Reflejos animales: la gran fauna africana se mira al espejo

Leones, rinocerontes, elefantes... todos acuden a este abrevadero ubicado en la Reserva Privada de Zimanga para refrescarse ajenos a la atenta mirada de la cámara.

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David Miranda

Periodista especializado en política internacional y naturaleza

En la parte noreste de Sudáfrica, en unos territorios cercanos a las fronteras con los estados vecinos de Suazilandia y Mozambique, se ubica la Reserva Privada de Zimanga. Allí se pueden encontrar varios de los animales más conocidos de todo el continente: desde leones a rinocerontes, pasando por servales, elefantes o búfalos cafre, todos encuentran su sitio en este entorno.

Todos estos habitantes tan ilustres tienen numerosas cosas en común, como su hábitat o su fama entre los viajeros que por allí se acercan para contemplarlos en su ecosistema, pero es una coincidencia mucho más específica la que los trae hasta aquí: todos fueron retratados por las cámaras de Clint Ralph, un fotógrafo sudafricano que instaló sus cámaras frente a uno de los abrevaderos hasta los que se acercan animales de toda clase durante la noche para refrescarse. El juego de sombras y reflejos que efectúan sus siluetas con el agua dota a estas imágenes de una perspectiva única.

Un león observa su reflejo en una charca

Foto: Clint Ralph / Cordon Press

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El reflejo de un rey

En un primer plano casi intimidatorio, un macho adulto de león mira fijamente a la cámara tras beber agua. Las ondas y el reflejo del agua indican que este macho acaba de refrescarse en mitad de la noche en el abrevadero elegido por Clint Ralph para localizar sus cámaras. 

Sus costumbres le obligan al descanso durante buena parte del día ya que, por lo general, muchos de los machos descansan hasta 20 horas al día. Sin embargo, cuando cae la noche inician el periodo de mayor actividad en el que aprovechan para cazar, alimentarse y refrescarse.

Un oasis de calma para el rinoceronte

Foto: Clint Ralph / Cordon Press

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Un oasis de calma para el rinoceronte

No solo los leones merodean este abrevadero de la Reserva Privada Zimanga, sino que una gran cantidad de animales se congregan para beber agua a la luz de la luna bajo las estrellas.

Estos rinocerontes, equipados con dos poderosos cuernos de queratina en el extremo de su cráneo, forman parte de la gran familia de los Rhinocerotidae, que lleva en el planeta Tierra cerca de 34 millones de años. A pesar de ser una de las familias más longevas, en la actualidad se encuentran amenazados tras décadas de furtivismo y comercio ilegal que han mermado su población hasta límites que rozan prácticamente la extinción.

Dos ejemplares de tamaño colosal

Foto: Clint Ralph / Cordon Press

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Dos ejemplares de tamaño colosal

Dos elefantes africanos beben agua en el abrevadero ayudándose de su trompa. Los elefantes africanos son los animales terrestres más grandes del planeta y sus dimensiones son prácticamente inabarcables: superan con facilidad los 6 metros de longitud y los 4 de altura hasta la cruz en el caso de los machos, mientras que las hembras presentan un tamaño algo más reducido. No obstante, no es su tamaño lo único que llama la atención, sino que su peso también parece de otro planeta: se han llegado a notificar ejemplares de más de 12.000 kilos de peso.

Suelen ser animales longevos y su esperanza de vida ronda los 50 años. Todo en ellos es exagerado. Desde su trompa hasta sus costumbres: pueden llegar a ingerir más de 200 kilos de comida que no terminarán de digerir, además de beber grandes cantidades de agua al día, rondando los 180 litros por ejemplar. 

Siguiendo el ejemplo de la manada

Foto: Clint Ralph / Cordon Press

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Siguiendo el ejemplo de la manada

Alrededor de la medianoche, una pareja se acerca al abrevadero seguida de dos pequeñas siluetas que calcan sus movimientos. No son sombras, sino las pequeñas crías de león que siguen el ejemplo de los mayores para tomarse un respiro en mitad de la noche, las horas de mayor actividad para los leones. 

En comparación otras especies de grandes felinos, los leones son una especie tremendamente social que se organiza en grupos con una jerarquía muy marcada para sus miembros.

El esquivo serval acude a refrescarse

Foto: Clint Ralph / Cordon Press

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Un serval acude a refrescarse

Uno de los depredadores por excelencia de África acude al abrevadero aprovechando el anonimato de la noche. Equipados con grandes orejas y unas patas altas y robustas, los servales son unos depredadores magníficos y entre sus presas favoritas se encuentran numerosas aves y pequeños roedores.

Se extienden por el centro y el sudeste del continente africano, prefiriendo las zonas de matorral para asentarse, pues sus características físicas les permiten otear el terreno desde las alturas para efectuar ataques rápidos y sorprendentes a sus presas. 

Su enorme distribución a lo largo y ancho del continente ha dado a peculiaridades genéticas únicas con el serval: no es infrecuente encontrar ejemplares con melanismo –esto es, completamente negros a causa de un desorden genético–, además de poder encontrar también numerosos ejemplares de gatos Savannah a lo largo del continente, un híbrido entre los servales y los gatos domésticos.

El paseo hasta la charca, también en manada

Foto: Clint Ralph / Cordon Press

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El paseo hasta la charca, también en manada

Si algo diferencia a estos búfalos africanos del resto de vecinos de este abrevadero son sus comportamientos en grupo: acuden en manada en vez de hacerlo por su cuenta, de modo que en caso de ataque pueda ser más fácil la huída o la protección de los ejemplares más débiles. Sin embargo, estos búfalos también están listos para atacar si la ocasión lo requiere, dejando a los machos flanqueando el grupo e introduciendo a las hembras y las crías en el interior.

Esta especie de bóvido, también conocido como búfalo cafre, fue descrita por primera vez en Sudáfrica y se extiende a través de buena parte del centro y el sudeste del continente. Mientras que en las zonas boscosas ubicadas más al norte de África suelen formar grupos que rara vez superan los 5 o 6 ejemplares, los búfalos del extremo oriental de África tienden a juntarse en manadas que, en ocasiones, pueden llegar hasta los miles de ejemplares.

Parada obligada para el elefante africano

Foto: Clint Ralph / Cordon Press

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Parada obligada para el elefante africano

Un ejemplar de elefante africano se acerca al agua para llevar a cabo una de sus costumbres favoritas: a estos amantes del agua les encanta bañarse, por lo que llenan de agua su trompa para después soltarla por su cuerpo, refrescando hasta las zonas más alejadas. Pero aquí no acaba su ritual, sino que aprovechan la tierra para espolvoreársela por el cuerpo y así proteger su gruesa piel del Sol y las inclemencias. 

A finales del siglo pasado, el número de elefantes africanos había descendido tanto que la población alcanzó límites peligrosos como consecuencia de la caza furtiva y el comercio ilegal de marfil. La prohibición de su caza ralentizó su declive, pero no lo suficiente como para sacarlo de la Lista Roja de la UICN, donde aparece como especie en peligro de extinción. Durante las 3 últimas generaciones de elefantes africanos, su población ha disminuido hasta el 50%.