Como cada año, el 19 de noviembre es el día que se celebra en todo el mundo una de las fiestas con menos encanto jamás conocidas, el Día Mundial del Retrete. Jack Sim, un empresario singaporense, es a quien debemos el honor de transformar un tema tan escatológico en una celebración mundial. Sim fue el encargado de fundar la Organización Mundial del Retrete en 2001 para, años más tarde, instaurar del mismo modo instituciones como el Colegio Mundial del Váter, la Cumbre Mundial del Váter, así como diversas Asociaciones del Inodoro en todo el mundo. No es broma.
Argumentando que un saneamiento deficiente cuesta la vida a miles de personas cada año, el "Sr. Toilet", como es conocido, comenzó con su particular cruzada por la higiene. Así, en 2013, las Naciones Unidas adoptaron su idea para reconocer a los 2.400 millones de personas que viven sin un baño en la actualidad, y crear conciencia sobre los problemas derivados de la falta de higiene. Dos años más tarde, la ONU incluiría entre sus objetivos de desarrollo sostenible para 2030 el acceso global a un aseo digno.
2.400 millones de personas viven sin un baño en la actualidad, lo que supone un problema de higiene pública de gran importancia.
Con esta atención global, la innovación en lo que se refiere a la necesidades de nuestro bajo vientre ha vuelto a florecer. De este modo han visto la luz multitud de iniciativas gubernamentales y dirigidas por ONG´s que producen inodoros de bajo coste o complementos de aseo para mejorar la seguridad y el saneamiento de pueblos remotos o zonas de desastre. Sin embargo, aún a día de hoy sigue siendo un reto abordar el estigma que acompaña a un viaje al baño en varios países, donde las normas culturales -muchas de las cuales prohíben tener un baño en casa o cerca de ella- imponen su poder sobre la tecnología moderna.
"Hay que entender que diferentes culturas han tenido diferentes razones para construir baños", dice Ann Olga Koloski-Ostrow, presidenta del departamento de estudios clásicos de la Universidad Brandeis de Waltham, Massachusetts, y autora de La Arqueología del Saneamiento en la Italia Romana. "No todo el mundo piensa como el mundo occidental".
A día de hoy sigue siendo un reto abordar el estigma que acompaña a un viaje al baño en varios países.
Koloski-Ostrow, que es conocida por sus amigos como la "Reina de las Letrinas", cree que la Roma antigua puede darnos una lección sobre cómo abordar el saneamiento en el Tercer Mundo. Los romanos no inventaron el inodoro. Este ya se usaba en otros lugares unos 3.000 años antes. No obstante, fueron estos los que revolucionaron la planificación urbana para el saneamiento.
Sin embargo, pese a suponer los baños y retretes públicos, los sistemas de alcantarillado, así como los sistemas de acueductos un gran avance para la época, dicha revolución no se materializó en los beneficios esperados en cuestión de sanidad pública. La falta de conocimiento acerca de cómo se propagan los gérmenes provocó que este sistema de saneamiento -al contrario de lo esperado- aumentara el número de parásitos y la propagación de ciertas enfermedades en comparación con la anterior Edad de Hierro.
Hoy en día, estas lecciones pueden aplicarse al mundo endesarrollo. La India, donde unos 665 millones de personas no tiene aun acceso a unas instalaciones adecuadas, es el punto cero para los “activistas del baño”. La defecación al aire libre es muy común; algo que actúa propagando enfermedades y que encarna en la actualidad un grave problema sanitario y a su vez con importantes repercusiones económicas. En este sentido un estudio realizado por Banco Mundial en 2012, encontró que la falta de baños y saneamiento cuesta al país 54.000 millones de dólares anuales.
Para mejorar el saneamiento en la India"saneamiento total de la India"Mahatma Gandhi.
, el gobierno se ha comprometido a construir cien millones de baños en aras de cumplir con los objetivos para el
en 2019, conmemorando los 150 años del nacimiento de
Sin embargo, aunque más de nueve millones de inodoros ya han sido instalados desde 2014 en la India, proporcionar retretes no es suficiente . Los informes muestran que sin educación la gente no entiende por qué deben cambiar sus hábitos, y no es raro que los baños donados por organizaciones benéficas queden olvidados en algún lugar sin instalarse, así como tampoco es extraño que los baños financiados por el gobierno funcionen mal o caigan en el desuso.
Hace tres mil años, la superstición y el tabú también pudieron haber influido en por qué los romanos nunca se beneficiaron plenamente de su sofisticada infraestructura. Los inodoros públicos, que estaban conectados con el sistema de alcantarillado de la ciudad y el sucio bajo vientre, eran considerados peligrosos. Se creía que los demonios vivían debajo de la ciudad y emergían a través de las aperturas de los inodoros.
En ocasiones una acumulación de gases de metano podía causar súbitamente una explosión. Los cuartos de baño privados rara vez estaban conectados a la línea de alcantarillado, lo que significa que las bacterias y los gérmenes podían expandirse hacia un fregadero en cocinas y jardines.
Un texto antiguo que Koloski-Ostrow descubrió, iluminó una de las razones por la cual los retretes se mantuvieron fuera de los trazados principales de las urbes romanas: la investigadora relata que un día los esclavos de un comerciante rico cerca de la Bahía de Nápoles vieron como un pulpo subió por el inodoro y asaltaba las provisiones de pescado en escabeche que conservaba el mercader.
De este modo, para evitar este tipo de males, era común que los usuarios del retrete se consagraran a la hora de excretar ante una representación de Fortuna, la diosa de la buena suerte, aunque esto no fuera remedio suficiente para evitar las condiciones insalubres. "No podemos enseñar a los romanos sobre la transmisión de gérmenes, pero podemos comprobar -al igual que hoy sucede en otras partes del mundo- cómo estaban tratando de hacer frente a los problemas a los que se enfrentaban, con notable ingenuidad ", dice Koloski-Ostrow de aquellas estructuras elaboradas. “La clave hoy -dice Ostrow- es entender las tradiciones y las creencias que sostienen el estigma que se interpone en el camino de las prácticas higiénicas. Esto puede ser un tema difícil de abordar, incluso en un campo como la arqueología”
Mientras que lee registros del siglo XIX, Koloski-Ostrow cuenta que hasta el momento nadie antes había tomado la iniciativa de mapear el antiguo sistema sanitario romano, y que cuando se hizo, se descubrió la planificación meticulosa de una civilización preocupada por el saneamiento, pero sin el conocimiento suficiente para lograrlo. Su mapa de Pompeya reveló más de 400 baños privados, algunos muy cerca de las líneas de la red de alcantarillado, pero ninguno conectado.
Hoy, los hábitos en torno al inodoro siguen siendo objeto de un encendiendo debate. Pero si las soluciones han de ser eficaces, la comprensión de por qué el saneamiento es importante sigue siendo tan relevante ahora como lo fue en la antigua Roma."Trato de ser tan meticulosa y cautelosa al estudiar a los romanos como espero que lo sean los planificadores modernos en la India y África mientras tratan de entender cuáles son los problemas y cómo la gente local ha tratado de resolverlos", apunta Koloski-Ostrow.