Es ahora o nunca. Existe un amplio consenso en la comunidad científica de que los próximos 18 meses son críticos en la lucha contra el cambio climático. Los últimos informes avalan que, pese los compromisos de reducción de emisiones que se acordaron en 2015 en el Acuerdo de París para limitar el aumento de la temperatura global del planeta en 1,5 grados, esta aumentará más de 3 a finales de este siglo respecto al inicio de la era industrial. ¡Y el límite del 1,5 podría alcanzarse en tan solo 12 años! Para entender la dimensión del problema, un aumento de la temperatura global de solo 2 grados acabaría con todos los arrecifes de coral y provocaría un aumento del nivel del mar de 10 cm por el deshielo de los casquetes polares, poniendo en riesgo la habitabilidad de nuestro planeta.
El fracaso de la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP25, celebrada en Madrid el pasado diciembre, debe encender la luz roja de alarma en la conciencia de todos los ciudadanos del mundo. La sensación de que el fin de 2020 es una fecha límite en términos de adopción de medidas para mantener el cambio climático en niveles que permitan la supervivencia es cada vez más clara. Por ello, todos nosotros, trabajadores, empresarios, estudiantes, debemos exigir a los gobiernos mundiales que la próxima cumbre, la COP26, que se celebrará en Glasgow a finales de este año, sea un auténtico y vinculante compromiso de reducción significativa en la emisión de los gases de efecto invernadero. Si se quiere cumplir la meta del 1,5, es necesario disminuir las emisiones de dióxido de carbono en un 45% para el año 2030.
Por otra parte, la lucha contra el cambio climático exige un compromiso individual que debe manifestarse en nuestra forma de vida y hábitos cotidianos. Estos cambios suponen, entre otros, la utilización de las bicicletas y de medios de transporte eléctricos para desplazarnos por laciudad; el rechazo al uso de bolsas o envoltorios de plástico, sustituyéndolos por otros fabricados con material biodegradable. Se trata, no sólo de emplear energías limpias, sino de adoptar medidas prácticas de ahorro de electricidad y agua en nuestros hogares. Es necesario racionalizar nuestros hábitos de consumo, evitando el despilfarro y los gastos superfluos, y apostar por el reciclaje de basuras y desperdicios. Incluso debemos introducir cambios en nuestra dieta que propicien una menor producción de carne roja y un aumento en el consumo de pollo, cereales, frutas y verduras. Es una pequeña contribución que todos debemos asumir. El objetivo así lo requiere: salvar nuestro planeta y asegurar nuestra supervivencia.
Julián Vila Peña. Esclavas de María. Valencia.
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Este es uno de los trabajos ganadores o finalistas del I Concurso de redacción periodística para jóvenes de National Geographic España y RBA Libros, dedicado al Día de la Tierra. Aquí podéis consultar la lista completa de los trabajos premiados y seleccionados por el jurado.