemos realizar un millón de acciones para mejorar la situación de los océanos, lo vemos constantemente en los medios de comunicación. Así que, más allá de usar botellas reutilizables o de no tirar envoltorios de helado a la arena de la playa, ¿qué debemos hacer? Probablemente, pensar como un niño pequeño. Recuperar la emoción por la naturaleza, por aprender acerca de lo que nos rodea, por ver las maravillas que este mundo azul nos ofrece, y por cuidar de ellas. Los cambios de costumbres son necesarios, pero lo que es imprescindible es que haya un cambio de mentalidad.

El sexto objetivo para 2030 de la ONU es el acceso a agua limpia y saneamiento. El decimocuarto, proteger la vida submarina. Realmente, todos los objetivos pueden llevarnos a los océanos, porque todos los caminitos llevan al mar. El océano ha vivido millones de años sin seres humanos, pero nosotros no hemos respirado ni un segundo, oxígeno que no venga del mar. El mar no es la muerte de Manrique, sino el hilo de la vida.

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Este es uno de los trabajos ganadores o finalistas del II Concurso de Redacción Periodística para Jóvenes de National Geographic España y RBA Libros, dedicado a los océanos. Aquí podéis consultar la lista completa de los trabajos premiados y seleccionados por el jurado.