El sol en la cara, la fresca brisa, el ruido de las olas, el salitre en la piel. Los canarios amamos nuestra tierra, nuestras costas, nuestro mar, y ese sentimiento que ha pasado de abuelos a padres y de padres a hijos, ha perpetuado que por nuestras venas, más que sangre, corra agua de mar. Cualquiera con raíces en este especial archipiélago sabe lo que es pasar un día en la playa o en uno de los incontables y cristalinos “charcos”. El Socorro. Corralejo. Valle Gran Rey. El Inglés. Maspalomas. La Restinga. Son lugares que cuando escuchamos en boca de otros nos hacen brillar interiormente.
La modernización de las islas durante el siglo XX con la llegada de industrias y el asentamiento de una economía de importación y basada en el turismo, han hecho que el crecimiento poblacional de Canarias se haya disparado entre 1950 y 2020 (próximo al 200%). Estos avances han contribuido a nuestro bienestar; sin embargo, como contrapartida, han acarreando un grave problema que precisa ser resuelto: la contaminación del mar. ¿Se trata de un problema local o universal?
En enero de 2020 el Centro Oceanográfico de Canarias (COC) comenzó a realizar una recogida de muestras en algunas costas con el fin de saber el impacto real de los plásticos, microplásticos y otras sustancias en nuestras orillas. Los datos revelados mostraban que Playa Grande y Almáciga, en Tenerife, tenían los índices más altos de contaminación. En el primer caso, supuso su catalogación como “no apta para el baño” tras el estudio de Javier Hernández Borges, profesor de Química Analítica en la Universidad de La Laguna (ULL), por haber encontrado cerca de 3.000 fragmentos de origen plástico por metro cuadrado.
La realidad de la basura se agrava por las fuertes corrientes próximas al litoral, muy frecuentes y prácticamente inalterables, por lo que cualquier tipo de residuo arrojado en las cercanías puede acabar en las playas y océanos, haciendo que el pescado que consumimos afecte a nuestra salud.
Aunque, desafortunadamente, esto no es un hecho aislado y propio de Canarias. A lo ancho y largo del planeta, millones de archipiélagos y zonas costeras tienen que lidiar con problemas similares. La desconsideración y falta de compromiso de la sociedad dejan sus huellas en lugares como Kamilo Beach (Hawaii), Chittagong (Bangladesh), Isla Henderson y Juhu Beach (India).
Poco a poco nos hemos acomodado: parece que confiamos en que otros arreglarán el problema que estamos creando. A pesar de la existencia de instituciones que se preocupan por el medioambiente y grupos de voluntarios que ayudan a controlar el fenómeno, participando en la recogida de residuos, debemos responsabilizarnos individualmente y actuar en consecuencia. Un simple acto a cargo de cada uno puede significar una diferencia. Es hora de actuar. Es hora de unir fuerzas. Es hora de luchar por un bien común. Es hora de pensar en los océanos y playas. Es hora de enmendar los errores pasados, porque hemos “nacido del mar y para el mar”.
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Este es uno de los trabajos ganadores o finalistas del II Concurso de Redacción Periodística para Jóvenes de National Geographic España y RBA Libros, dedicado a los océanos. Aquí podéis consultar la lista completa de los trabajos premiados y seleccionados por el jurado.