El oso pardo es el único mamífero de gran tamaño que hiberna . Cuando lo hace, su ritmo cardíaco y respiratorio disminuyen y baja su temperatura corporal. Dejan de comer y de beber y mantienen sus constantes vitales gracias a las reservas acumuladas durante el otoño. No puede hibernar en cualquier lugar, sino que deberá buscar un refugio apropiado para ello, generalmente una cueva. Una de las características de estos animales es que son hibernantes facultativos , esto es, solo hiberna en caso de que no hacerlo aumente el coste de adaptación. El momento de hibernación dependerá de factores como la disponibilidad de recursos o las condiciones meteorológicas. Aunque la respuesta será distinta en función del individuo, parece que la temperatura tiene un mayor peso, lo que significa que el calentamiento global podría hacer que los osos hibernan durante menos tiempo, o directamente no lo hagan. A pesar de ser un mamífero carnívoro, el oso pardo tiene una dieta omnívora. Se alimenta en su mayor parte de vegetales y frutos , aunque también depredan otros animales, desde hormigas hasta carroña y pequeños mamíferos. Su alimentación varía en función de las estaciones del año : en invierno es básicamente carroñero, en primavera caza animales y en otoño y en verano suele recolectar frutos, miel y tubérculos para sobrevivir. Uno de los lugares en los que más se ha notado el declive del oso pardo en la península ibérica es en el Pirineo. En noviembre de 2004, moría en Francia Cannelle , la última osa autóctona de esta cordillera, lo que hacía prever la extinción de la población original en la cordillera. Actualmente los osos que viven en los Pirineos son de origen o descendencia eslovena . Hasta la fecha se han realizado cuatro sueltas: una inicial de dos hembras y un macho en Francia en 1996-1997; la segunda, también en el país galo, de cuatro hembras y un macho, en 2006; un macho adulto liberado en 2016 en el Pirineo catalán y dos hembras soltadas en 2018 en el Pirineo francés. Actualmente la población pirenaica sigue consolidándose, y ahora alcanza un total de unos 70 ejemplares , según el último censo del Grupo de Seguimiento Transfronterizo del Oso en los Pirineos (GSTOP). La población de oso pardo se redujo considerablemente a lo largo del siglo XX . Sin embargo, a mediados de la década de 1990 se llevaron a cabo importantes programas de recuperación que se han mantenido hasta la actualidad. En la península ibérica existen dos núcleos poblacionales, localizados en la Cordillera Cantábrica y en los Pirineos. En 2008 s e detectaron en el sector oriental los primeros osos “híbridos” (con padre occidental y madre oriental), y actualmente es habitual la presencia de machos entre ambas subpoblaciones, lo que está acabando con el aislamiento genético. Sin embargo, las hembras suelen ser filopátricas, esto es, tienen tendencia a asentarse en el mismo lugar en el que nacen, motivo por el cual hasta la fecha no se han detectado osas que hayan cambiado de población. El período de gestación de las osas es bastante largo: dura unos 12 meses. Parirán entre una y tres crías, que permanecerán junto a la madre en un período aproximado de un año y medio. De este modo, las hembras solo paren como máximo una vez cada dos años, en la mejor de las ocasiones, lo que hace que la r eproducción de estos plantígrados sea tan lenta, y que sus poblaciones no puedan crecer rápidamente en períodos cortos. Los oseznos permanecen con la madre al menos hasta la primavera o el verano siguientes, cuando tengan año y medio y pesen unos 40 kilos. En la Cordillera cantábrica hemos confirmado separaciones familiares entre abril y junio, coincidiendo con el celo de los osos. Después de ser abandonados por la madre , los hermanos suelen permanecer juntos meses o un año más antes de separarse de forma definitiva y comenzar la vida solitaria propia de los osos adultos. Los osos pardos que pueblan la península ibérica no son agresivos. Después de muchos siglos de convivencia con los humanos han aprendido a evitar contactos con la gente y, con su excelente sentido del olfato y del oído, suelen detectar con bastante antelación el acercamiento de un caminante . En caso de encontrar alguien, se aleja discretamente del lugar. En otras palabras, si hay un oso pardo cerca, en la mayoría de los casos ni lo notarás. Sin embargo, los ganaderos se oponen firmemente a la presencia de osos en el territorio. En 2020 murió envenenado el oso Cachou en los Pirineos, al que le atribuían cinco ataques al ganado. La investigación, todavía en curso, destapó un plan urdido para acabar con la vida del plantígrado. Hoy en día l os ataques de osos no han cejado, como tampoco lo ha hecho el recelo de los ganaderos. Como su propio nombre indica, el oso pardo es, en principio, de color pardo. Sin embargo, en realidad, presentan una gran diversidad de colores que pueden variar en función del individuo, desde el marrón oscuro hasta el ocre dorado, pasando por una gran tonalidad de gamas grises. Aun así, hay un patrón cromático que se repite con más frecuencia en los osos de la península: patas oscuras, cara entre pardusca y amarillentas . Las crías suelen tener marcas en el cuello, o bien todo un collar, de tonalidad clara, que desaparecen con la edad, pero de las que puede quedar algún resto en los adultos. El pelaje se muda una vez al año, en la época estival.