No nos engañemos. Digamos la verdad. ¡No nos importa el cambio climático!

¿Cómo puede ser eso? Muy fácil: creemos que no nos afecta. O bien por la comodidad de la desinformación, o bien porque no nos queremos dar cuenta y cambiar nuestro estilo de vida. Los estudios están ahí, existen evidencias, datos fiables y estadísticas reales, pero es mucho más fácil hacer oídos sordos y seguir en nuestra zona de confort, sin mover un dedo ni darle mayor importancia. Y esta mentalidad y esta comodidad, señoras y señores, son el problema.

Hace 200 años, con la primera revolución industrial, empezó todo. Por entonces la atmósfera terrestre contaba con aproximadamente 250 partes de CO2 por millón, pero la acumulación de este gas se ha multiplicado en los últimos años. A día de hoy, 22 de abril de 2020, la última lectura de CO2, hecha por el observatorio de Mauna Loa y recogido por el Scripps Institution of Oceanography de la universidad de San Diego en su proyecto “The Keeling Curve”, estima que hay unas 416’35 partes de este gas por millón. Son los datos más altos de este gas jamás registrados.

Así día tras día, nuestro planeta se calienta más y más, lo que llamamos calentamiento global, más conocido como la causa del cambio climático. Hasta aquí todo bien, ¿no? Pues no. Esto provoca la subida del nivel del mar, incendios forestales, aumento de la desertización, muerte y desplazamiento de especies… ¿Sigue sin afectarte? ¿Te parece que hay problemas más urgentes e importantes? Atento: el Word Economic Forum, en su informe de riesgos globales anual, ha calificado por primera vez en su historia, que los cinco principales riesgos globales, en términos de probabilidad, son todos ambientales.

El creer que esto no nos afecta es equiparable a tener un pañuelo vendado en los ojos. Y es que todo está conectado. El cambio climático puede relacionarse directamente, (siendo en muchos casos la causa), con guerras, crisis de agua, crisis de refugiados, desastres climáticos o la escasez de alimentos.

Hablemos claro. El cambio climático no se puede evitar. Pero sí se puede reducir su impacto. Pero, ¿Cómo? Necesitamos un cambio de mentalidad, una transformación de la sociedad, adquirir conciencia sobre el planeta y como, poco a poco, lo estamos destruyendo, y, al mismo tiempo, autodestruyéndonos. No podemos seguir así, sobreexplotando el planeta. Debemos hacer honor al nombre de “animal racional” y empezar a adaptarnos y a mitigar los efectos del cambio climático, dejando atrás nuestro antiguo estilo de vida y empezando uno nuevo, sin guerras, menos crisis, menos refugiados, y más árboles, más biodiversidad, y en definitiva, más vida.

La pregunta está clara, ¿Qué pesa más, nuestro estilo de vida, o nuestro hogar? Si elegimos bien podemos llegar a conseguir grandes cosas. Para lograr un cambio en el planeta el reto y la solución son lo mismo: un cambio en nuestras vidas.

Xiana Fernández Iglesias. IES San Tomé de Freixeiro. Vigo (Pontevedra).

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Este es uno de los trabajos ganadores o finalistas del I Concurso de redacción periodística para jóvenes de National Geographic España y RBA Libros, dedicado al Día de la Tierra. Aquí podéis consultar la lista completa de los trabajos premiados y seleccionados por el jurado.