The Big Picture 2023: una oda fotográfica a la biodiversidad

La Academia de las Ciencias de California nos acerca a este escaparate fotográfico de la vida en la Tierra, revelando, un año más, algunas de las especies y lugares más sorprendentes de nuestro planeta.

Actualizado a

Héctor Rodríguez
Héctor Rodríguez

Editor y periodista especializado en ciencia y naturaleza

Cada año, el famoso concurso de fotografía The Big Picture organizado por la Academia de Ciencias de California y BioGraphic, nos acerca al trabajo de algunos de los mejores fotógrafos de naturaleza del mundo y las imágenes más impactantes del año.

Seleccionadas por un jurado de lujo, entre el que este año encontramos desde expertos en fotografía de naturaleza hasta profesionales de la conservación, las imágenes ganadoras y finalistas de la presente edición destacan la belleza y la biodiversidad de nuestro planeta a la vez que ilustran las muchas amenazas a las que hoy hacemos frente.

Bajo el lema "De lo bello a lo extraño", cada una de las imágenes seleccionadas busca a su manera inspirar a los espectadores a proteger y conservar la notable diversidad de la vida en la Tierra. A continuación os mostramos las fotografías ganadoras de la competición de este año, la cual celebra su décimo aniversario. 

Estas imágenes fueron originalmente publicadas en BioGraphic, una revista en línea sobre la naturaleza y la regeneración de la naturaleza y patrocinador oficial del concurso de fotografía BigPicture Natural World de la Academia de Ciencias de California.

1 2023 HumanNature DougGimesy

Doug Gimesy / BioGraphic/ The BigPicture 2023/ California Academy of Sciences

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Nose to nose

Fotografía ganadora en la categoría: Human/Nature 

Desde 2006, los técnicos urbanistas y planificadores urbanos han delimitado docenas de nuevas subdivisiones de territorio a las afueras de Melbourne, en Australia, transformando los matorrales que alguna vez albergaron canguros, wombats, zorros voladores y otros animales salvajes en ordenadas calles suburbanas. 

A medida que el entorno construido invade la naturaleza, un número creciente de animales desplazados son atropellados por automóviles. Aquellos que sobrevivan podrían, si tienen suerte, encontrarse bajo el cuidado de un refugio de rehabilitación de vida silvestre como el Joey and Bat Sanctuary ubicado cerca de Melbourne.

El fotógrafo Douglas Gimesy estaba documentando el trabajo en el santuario el año pasado cuando se encontró con un wombat de pelo áspero -Vombatus ursinus- cuya madre había muerto atropellada por un automóvil. Un buen samaritano había pensado en revisar la bolsa del marsupial muerto y encontró a Joey, de cuatro meses, dentro, todavía con vida.

Gimesy vio a una joven estudiante de veterinaria alimentar con un  biberón al wombat huérfano. Cuando terminó de darle de comer la estudiante acercó su nariz a la de Joey en un tierno momento de unión entre especies. 

El sentido del olfato de los wombats rivaliza con el de los sabuesos, y los científicos creen que estos animales usan sus sofisticadas narices para orientarse en la noche y olfatear los excremetos de otros wombats. Tal vez porque su nariz es tan sensible, Gimesy dijo que la cría de wombat en esta fotografía parecía disfrutar especialmente la sensación del contacto piel con piel, o nariz con nariz.

Stunning Cephalopod

Heng Cai / The BigPicture 2023 / BioGraphic / California Academy of Sciences

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Stunning Cephalopod

Fotografía finalista en la categoría: Acuatic Life

Además de ser visualmente fascinante, la simetría iridiscente de este pulpo manta juega un papel clave en el éxito del cefalópodo como depredador. Cuatro especies de pulpos de manta (género Tremoctopus ) vagan por los mares tropicales y subtropicales del Golfo de México, el Océano Índico, la Gran Barrera de Coral y el mar Mediterráneo, en busca de peces y crustáceos para comer.

La mayoría de las observaciones de estos pulpos manta proceden de hembras como la de esta imagen, tomada en Filipinas. Las hembras pueden crecer hasta los 3 metros de largo y pueden llegar a ser más de 40.000 veces más grandes que los machos, de apenas el tamaño de una nuez.

Las hembras también lucen una característica "manta" carnosa sobre sus tentáculos, lo que las hace parecer aún más grandes. Si se siente amenazada, una hembra puede deshacerse de su manta en un instante para distraer a su depredador y escapar, y luego hacer crecer una nueva. También arrojará tinta y cambiará de color. 

Sin embargo, lo que realmente distingue a estos cefalópodos es su fascinante y único método de caza: debido a que los pulpos manta son inmunes a las toxinas de las medusas, normalmente arrancan un brazo a una medusa (incluso a una carabela portuguesa, Physalia physalis, una de las más peligrosas), y luego emplean el apéndice cortado como arma para aturdir a la presa.

 

Coyote Crossing

Corey Arnold/ The BigPicture 2023 / BioGraphic / California Academy of Sciences

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Coyote Crossing

Fotografía ganadora absoluta de la competición

¿Cómo cruzó el coyote la carretera? Este coyote -Canis latrans- se encuentra entre los aproximadamente 4.000 representantes de la especie que habitan en el área metropolitana de Chicago. La respuesta a la pregunta puede ser que, simplemente, usó un puente para evitar ser atropellado por un automóvil.

En los Estados Unidos, las colisiones de vehículos motorizados son responsables de al menos un millón de muertes de vertebrados al día, y Chicago no es una excepción: los coyotes de Windy City generalmente viven una media de tres años, 7 menos en comparación con el promedio de 10 años en otros lugares en la naturaleza y de hasta 18 años en cautiverio. La causa más común de su muerte es ser atropellado por un automóvil.

Pero al igual que muchos animales salvajes que viven en entornos urbanos densamente poblados, incluidos los que aparecen en la serie a la que pertenece esta fotografía de Corey Arnold,  los coyotes han encontrado diversas e ingeniosas formas de coexistir con los seres humanos. 

Por ejemplo, en Chicago, donde Arnold acompañó a científicos del Proyecto de Investigación de Coyotes Urbanos del Condado de Cook, los coyotes se valen regularmente de pasos a nivel de tren como este para eludir carreteras concurridas. 

También cambian sus patrones habituales de comportamiento para cazar principalmente de noche, cuando es menos probable que se encuentren con las personas, y parecen evitar los bocados fáciles como la basura en favor de los ciervos, conejos y roedores vivos de Chicago.

Los datos de seguimiento por radio de los estudios del Proyecto de Investigación han demostrado que incluso en la tercera área metropolitana más grande de Estados Unidos, los coyotes y los humanos se superponen a diario, un testimonio de la notable tenacidad de estos cánidos, incluso después de siglos de persecución en los Estados Unidos.

All My Children

Marcus Westberg / The BigPicture 2023 / BioGraphic / California Academy of Sciences

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All My Children

Fotografía finalista en la categoría: Human / Nature

Los chimpancés -Pan troglodytes- comparten casi el 99% de su ADN con los seres humanos. En el Santuario de primates Lwiro, en el Parque Nacional Kahuzi-Biega,en la República Democrática del Congo, este vínculo genético quizás se refleje en las relaciones que se forman entre los chimpancés huérfanos y sus cuidadores humanos. 

Los chimpancés salvajes generalmente permanecen cerca de sus madres hasta que tienen alrededor de 5 años, por lo que cuando los cazadores furtivos matan a una madre, la separación puede causar un daño irreparable para los jóvenes en desarrollo. Muchos de los chimpancés huérfanos llevados al santuario por los funcionarios de vida silvestre congoleños llegan con heridas tanto físicas como emocionales.

Sin embargo, la curación en el santuario funciona en ambos sentidos: algunos de los cuidadores que alimentan, abrazan y ayudan a rehabilitar a los chimpancés son víctimas de abuso sexual que han encontrado independencia y empleo trabajando con los chimpancés. 

El fotógrafo Marcus Westberg, autor de esta instantánea, y quien pasó varias semanas en el santuario, cuenta que "los cuidadores tratan a los chimpancés con tanta ternura como si fueran niños humanos, y los chimpancés jóvenes, del mismo modo, a menudo actúan como niños, mostrándose juguetones, traviesos y vulnerables".

Nuestras conexiones genéticas y ecológicas con otras criaturas se extienden más allá de los grandes simios, y podría decirse que nuestro cuidado también debería hacerlo. “Ver a los humanos como completamente separados de otras especies, es moral y fácticamente incorrecto”, opina Westberg. “Somos más similares a ellos de lo que nos damos cuenta”.

Magical Mushroom

J.Fritz Rumpf/ The BigPicture 2023 / BioGraphic / California Academy of Sciences

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Magical Mushroom

Fotografía ganadora en la categoría: Art of Nature

¿Son olas rompiendo en la orilla de una playa? ¿Un paisaje de cañones angostos? ¿La topografía de un planeta distante?

Las personas que observan la fotografía de J.Fritz Rumpf por primera vez han elucubrado todo tipo de fantasías para dar una explicación a los patrones hipnóticos de esta imagen, pero nadie, cuenta Rumpf, ha adivinado correctamente lo que están viendo: las hendiduras de un hongo del género Lactarius, más conocido como champiñones lechosos por el líquido similar al látex que exudan al ser cortados.  

Rumpf estaba buscando hongos en las Montañas Blancas de Arizona una tarde de agosto cuando se encontró con este. Sin estar seguro de si era comestible, lo devolvió al suelo del bosque y notó los colores de sus fibras. De las docenas de especies de champiñones lechosos que crecen en el suroeste de Estados Unidos, muchas se “magullan” cuando los químicos en sus cuerpos fructíferos se exponen al aire, tornándose de un turbio azul verdoso que llamó la atención de Rumpf.

Pero estos hongos también hacen su magia de otras maneras. En el mundo subterráneo, bajo los bosques, sus filamentos fúngicos, llamados micorrizas, forman una red de células que crece alrededor y en el interior de las raíces de los árboles. 

Las micorrizas de este tipo de hongos ayudan a sus plantas anfitrionas a acceder al agua y los nutrientes, obteniendo carbohidratos a cambio. A medida que los científicos aprenden más sobre esta relación simbiótica, descubren la multitud de formas en que los sombreros de leche y otros hongos son esenciales para la salud de los bosques y otros ecosistemas en todo el mundo.

Amit Eshel/ The BigPicture 2023 / BioGraphic / California Academy of Sciences

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Life on the Edge

Fotografía finalista en la categoría: Terrestrial Wildlife

Las cabras montesas de Nubia -Capra nubiana- viven al borde de la supervivencia, en desiertos con escasa vegetación y climas duros. También viven literalmente al borde de los acantilados, con poco más que un pequeño espacio y empinados desniveles como compañía. 

Tal topografía vertiginosa ayuda a disuadir a los depredadores como leopardos y lobos; por ejemplo, en el Parque Natural Avdat, en Israel, los científicos han observado cómo los íbices nubios dejan a sus crías en acantilados demasiado escarpados para que la mayoría de los mamíferos los alcancen, y luego regresan para alimentarlos hasta que las crías se vuelven lo suficientemente ágiles como para transitar los acantilados por sí mismas.

A los machos de la especie les crecen cuernos curvados hacia atrás que pueden medir más de un metro de largo. Usan estas impresionantes armas para defenderse de los depredadores y para competir con otros machos por los derechos de reproducción, tal y como capturó el fotógrafo Amit Eshel en esta imagen en la que dos machos pugnan cara a cara en el desierto de Zin, en Israel. 

A pesar de la violencia de tales encuentros y el escenario precario en el que se pelean, los machos de cabra montés rara vez caen y mueren. La agilidad, la velocidad y la comodidad de las cabras salvajes con el abismo parecen protegerlas incluso en el fragor de la batalla.

Sin embargo, aunque la capacidad de la cabra montés de Nubia para navegar por terrenos empinados puede protegerla contra los depredadores naturales y los machos rivales, se ha demostrado que es poco consuelo contra la invasión de los seres humanos. Antiguos dibujos rupestres y restos óseos sugieren que los íbices nubios alguna vez habitaron las montañas del noreste de África y el Medio Oriente. Hoy en día, solo unos 5.000 ejemplares  se aferran a la vida en poblaciones fragmentadas y  dispersas por Egipto, la Península del Sinaí y la Península Arábiga. Las poblaciones más saludables se encuentran en Israel, aunque parte de la razón de su éxito es que los leopardos de arabia -Panthera pardus nimr- una subespecie en peligro crítico de extinción que alguna vez se alimentaron de cabras montesas, han sido exterminados en gran parte del país

Donglin Zhou/ The BigPicture 2023 / BioGraphic / California Academy of Sciences

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Spotted

Fotografía ganadora en la categoría: Terrestrial Wildlife

A primera vista, esto podría parecer una madre leopardo de las nieves -Panthera uncia- jugando con su pequeña cría. Pero una mirada más cercana revela la falta de puntos distintivos en el pelaje nublado del cachorro. 

El felino, completamente desarrollado, es en realidad un gato de Palas, o manul -Otocolobus manul-, un gato montés del tamaño de un gato doméstico cuyo rango de distribución en Asia Central se superpone con las montañas, la estepa y los desiertos altos, territorios dominados por su primo más conocido, el leopardo de las nieves.

A pesar de compartir una predilección similar por los climas fríos y las grandes altitudes, hay poca evidencia científica de que los leopardos de las nieves se aprovechen de los gatos de Pallas. Es por eso que, cuando el fotógrafo Donglin Zhou vio a un leopardo de las nieves acercándose sigilosamente al gato de Pallas en la meseta de Qinghai-Tíbet, se quedó atónita. “Ambas especies son difíciles de ver en cualquier momento”, explica. "Y mucho menos juntos".

Ajena al leopardo de las nieves que se arrastraba detrás de ella, cada fibra del cuerpo de la gata Pallas estaba concentrada en cazar a las llamadas picas de meseta -Ochotona curzoniae- un pequeño mamífero del orden de los lagomorfos que habita en Nepal, con los que esperaba alimentar a las dos crías que le esperaban en su guarida. 

Zhou había pasado días viendo cómo la madre gata alimentaba a sus 3 pequeños cachorros de dos meses de edad y estaba devastado al observar a la atenta y cariñosa madre secuestrada por un leopardo de las nieves. Al verla en las fauces del leopardo cuenta que las lágrimas no pueden dejar de brotar sus ojos.

Después de que el leopardo de las nieves abandonara la escena, Zhou, su guía y los guardabosques decidieron dejar algunas picas muertas en la carretera fuera de la guarida para los tres cachorros. Durante tres semanas, cuidaron y alimentaron a los pequeños, hasta que los diminutos gatos de Pallas estuvieron listos para dejar la seguridad de su guarida y comenzar a valerse por sí mismos, acechando picas y esquivando el peligro en esta salvaje meseta azotada por el viento en la que perdieron a su madre. 

Blades and Spines

KateVylet / The BigPicture 2023 / BioGraphic / California Academy of Sciences

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Blades and Spines

Fotografía ganadora en la categoría: Acuatic Life

La historia sobre los erizos de mar y los bosques de algas marinas es la siguiente: primero, las nutrias marinas que comen erizos de mar fueron cazadas casi hasta su extinción en gran parte de la costa oeste. 

Luego, en la década de 2010, la enfermedad de desgaste de las estrellas de mar acabó con las estrellas de girasol que se alimentaban de los erizos ( Pycnopodia helianthoides ), lo que provocó que la población de erizos de mar se disparara. 

Las olas de calor marinas también afectaron gravemente a las algas marinas gigantes (Macrocystis pyrifera). 

Juntos, todos estos factores dejaron "páramos de erizos" donde una vez prosperaron exuberantes bosques submarinos. Entre 2008 y 2019, alrededor del 95 por ciento de los bosques de algas marinas desaparecieron del norte de California.

Los conservacionistas ahora están probando una variedad de tácticas para revivir los bosques perdidos, desde criar estrellas de girasol en cautiverio hasta diseñar un robot para aplastar erizos y reclutar buzos para recolectarlos. La fotógrafa conservacionista Kate Vylet, sin embargo, está preocupada por la narrativa de que los erizos de mar son los malos en esta historia. “Los erizos pertenecen al bosque de algas tanto como las algas mismas”, opina Vylet.

Vylet se hallaba nadando de regreso a la orilla un día después de bucear en un frondoso bosque de algas en la costa de Carmel Bay, California, cuando vio una hoja de algas sueltas devoradas por erizos de mar púrpura (Strongylocentrotus purpuratus) y rojos ( Mesocentrotus franciscanus). Para ella, ilustraba el papel que los erizos aún pueden desempeñar en un ecosistema equilibrado, y configuró su cámara para capturar la naturaleza en acción en todos sus flujos complejos.

Catch Me If You Can

Xiaoping Lin / The BigPicture 2023 / BioGraphic / California Academy of Sciences

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Catch Me If You Can

Fotografía ganadora en la categoría: Winged Life

Como miembro de la familia de las garzas, la garceta común (Egretta garzetta ) suele ser una cazadora sigilosa que se queda quieta en aguas poco profundas o espera a que los peces desprevenidos pasen nadando. En otras ocasiones el ave mueve sus patas amarillas para asustar a la presa, a la que luego perfora con su afilado pico. 

Sin embargo, esta garceta en un lago cerca de Xiamen, China, fue sorprendida cuando el pequeño pez que había estado observando fue expulsado del agua por un pez mucho más grande.

El fotógrafo Xiaoping Lin usó disparos continuos de alta velocidad para capturar a la garceta asustada mientras se elevaba sobre las olas agitadas. La imagen resultante es la de una acción fugaz permanentemente congelada en una paleta de blancos y plateados. "Es como un poema”, expresa Lin.

De hecho, las garcetas han aparecido en la poesía china desde al menos el siglo XI a.C. Aparecen tres veces en la primera colección conocida de poesía china, el Shih ching; y desde entonces, durante los siglos posteriores los poetas compararon a estas aves con copos de nieve y escarcha, adoptándolas como símbolos de pureza y eternidad. 

A pesar de esta reverencia, algunas especies de garcetas fueron cazadas hasta el borde de la extinción o desaparición local durante el siglo XIX, en busca de sus plumas de moda. Hoy en día, aunque la población de garcetas comunes es estable, especies como la garceta china (Egretta eulophotes) todavía luchan por recuperarse en medio de la continua pérdida de hábitat.

Regeneration

Miquel Angel Artus/ The BigPicture 2023 / BioGraphic / California Academy of Sciences

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Regeneration

Fotografía ganadora en la categoría: Landscape, Waterscapes, and Flora

Al igual que muchos ecosistemas en la mitad occidental de América del Norte, muchos bosques en el Parque Nacional Jasper, en Alberta, Canadá, se benefician de los incendios forestales de baja intensidad que tienen lugar de forma natural.

Los incendios reponen los nutrientes del suelo, evitan que los bosques se vuelvan homogéneos y estimulan el crecimiento de arbustos de bayas que a los osos pardos (Ursus arctos) y otros animales salvajes les encanta masticar. 

Sin embargo, a partir de 1913, los administradores de parques han suprimido activamente los incendios forestales. En el parque de 92.000 hectáreas, solo ocho incendios en el siglo XX superaron las 40 hectáreas antes de que los bomberos los extinguieran. Los administradores de tierras en Alberta adoptaron prácticas similares.

Sin fuego, los árboles crecían anormalmente densos y los troncos muertos se acumulaban en el suelo del bosque. A causa de ello, las infestaciones de escarabajos barrieron Alberta en la década de 2010, dejando más de 2,4 millones de hectáreas de árboles en pie sin vida.

A medida que toda esta madera muerta se encuentra con las condiciones más cálidas y secas provocadas por el cambio climático, han estallado incendios forestales anormalmente grandes e intensos. Esta primavera, por ejemplo, el humo de los gigantescos incendios forestales de Alberta se extendió por todo el continente. Y si bien los bosques adaptados al fuego pueden recuperarse de los incendios forestales de baja intensidad, la investigación en las Montañas Rocosas ha demostrado que las plántulas de árboles tienen grandes dificultades para arraigar tras los megaincendios.

En la actualidad, en el Parque Nacional Jasper, como en otras partes del oeste de América del Norte, los administradores forestales están tratando de revertir un siglo de gestión equivocada iniciando quemas controladas y dejando que ardan algunos incendios forestales. 

El paisaje resultante puede verse diferente a las franjas de abetos verdes y pinos a los que muchos visitantes del parque están acostumbrados, pero como muestra esta imagen inquietante de un bosque de abetos quemados, pueden ser igualmente cautivadores.