Tres semanas después del asesinato del reverendo Martin Luther King, Jr., en abril de 1968, el ayuntamiento de Maguncia, Alemania, puso a una calle el nombre de este defensor de los derechos civiles de los negros, haciendo en apenas unos días lo que Atlanta, ciudad natal de King, tardaría ocho años en hacer. Memphis, Tennessee, escenario de su asesinato, le dedicó una calle, pero más de 40 años después de su muerte.
Un cambio de nombre puede vaticinar un futuro brillante, como cuando en el Antiguo Testamento Yahvé dice que Abram, que significa "padre excelso", pasará a llamarse Abraham, "padre de muchas naciones". Un cambio de topónimo también es un signo de poder e influencia: refleja quién está al mando y quién ha dejado huella. Y así, en Schwerin, Alemania, la Dr. Martin Luther King Strasse convive con la Anne Frank Strasse.
En Saint-Martin-d’Hères, Francia, la Rue Martin Luther King hace esquina con la Rue Rosa Lee Parks, dedicada a la mujer que en 1955 se negó a ceder su asiento a un blanco en un autobús de Montgomery, Alabama. En Puerto Príncipe, Haití, la carretera en honor al revolucionario del siglo XVIII Toussaint L’Ouverture entronca con la calle dedicada a King.
Dos años antes de su muerte, el índice de aprobación de King en Estados Unidos era de solo el 33%, quizás un reflejo del racismo y el descontento que su programa radical de justicia económica inspiraba en muchos estadounidenses blancos.
50 años después de la muerte de Luther King, alrededor del 90% de los estadounidenses tienen una opinión favorable sobre él
Con cada década transcurrida, sin embargo, esa puntuación se eleva, por más que su programa se vaya desdibujando. Hoy, 50 años después de su muerte, alrededor del 90% de los estadounidenses tienen una opinión favorable de King.
955 calles dedicadas a Luther King en EE.UU.
En Estados Unidos existen al menos 955 calles dedicadas a su persona. Muchas están en barrios pobres. Pero el estereotipo de que todas son vías públicas feas y deprimentes situadas en barrios deteriorados es una exageración. El geógrafo Derek Alderman ha estudiado cientos de esas calles y ha concluido que prácticamente no existen diferencias en cuanto a la actividad comercial que se produce en ellas y en las calles principales del país.

"Cuando a una calle se le pone el nombre de un personaje como Martin Luther King, hay que asegurarse de que se mantiene como un monumento en su honor, de tal manera que si él levantase la cabeza, se sentiría orgulloso", dice Daniel D’Oca, quien en 2015 impartió la asignatura "La vía MLK: construir la calle principal de la América negra" en la Universidad Harvard.
La asignatura pedía a los alumnos que ideasen calles dedicadas a King que evocasen sus valores: integración racial, paz y prosperidad, estabilidad económica…
En el mundo hay más de un millar de calles dedicadas a MLK, entre ellas varias en Alemania, el país que inspiró su nombre. Tanto él como su padre se llamaban Michael. Pero este último, que también era predicador baptista, hizo un viaje a Berlín en 1934 y se quedó tan impresionado con el reformador protestante que se cambió el nombre y se lo cambió a su hijo, por entonces de cinco años.
El mundo soñado por Martin Luther King
Las victorias del movimiento pro derechos civiles hicieron avanzar al mundo hacia el escenario soñado por Martin Luther King, Jr.: el fin de la segregación sancionada por el Estado. Para los estadounidenses negros, los años transcurridos desde la muerte de King han supuesto un descenso de la pobreza y un aumento del número de gente que termina la educación secundaria y que posee viviendas en propiedad. Pero la proliferación de calles dedicadas a MLK no implica un compromiso mundial para acabar con la pobreza.
En Memphis, la ciudad en la que King fue asesinado, las tasas de pobreza han superado las del país. En 1971 fracasó un intento de renombrar una calle en honor del líder asesinado. La iniciativa fue retomada en 2012, y finalmente fue aprobada.
Dr. M. L. King Jr. Avenue, de unos tres kilómetros de longitud, es una de las últimas calles en las que Martin Luther King se manifestó. El 28 de marzo de 1968 encabezó una marcha de miles de personas que se dirigían por la entonces llamada avenida Linden hacia el ayuntamiento para protestar contra Henry Loeb, el alcalde segregacionista y antisindicatos que había mantenido una actitud inflexible frente a la huelga de los empleados negros del servicio de recogida de basuras –un conflicto que había adquirido proporciones considerables–, negándose a oír sus demandas. La manifestación terminó con violencia, y para demostrar que era capaz de encabezar una marcha pacífica, King regresó a Memphis el 3 de abril.
Aquella noche pronunció el discurso "He estado en la cima de la montaña". Al día siguiente fue tiroteado en el balcón de un motel. Hoy Memphis intenta honrar su sacrificio. El verano pasado el Ayuntamiento aprobó la entrega de unos pagos a los 29 basureros supervivientes para compensar las circunstancias que acortaron su tiempo de cotización de cara al cobro de una pensión. Ingresarán unos mil dólares netos por cada año transcurrido desde la muerte de King. Pero para algunos de los que todavía viajan en un camión de la basura ese dinero será insuficiente para jubilarse.
Martin Luther King es recordado a menudo por hablar de un objetivo sencillo: niños negros y niños blancos cogidos de la mano, como hermanos.
El Martin Luther King que suele olvidarse iba mucho más allá, exigiendo "una redistribución radical del poder político y económico".
"En todo el planeta –dijo King un año antes de su muerte– los hombres están rebelándose contra los antiguos sistemas de explotación y opresión, y de las heridas de un mundo enfermo están naciendo nuevos sistemas de justicia e igualdad".