Cazadores en medio del frío más extremo

Para los udege, oriundos de la Rusia más oriental, la caza es uno de los pilares de la existencia. Inmersos en la naturaleza más extrema, creen en una serie de fuerzas sobrenaturales que deben ser respetadas.

Actualizado a

Para mí, la fotografía es una herramienta que me permite documentar realidades muy poco conocidas y que me interesan de una manera muy especial. Es el caso de la comunidad de los udege, ubicada en la región más oriental de Rusia, un lugar extraordinariamente hostil donde viví durante cuatro meses fotografiando la forma de vida de estos hombres y mujeres que cazan, pescan y recolectan para sobrevivir.

En concreto, quise profundizar en la actividad cazadora que los hombres udege desarrollan a lo largo de toda su vida. Me sorprendió su profundo conocimiento del entorno, cómo leen los rastros en la nieve o interpretan las señales más sutiles sobre el estado de ánimo de un animal. Recuerdo el día y medio que pasé siguiendo el rastro de una cierva con un joven cazador llamado Kostya. Ambos estábamos exhaustos.

Para los udege, la naturaleza marca el camino. Y saben que ellos también pueden ser presas.


Sin embargo, cuando tuvo al animal a tiro, Kostya declinó disparar. ¿Íbamos a volver con las manos vacías después de tanto esfuerzo? No lograba entenderlo hasta que me explicó que no la mataría porque estaba embarazada. Para los udege, la naturaleza marca el camino. Y saben que ellos también pueden ser presas. Por ejemplo, del tigre siberiano, al que respetan y atribuyen poderes sobrenaturales.

Si alguien mata un tigre sin motivo, Amba, «el lado oscuro del tigre», despierta para vengarse. Ahí está la historia de Markov, un cazador ruso que en 1997 malhirió a un tigre. Durante las siguientes 72 horas, el felino siguió su rastro hasta dar con su cabaña. Allí lo esperó y lo mató.

Tras mi experiencia con los udege, y gracias a una beca de investigación de National Geographic, hoy sigo explorando estos territorios hostiles en el marco del Proyecto Genographic. Para ello, a lo largo del último año y medio he realizado varios viajes a la región rusa de Chukotka, hogar de los chukchi, un pueblo relacionado con aquellos primeros cazadores-recolectores que hace unos 20.000 años migraron a través del estrecho de Bering para poblar América por primera vez. De alguna forma, esos modos de vida tan ancestrales iluminan mi existencia, marcan mi futuro.

Foto: Álvaro Laiz

1 / 8

Cabeza de corzo siberiano

Cbeza de corzo siberiano, que puede alcanzar los 400 kilos de peso. Si un cazador abate un ejemplar tan grande, lo despieza y se lo lleva en varios viajes; en el proceso, oculta su presa de otros depredadores, como osos y tigres.

Foto: Álvaro Laiz

2 / 8

Creencias animistas

«Hubo un tiempo en que cuando un udege veía un ciervo, creía ver un hombre ciervo […]. Cuando veía un tigre, creía ver un hombre tigre», dice un cuento udege. Estas creencias animistas, recogidas en relatos ancestrales, expresan el impacto de la naturaleza en estas comunidades del extremo oriente de Rusia.

Foto: Álvaro Laiz

3 / 8

La dureza del hielo

Galina solloza abrazada a la fotografía de su hijo, quien desapareció en la taiga hace cuatro años tras una jornada de caza. "Un día se fue y nunca más regresó a casa", relata apesadumbrada esta madre udege.

Foto: Álvaro Laiz

4 / 8

Río Amur

La cuenca del río Amur, palabra que significa «dragón negro», es la frontera física entre el lejano este ruso y la Manchuria interior china. El río, de 2.874 kilómetros de longitud, discurre hacia el este y desagua en el mar de Ojotsk.

Foto: Álvarlo Laiz

5 / 8

Día de caza

Un joven cazador udege, observa el inmenso paisaje blanco de la taiga a través de la ventana. El autor de estas imágenes, el fotógrafo leonés Álvaro Laiz, lo acompañó durante largas jornadas de cacería. «Nunca vacilo en abatir un ciervo, un alce o un oso. Pero cuando veo un tigre, mi pensamiento duda», afirma Kostya.

Foto: Álvaro Laiz

6 / 8

Heridas profundas

Edvard Niekrasov osó matar a un tigre hace 10 años, pero una tigresa que rondaba cerca lo atacó, deformándole la cara; por fortuna un sobrino la ahuyentó antes de que acabara con su vida.

Foto: Álvaro Laiz

7 / 8

Muerto por un tigre

Lev Jomenko, cazador y herbolario udege vio el rastro de un tigre herido y decidió seguirlo, pero acabó muerto entre sus garras. Su cuerpo apareció congelado.

Foto: Álvaro Laiz

8 / 8

Rastro de un tigre

Huella de un tigre de unos tres años de edad.