No hay dos individuos iguales por mucho que se parezcan, esto es un hecho confirmado por la ciencia. El proceso genético que forma los seres vivos es complejo e involucra una gran cantidad de genes, heredados o no, que crean combinaciones con una infinidad de resultados distintos.
Tanto es así que los genetistas moleculares, que inicialmente creían que los gemelos que proceden de un mismo cigoto eran también genéticamente idénticos, han demostrado que por mucho que estos se parezcan físicamente en realidad no son completamente iguales.
Esta afirmación aplica tanto a las personas como a animales, a pesar de que nuestro ojo humano apenas pueda diferenciar entre individuos de una misma especie o subespecie. Sin embargo, de vez en cuando la genética nos sorprende creando un ejemplar de características visiblemente distintas.
Uno de los ejemplos más recientes y famosos es el de la jirafa sin manchas nacida en un zoológico de Tennessee, en Estados Unidos. Lejos de parecerse a los otros miembros de su manada esta ha venido al mundo de un color marrón sólido y ha asombrado por ser un ejemplar único en sus rasgos.
Sin embargo, por curioso que parezca, no se trata de un caso aislado de jirafa atípica. Este animal que en sí ya tiene ciertos atributos distintivos, como su gran tamaño o un cuello sumamente largo, es una de las especies en las que se han observado más mutaciones genéticas.
OBVIAS DIFERENCIAS ESTÉTICAS
Todas las jirafas se parecen pero realmente existen 4 especies diferenciadas, según determinan los estudios genéticos. Sus diferencias se basan principalmente en la morfología general del animal, además de la forma y color de sus manchas.
- Jirafa del sur (Giraffa giraffa), de manchas castaño claro que forman un patrón irregular que se mantiene por todo el cuerpo, con una base de color amarillento.
- Jirafa masai (Giraffa tippelskirchi), la más alta y de mayor tamaño. Su patrón se caracteriza por tener manchas irregulares de color marrón oscuro sobre un fondo de tonos crema o anaranjado.
- Jirafa reticulada (Giraffa reticulata), de manchas muy definidas de un color marrón rojizo. Su patrón se difumina de las rodillas hacia abajo, quedando sólo el color beige de la base.
- Jirafa del norte (Giraffa camelopardalis), de patrón irregular con manchas marrón claro, menos marcadas y más separadas entre sí. Su color de base es un beige claro.
Aunque no todos los cambios espontáneos en la genética son igual de impresionantes o llamativos, algunos de ellos han llamado especialmente la atención por haber dado lugar a individuos con un aspecto único que apenas se repite en la naturaleza.
Una familia de jirafas con leucismo
Estas jirafas de pelaje blanco y carente de manchas son así a causa de una particularidad genética llamada leucismo, condición que a menudo se confunde con el albinismo pero que en realidad presentan características distintas.
Se trata de una modificación genética poco habitual a pesar de que estas dos jirafas, una madre y su cría, no fueran las únicas en nacer de este color. Sus ojos y otros tejidos se mantienen de su color marrón habitual a pesar de que el pelo sea blanco, lo cual permite diferenciarlas a simple vista de una jirafa albina.
Foto: Ishaqbini Hirola Conservacy
Esta pequeña familia de jirafas blancas habitaba en un santuario natural de Kenia, donde fueron víctimas de la caza furtiva en 2017. El único ejemplar con vida que actualmente se conoce habita en Tanzania.
Jirafas enanas en Uganda y Namibia
El hallazgo de estas jirafas de pequeñas dimensiones en comparación con el resto de ejemplares de su especie causó gran interés entre la comunidad científica.
Tras varios estudios llevados a cabo por expertos de la Fundación para la Conservación de las Jirafas, estos concluyeron que los animales sufrían de displastia esquelética, un trastorno ya detectado en humanos pero poco común en el reino animal y todavía desconocido en jirafas adultas.
Foto: ©Emma Wells, GFC
Al compararla con un ejemplar adulto se aprecian mejor las malformaciones que padece esta jirafa aquejada de dislapsia esquelética.
Esta enfermedad genética hace que no solo su estatura sea distinta, sino que además su morfología se ve alterada por el desarrollo irregular de los huesos.
La jirafa sin manchas del zoológico de Tennessee
Actualmente única en su especie, y solamente la segunda de la que se tiene constancia en la historia. Acostumbrados a conocer a las jirafas como animales con un patrón inconfundible, el nacimiento de un ejemplar de una sola tonalidad es toda una sorpresa.
Brights Zoo
Esta jirafa sin patrones podría ser única en su especie en la actualidad, pero no es la primera que ha existido.
Su peculiar coloración tiene una explicación genética: la mutación de uno o más genes, aunque por el momento no se ha identificado el proceso exacto que lo ha producido.
Vitíligo en jirafas: un caso peculiar
Los investigadores han detectado una jirafa que cambia de color, habitante de la reserva natural de Kenia.
Tras una observación llevada a cabo a lo largo del tiempo se ha podido comprobar que este ejemplar ha ido perdiendo pigmento de forma progresiva, dando como resultado unas manchas blanquecinas que se han ido extendiendo por su cuerpo y que hacen que su patrón desaparezca.
Esta decoloración se relaciona con una enfermedad de la piel muy conocida en humanos pero que nunca antes había sido observada en animales: el vitíligo, que hace que las células productoras del pigmento mueran y dejen, por tanto, de generar melanina en zonas determinadas.
En la mayoría de estos casos y otros muchos que desconocemos los científicos han podido identificar el motivo de sus peculiares características, pero todavía se encuentran investigando sus causas exactas ya que el estudio de la genética es una investigación que está constantemente en curso.