En National Geographic España estamos de celebración: cumplimos 25 años. Y nos vestimos de gala con un color específico: el de nuestro famoso marco, el de nuestra ventana al mundo. El que nos representa, define la marca y nuestros valores. El color amarillo.
Nos entusiasmamos con su esplendor, su optimismo, su luz. Convencidos de que esta ventana amarilla que sella cada una de nuestras acciones es un potente motor de transformación porque pone el foco en todo lo que sucede en el planeta y que merece ser contado.
Nos emociona pensar que el mundo es hoy más amarillo, más National Geographic, que hace 25 años y que nuestra revista ha contribuido, en parte, a hacer que los valores con los que se fundó la National Geographic Society en Estados Unidos en 1888 se hayan difundido en nuestro país. Estamos hablando de amor al planeta, de conciencia ecológica, del interés por nuestro pasado, por nuestra geografía, por nuestras culturas más remotas, por viajar, explorar, conocer.

Manada de cebras en el Parque Nacional del Serengeti, Tanzania.
Ugurhan / Getty Images
Gracias a las personas que comparten esta visión del mundo, a una actitud que promovemos a diario, en cada titular, en cada historia, en cada fotografía, formamos parte de una transformación social imparable. En los 25 años de vida de nuestra revista en España hemos visto poner la ecología en la agenda política, llenarse las ciudades españolas de bicicletas, plantar molinos de viento en las llanuras para aprovechar la energía eólica. Hemos adoptado el reciclaje como rutina y el reaprovechamiento como escudo protector, declarado la guerra al plástico y asumido que los combustibles fósiles no pueden mover más nuestros vehículos. Hemos abrazado las minorías, defendido la diversidad en todas sus formas, y peleado contra las injusticias sociales y las desigualdades de género.
Hemos visto crecer a una generación nacida con National Geographic que tiene sus principios marcados en su ADN y que empuja el cambio con decisión. Somos más amarillos todos, sí. Juntos protegemos nuestras especies ibéricas, consumimos proximidad, preservamos el patrimonio natural.

Abejas trabajando en la producción de miel.
Aleksandr Rybalko / Shutterstock.
Porque sí, el amarillo es una declaración de principios. Y queremos que el mundo y nuestro país sigan transformándose aún más, con creatividad, rigor, con el liderazgo de estos jóvenes, con brillo y energía. Confiando en el futuro. Defendiendo nuestro color en un gran campo de juego, el planeta, y con una táctica infalible: la actitud National Geographic.
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