El longevo y endémico ser vivo del que depende la conservación de los ecosistemas mediterráneos y, por lo tanto, nuestros disfrutados mares, corre peligro. La Posidonia oceánica, que cubre en forma de pradera únicamente los fondos del Mediterráneo, es fácilmente ignorada. Sin embargo, es fundamental tanto como para el medio como para la fauna del mar que rodea gran parte de la costa española. No solo se ocupa de proporcionar el oxígeno para la variedad de peces, sino que también es un lugar de refugio y protección para sus crías.

A pesar de todo ello, esta planta oceánica que se encarga de filtrar, manteniendo las aguas limpias y transparentes, sufre gran número de amenazas. Es nuestro deber hacerles frente. El fondeo de numerosos barcos provoca su progresiva regresión al colocar las anclas sobre ella. Además, la presencia de algas invasoras, como la Caulerpa Racemosa, limita su espacio y alimento. No obstante, el mayor de los obstáculos para la supervivencia de esta pradera submarina lo proporciona la contaminación del ser humano.

A pesar de esto, el gobierno español nos confirma que “gracias a las praderas de Posidonia el agua está limpia”. Y yo me pregunto: ¿Puede esta planta limpiar, o si quiera aguantar, el efecto que está teniendo el hombre sobre el mar? Desgraciadamente a largo plazo, como en el caso de muchos otros seres vivos, la respuesta es un sonoro “no”. La contaminación en las aguas provoca un crecimiento excesivo de bacterias en el mar. Esto a su vez provoca que las aguas se enturbien adoptando una tonalidad verdosa e impidiendo que la planta reciba la luz necesaria para realizar la fotosíntesis.

Afortunadamente todavía hay esperanza para la planta mediterránea. La prueba nos la da la reserva que rodea una pequeña isla a tres millas de la costa alicantina. Como primera reserva marítima española fundada en 1986, la Reserva de Tabarca es la viva imagen de esta esperanza. Si se protege, la Posidonia Oceánica favorece la regeneración de los recursos pesqueros de la zona, el mantenimiento de las transparentes aguas, la flora y la fauna.

Los beneficios que han recibido estas costas la han convertido en un popular destino para los amantes del submarinismo. Entre ellos se encuentra Christian Llácer, gerente e instructor de buceo de Dive Academy en Santa Pola. Tuve la suerte de hablar con él sobre la próspera Posidonia Oceánica que allí habita. Christian afirma que “al haberse protegido desde hace tanto tiempo, evitando la sobrepesca, fondeo inadecuado y gracias a la limitación de la contaminación, se observa un incremento exponencial de la Posidonia Oceánica”. Gracias a estas semillas de esperanza que lugares como Tabarca nos ofrecen, tenemos prueba de que el ser humano no solo supone “la mayor amenaza para esta planta” y, mirando más lejos, para el planeta, sino que también está en nuestras manos su salvación.

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Este es uno de los trabajos ganadores o finalistas del II Concurso de Redacción Periodística para Jóvenes de National Geographic España y RBA Libros, dedicado a los océanos. Aquí podéis consultar la lista completa de los trabajos premiados y seleccionados por el jurado.