Más de una vez habremos observado que los perros, al dormir, mueven las patas y emiten sonidos como si estuvieran corriendo o jugando. Inevitablemente, nos habremos preguntado: ¿Los perros sueñan? A muchos les parecerá que es evidente que sí lo hacen, ¿pero qué dice la ciencia al respecto?
El sueño de los perros
La respuesta simple es que, efectivamente, los perros también sueñan; y no solo ellos sino también otros animales, principalmente mamíferos. Estudios científicos han medido la actividad cerebral de varias especies mientras duermen y se ha comprobado que exhiben los mismos patrones que los humanos durante la fase REM del sueño, el estadio en el que se producen los sueños vívidos y susceptibles de ser recordados al despertar.
REM son las siglas en inglés de rapid eye movement, ya que uno de los factores que caracteriza este estadio del sueño es el movimiento de los ojos acompañado de un ligero parpadeo. La otra característica de esta fase son las contracciones musculares, que pueden dar la impresión de que el animal está “corriendo” en sueños. Esta característica es única de los mamíferos y aves, que por lo tanto son los únicos animales que pueden tener “sueños”.
- Tienes un número especial de National Geographic sobre mascotas a la venta. Puedes comprarlo aquí.
La fase REM, además, juega un papel muy importante a la hora de “grabar” en el cerebro nuevas informaciones y experiencias. En perros que son adiestrados para diferentes trabajos, se ha comprobado que los animales que se echan una siesta justo después de una sesión de adiestramiento son más eficientes a la hora de recordar los comandos nuevos que acaban de aprender. Esta fase suele empezar unos 20 minutos después de que el animal se duerma.
¿Por qué los perros mueven las patas o ladran mientras duermen?
A menudo se puede observar que los perros mueven las patas rápidamente mientras duermen o incluso, en ocasiones, emiten tenues ladridos. Esto lleva a muchos a pensar que están soñando que juegan o persiguen algún animal. ¿Pero es cierto esto? La respuesta no es tan simple.
En el caso de los perros y otros animales (incluyendo los humanos), el movimiento durante el sueño es una conducta involuntaria normal. Se debe a una ejecución incompleta de las funciones de una parte del cerebro llamada tronco encefálico, que conecta este órgano con la médula espinal: al dormirnos, el tronco encefálico manda señales nerviosas para relajar los músculos por debajo del cuello y así impedir que nos movamos. Esta función, sin embargo, no es eficiente al cien por cien.
El movimiento de las patas y los ladridos o gemidos que observamos cuando los perros duermen son una consecuencia de esta transmisión incompleta: parte de los estímulos cerebrales llegan a los músculos y causan rápidas contracciones, que hacen que las patas se muevan. Esto no quiere decir, estrictamente, que el perro esté soñando que corre o juega, ya que se trata de una conducta inconsciente. Aun así, se ha comprobado que los perros que duermen justo después de una actividad son más propensos a agitarse.
Se ha constatado que este comportamiento es más frecuente en cachorros y en perros ancianos: en el caso de los primeros se debe a que su cerebro está aún desarrollándose y es menos eficiente que el de un animal adulto; mientras que en los animales de mayor edad se atribuye al desgaste propio del envejecimiento. También se ha observado que es más habitual en perros de tamaño pequeño o mediano y que los animales que sufren problemas de estrés o ansiedad se mueven con más frecuencia mientras duermen.
Por norma general esto no debería ser un problema, pero sí hay ciertos escenarios en los que deberíamos estar alerta a señales de una posible enfermedad: esto puede suceder si observamos que mientras duerme el perro empieza a verse más agitado de lo que es habitual en él, especialmente si va acompañado de conductas como micción o babeo con espuma, o si al despertar el animal se ve desorientado o pierde el equilibrio, lo cual podría ser síntoma de alguna patología.
Es mejor no despertar a un perro cuando duerme a menos que sea necesario: necesitan dormir unas 12 horas al día y alterar sus rutinas puede provocar trastornos del sueño. Pero si en alguna situación consideramos que hay motivos de preocupación y que debemos hacerlo, hay que evitar que sea de forma brusca – tocándolo o sacudiéndolo – ya que puede percibir un despertar repentino como una señal de amenaza y morder sin pensarlo. Es mejor hacer ruido, llamarlo por su nombre o dejar caer algún objeto al suelo para que interrumpir el sueño de forma más natural.