Una historia de amor con National Geographic España

Nueve suscriptores ofrecen un emocionante testimonio sobre lo que ha representado la revista en sus vidas.

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En National Geographic contamos historias. Pero no es habitual que contemos historias de amor. Sin embargo, el año en que cumplimos 25 nos atrevemos a dar el paso, entrar en terreno impropio. Porque detrás de nuestra revista hay algo que late y esta emoción tan normal como trascendente llega a un punto receptor, es recíproca. Cuando esto ocurre, ya se sabe: se dispara un motor que nos hace sentir vivos, con la sonrisa puesta, con ganas de celebrar y de contar al mundo que lo nuestro es especial.

En este cortometraje documental de 10 minutos de duración encontrarás nueve historias de suscriptores que llegaron en 1997 a la revista National Geographic España, justo en el número uno, en el mes de octubre. Tienen algo en común: han querido contar hasta qué punto la revista ha influido en su vida, en su manera de ver el mundo, a la hora de transmitir saber, en su proceso de superación personal, en la relación con otras personas o en su desarrollo profesional.

Son nueve testimonios que están con nosotros desde hace 25 años, pero estamos seguros de que representan a los miles de suscriptores, lectores y seguidores que creen en National Geographic. De ese amor sale la fuerza de una revista que, contigo, quiere cambiar el mundo. Aquí lo puedes ver y conocer sus historias:

Así se hizo el documental

La historia de este pequeño documental no es buscada. Simplemente, surgió. El pasado mes de julio, cuando en la redacción comenzábamos a hablar del 25 aniversario de la revista, alguien sugirió que sería buena idea contactar con los ‘pioneros’, las primeras personas que se suscribieron a la edición española de National Geographic. Escribimos un correo general: les comunicábamos nuestro cumpleaños y les pedíamos si tenían algo que contarnos sobre el encuentro con nuestra revista hace 25 años.

Mandamos 3.827 correos un viernes a mediodía y el lunes teníamos más de un centenar de respuestas. Confesión: esto es muy raro. Nos encantaría decir que recibimos un alúd cada vez que pedimos interacción, pero no es así. También nos quedamos sorprendidos con las historias que nos contaban estos ‘pioneros’. Eran muy buenas, inimaginables, con anécdotas de todo tipo que se diseminaban por todos los rincones del mundo aunque finalmente recalaran en España. Algunas eran divertidas, otras tenían un cariz literario, algunas emocionaban por estar vinculadas con nostalgia a otras épocas, a viajes remotos… y en otros correos simplemente nos daban un teléfono y nos pedían que los llamáramos.

Nos pusimos manos a la obra. Durante el mes de agosto, nuestra colaboradora Sylvia Roig contactó con una cuarentena de suscriptores y documentó cada uno de sus relatos. En septiembre nos los contó a la redacción con todo lujo de detalles. Leía frases que le habían dicho, nos mostraba fotos que le mandaron de sus bibliotecas con las colecciones de National Geographic, con reseñas de reportajes, imágenes o portadas míticas, con relatos de familia sujetados por sentimientos que se trasladaban de generación y generación. Era impresionante todo, porque conocemos el poder que puede tener National Geographic pero lo que salía de todo aquello era una prueba… de amor.

Grabar, editar y disfrutar

Qué hacemos ahora, pensábamos a medida que estos suscriptores que tomaban una nueva cualidad: se habían convertido en personajes. Y a pesar de que contar historias sobre el papel es nuestra especialidad, acordamos que haríamos un vídeo documental, con entrevistas con cuya imagen y relato pudiera hacerse llegar la misma emoción que ellos habían transmitido a Sylvia por teléfono con sus relatos.

Tuvimos que escoger. Además de una narración interesante, queríamos conseguir que hubiera testimonios de todas las edades y que provinieran de distintos puntos de España, que estuvieran representados hombres y mujeres, que hubiera diversidad de profesiones, de puntos de vista, y formas de valorar la revista. Fue así como tomó forma un primer guión, sobre el que Sylvia Roig y el equipo de Producciones Mínimas, Isabel Requena y Mireia Sabanés, basarían unas grabaciones que las llevaron a trotar por España, de Pamplona a Madrid, de Salamanca a Barcelona. Horas de viajes, entrevistas y de recursos, con momentos divertidos y otros conmovedores junto aquellos de los que, por unos días, hablábamos como si fuéramos de la familia: Miquel, Maribel, Albert, Cipriano, Ana, Jordi, Libe, Enrique, Manuel. Por último, vino un proceso de edición: teníamos el tiempo ajustado y una fecha límite, pero en el estudio de Producciones Mínimas no hubo tregua. Condensarlo todo en 10 minutos era tan difícil como importante. Aquí tienes el resultado.

Y acabamos. Diciéndoos que si contar historias de amor y hacerlo en formato audiovisual no es normal en nosotros, tampoco lo es sentir tanta plenitud y emoción en los primeros pases de esta pieza con los profesionales de distintos departamentos de RBA, la editora en España de la revista National Geographic. Saber que una revista puede influir en la vida de alguien es conmovedor; pero cuando los que trabajamos aquí escuchamos la voz de aquellos que desde el afecto y la sinceridad reconocen que el periodismo de calidad de National Geographic ha cambiado su vida, sentimos una recompensa inmensa. Nos hace creer que poder dedicarnos a esto es una gran suerte y nos impulsa a hacerlo cada día mejor.

Nunca olvidaremos el regalo que nos habéis hecho con vuestras palabras ni el que cada mes nos hacéis con vuestro compromiso.

El amor entre nosotros existe. Gracias por seguir manteniéndolo.

Si ya eres suscriptor de National Geographic, muchas gracias por hacer esto posible. Y si no lo eres, conoce aquí todas las ventajas de serlo.