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Los pandas gigantes son carnívoros, y otras curiosidades de estos emblemáticos animales
El panda gigante ya no está clasificado como un animal en peligro de extinción gracias a las políticas de conservación. ¿Por qué se reproducen tan poco? ¿Cuántos ejemplares hay censados? Te contamos algunos detalles de esta especie tan emblemática como curiosa.
Actualizado a
Sergi Alcalde
Periodista especializado en ciencia, sociedad y medio ambiente
El panda gigante es uno de los animales más emblemáticos de la Tierra y un icono del movimiento conservacionista. Hace siglos su área de distribución se extendía por toda la China meridional y oriental, y por el norte de Myanmar y Vietnam, pero hoy solo vive en un 1% de su territorio histórico. Se calcula que en la década de 1970 había unos 2.000 ejemplares salvajes, pero hay motivos para el optimismo. Según el último censo, realizado en 2014, actualmente existen 1.864 individuos, un 17% más que la década anterior. Los ambiciosos planes de conservación y la política de cría en cautividad están poco a poco dando sus frutos.
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Los pandas son osos
El panda gigante es un oso, aunque se parezca poco a estos animales. Los últimos estudios de ADN lo han catalogado como parte de la familia de los úrsidos. Su pariente más cercano es el oso de anteojos (Tremarctos ornatus), un oso de tamaño medio cuya área de distribución se circunscribe a la cordillera de los Andes. Sus primos hermanos, los pandas rojos, comparten con los pandas gigantes algunas características, como el pulgar oponible o la dieta basada en bambú, en realidad pertenecen a una familia distinta: la de los alúridos.
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Tienen un pulgar oponible
Es probable que todos los que hayáis visto cómo comen los pandas gigantes hayáis quedado maravillados por la destreza que tienen estos animales para manipular las cañas de bambú. Esto se debe a un falso pulgar que tienen en sus garras, fruto de un proceso evolutivo muy peculiar. En realidad, no es un pulgar al uso: no es un dedo oponible como el nuestro, sino que se trata de una prolongación de uno de los huesos que conforman la muñeca de estos animales. Hace años, un estudio publicado en la revista Sciences of Nature concluyó que su función inicial no era otra que la de locomoción, pues les servía para sujetarse y desplazarse por las ramas de los árboles.
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Son carnívoros, aunque prácticamente solo se alimentan de bambú
El panda gigante está clasificado como carnívoro, pero su dieta se compone sobre todo de bambú. Esto se debe a que esta planta es la fuente de alimento más abundante y fácilmente accesible en sus áreas de distribución. En realidad, estos animales han evolucionado para tener un sistema digestivo capaz de procesar eficazmente las fibras de bambú, aunque su anatomía sea más parecida a la de otros carnívoros.
Sin embargo, su herencia carnívora le juega una mala pasada: el sistema digestivo del panda gigante no está plenamente adaptado para asimilar las moléculas de celulosa que contiene el bambú, por eso debe consumir una cantidad tan alta. Se estima que un panda gigante adulto puede llegar a comer hasta 28 kilos al día.
Sin embargo, según un estudio publicado en 2019 en la revista Current Biology, el bambú que consumen los pandas gigantes es alto en proteínas y bajo en carbohidratos, más parecido a una dieta basada en carne que a la de una vaca que se alimenta solo de pastos.
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Es el único oso que no hiberna
Al igual que hacen otras muchas especies animales, los osos hibernan para escapar del frío. No es el caso del panda gigante. No es que soporten mejor el frío que otras especies, pues, a diferencia de otras criaturas similares, cuentan con relativamente poca grasa corporal con la que aislarse de las bajas temperaturas. Sin embargo, en lugar de enterrarse a la primera señal de temperaturas incómodas, como hacen otros osos, el panda gigante simplemente busca un lugar cómodo para relajarse y gastar la menor energía posible.
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Son unos animales solitarios
Al panda gigante no le gusta vivir en comunidad, prefieren tener una vida solitaria entre los bambús La mayor parte del tiempo evitan el contacto directo con otros de su misma especie, una práctica que solo rompen en determinados momentos de su vida, como la primavera, cuando tiene lugar el apareamiento, aunque será por poco tiempo.
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Tienen un período reproductivo muy corto
Uno de los problemas para la viabilidad de las poblaciones del panda gigante en estado salvaje es que son muy poco prolíficos desde el punto de vista reproductivo, pues tienen un período reproductivo muy corto. Para empezar, entran en celo solo una vez al año, y lo hacen en un lapso de tiempo muy breve, de entre unas 24 y 72 horas, por lo que es realmente difícil que se reproduzcan con éxito en su medio natural. Ello explica que tengan una tasa reproductiva tan baja, de una cría cada dos años, un número insuficiente si consideramos que los encuentros entre dos especímenes de distinto sexo pueden darse con muy poca frecuencia. De ahí el esfuerzo de las entidades conservacionistas para desarrollar planes de cría en cautividad. Aunque tampoco es fácil. Algunos cuidadores se las ingenian con toda clase de tácticas ideadas para impulsar el deseo sexual de los pretendientes, desde enseñarles a aparearse correctamente hasta mostrarles vídeos con escenas de sexo entre otros especímenes. Todo vale para potenciar la reproducción del panda gigante.
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Son capaces de correr y nadar
Seguramente pensaréis que el panda gigante es un animal sumamente perezoso cuya vida se limita deambular entre los bosques tropicales y comer tanto cuanto bambú les sea posible. Pero esto no es más que un mito, aunque probablemente sea merecido. La realidad es que, aunque la mayoría del tiempo se muevan más bien poco, son capaces de correr (a su ritmo) e incluso nadar, igual que hacen otros osos. Científicos del Centro de Investigación y Reproducción del panda de Coendú concluyeron que pueden correr a la misma velocidad que un humano haciendo ‘running’, pero en un bosque de bambú son capaces de correr mucho más rápido que nosotros. Así que mejor no molestarlos en su medio natural.