Se suponía que iba para arquitecto. Es lo que estudié durante cinco años y en lo que trabajé otros cuatro. Pero no era lo mío y decidí probar suerte con lo que de verdad me motiva: la fotografía y volar, algo que ya hacía en mis ratos libres. Así que di el salto y convertí mi afición en profesión. Hoy soy ambas cosas, piloto y fotógrafo, lo que me permite controlar absolutamente cada una de mis tomas. Me encanta captar perspectivas que resultan inalcanzables cuando uno tiene los pies en el suelo. Desde el aire, tanto en mi Polonia natal como en cualquier otra parte del mundo, analizo los paisajes más diversos, naturales o urbanos. Y los convierto en imágenes abstractas, en grafismos repletos de mensajes subliminales que hablan del rastro de la presencia humana en la Tierra. Grafismos que podrían ser obra de un diseñador empeñado en reproducir mosaicos que la naturaleza y el ser humano han creado de forma interactiva.
Desde el aire no puedo relacionarme con las personas del mismo modo que lo haría mediante la fotografía clásica. No puedo participar en lo que está sucediendo porque estoy muy lejos. Pero puedo provocar emociones en la gente a través de lugares comunes y simbólicos mostrados mediante una estética muy radical. Una belleza quizá controvertida, pero que les ayuda a comprender lo que ven.
EL FOTÓGRAFO
Kacper Kowalski nació en 1977 en Gdynia, Polonia. Sus fotografías aéreas han recibido premios importantes, entre ellos, dos galardones del World Press Photo (2009, 2014 y 2015) y el Premio Mundial de Fotografía Sony (2014). Su primer libro, Side Effects («Efectos secundarios»), se publicó a principios de 2014 y su trabajo actual, Waving («Ondulación»), es un proyecto fotográfico centrado en un espacio natural que el fotógrafo conoce muy bien: la playa.
Más información en: www.kacperkowalski.pl