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La isla Kodiak, el secreto mejor guardado de Alaska
Con una de las poblaciones de osos con mayor densidad del mundo, la isla Kodiak es un refugio natural para una de las especies más emblemáticas de Estados Unidos.
Actualizado a
David Miranda
Periodista especializado en política internacional y naturaleza
Ubicada en el golfo de Alaska, la isla Kodiak hace gala de una riqueza natural a la altura de pocos rincones del planeta. Sus escarpadas montañas y los deltas naturales que forman sus ríos al encontrarse con el mar dotan al oso Kodiak de un ecosistema único en el que proliferar. Lo ha hecho tanto que, en la actualidad, la isla Kodiak no solo alberga una de las poblaciones del oso homónimo más saludables de Estados Unidos, sino que pocos rincones de la Tierra albergan la densidad de osos de esta isla ubicada en el Pacífico Norte, rozando los límites del Círculo Polar Ártico.
Esta isla y el oso Kodiak son dos caras de la misma moneda: mientras que la primera dota de nombre a esta emblemática especie de Norteamérica, el oso Kodiak ha sabido adaptarse para aprovechar todos los recursos naturales que le ofrece la isla para proliferar. Esta simbiosis la ha convertido en un lugar muy preciado al que proteger a toda costa, dando lugar al Kodiak National Wildlife Refuge, una figura de protección otorgada en 1941 por el presidente Franklin D. Roosevelt para proteger al oso y su hábitat natural.
Foto: Lisa Hupp/USFWS
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El hogar del emblemático oso Kodiak
La isla Kodiak es un lugar único en Estados Unidos: este refugio natural se creó hace más de 80 años para proteger y crear conciencia sobre la necesidad de salvaguardar el hábitat de los osos Kodiak y su hábitat.
Tras más de 8 décadas protegiendo a la especie y su entorno, en la actualidad la isla es uno de los pocos ecosistemas que se mantienen prácticamente intactos, además de ser el ecosistema insular más prístino de toda Norteamérica.
Para asegurar que osos, salmones, armiños, nutrias y un largo etcétera de especies no vean alterado su hábitat, los primeros esfuerzos del gobierno federal de Estados Unidos se centraron en compatibilizar la existencia de poblaciones humanas con las poblaciones de vida salvaje, además de asegurar su subsistencia, dotando de estrategias para explotar el refugio de una manera consciente y razonable, de modo que no se comprometiera el futuro de todas y cada una de las especies que allí viven.
Foto: Alaska Region U.S. Fish & Wildlife Service
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Autopistas fluviales
La isla Kodiak es un entorno tan salvaje como singular: ubicada en el golfo de Alaska, separada del Parque Nacional Katmai por el estrecho de Shelikof, se trata de la segunda mayor isla por superficie de todo Estados Unidos, únicamente superada por Hawaii. Además, aunque se hable de la isla Kodiak como un único ente administrativo, en la práctica se trata de todo un archipiélago formado por la gran isla Kodiak y numerosos islotes separados por pequeñas porciones de mar.
Esta geografía tan particular se debe en parte a los cerca de 40 glaciares que alberga la isla y que, con el paso del tiempo, han erosionado el terreno para formar sinuosos meandros y deltas fluviales de una belleza sin igual.
Foto: Lisa Hupp/USFWS
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Los emblemas de Alaska
La creación de la reserva se ha confirmado como un éxito rotundo con el paso de las generaciones y los osos habitan en un paraíso que cubre todas sus necesidades: disfrutan de una isla montañosa en la que encontrar refugio en invierno, además de contar con comida en abundancia debido a la gran cantidad de ríos y deltas repartidos a través de la isla.
El salmón, uno de sus alimentos predilectos, recorre sus aguas con energía durante la época estival para desovar, por lo que la falta de alimento no es un problema. Por si esto fuera poco, la espesa vegetación y los frondosos bosques de la isla Kodiak ofrece un sinfín de oportunidades a las osas para criar a sus cachorros al abrigo del campo abierto.
Foto: Daniel Fox / Cordon Press
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Three Saints Bay, un entorno perfecto para el oso
Con un tamaño ligeramente superior al de Chipre, en la isla Kodiak conviven dos tipos muy distintos de ecosistema: mientras que el noreste de la isla es montañoso y cuenta con bosques tremendamente frondosos, en el sur de la isla apenas se pueden encontrar árboles.
Al ubicarse en las inmediaciones de la fosa de las Aleutianas, las bahías de la isla son profundas y generalmente suelen estar libres de hielo, lo que permite desarrollar sin problemas la mayor actividad económica de la isla: la pesca.
Además del oso Kodiak, el cangrejo real es una de las especies más emblemáticas de esta isla, por lo que buena parte de sus habitantes se dedican directa o indirectamente a su pesca y distribución.
Foto: Lisa Hupp/USFWS
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El oso Kodiak, un emblema viviente
Las estimaciones sobre la población de oso Kodiak a lo largo del archipiélago rondan los 3.500 ejemplares en libertad, lo que da como resultado una densidad de población de cerca de 270 ejemplares por 1.000 kilómetros cuadrados, una de las mayores del mundo.
La especie fue descrita por el naturalista C.H. Merriam, quien la diferenció por primera vez de los osos pardos. Los análisis genéticos del oso Kodiak han demostrado a lo largo de los años que la especie está más emparentada con los osos pardos de la península de Alaska y Kamchatka que a los osos pardos del norte de América, como el Grizzly.
Debido a su aislamiento desde la última glaciación –hace alrededor de 12.000 años–, la genética de estos osos se ha mantenido intacta, generando una subespecie totalmente distinta pero que también afronta nuevos problemas: aunque la población actual muestra signos de ser sana y productiva, sin aparentes problemas por endogamia, podría ser más vulnerable ante nuevas enfermedades o parásitos que pudieran afectar a otras poblaciones con una genética más diversa.
Foto: Lisa Hupp/USFWS
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Un pescador experto
El oso Kodiak (Ursus arctos middendorffi), habita únicamente las islas del archipiélago Kodiak, en Alaska, aunque esta es la primera de las particularidades que guarda una especie tan singular como esta: se trata del segundo oso más grande del planeta tras el oso polar y se alimenta generalmente de salmón.
Sus similitudes con el oso grizzly, su vecino continental, se basan más en la forma que en el tamaño, pues mientras que la gran mayoría de osos grizzly rara vez superan los 360 kilos de peso, los Kodiak pueden llegar a superar los 600 kilos de peso. Todavía se guardan registros en la isla de numerosos ejemplares cercanos a los 700 kilos.
A pesar de la gran diferencia en el tamaño, ni la dieta ni el estilo de vida de los osos Kodiak difiere en mucho a la del resto de osos pardos.
Foto: Daniel Fox / Cordon Press
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Los vecinos ilustres de la isla
A pesar de la gran fama del oso Kodiak en la isla, numerosas especies dotan de vida y color los ríos y lagos de este archipiélago. Nutrias, armiños y zorros rojos encuentran en Kodiak un oasis gracias a su adaptación a las frías temperaturas invernales de estas latitudes.
Foto: Daniel Fox / Cordon Press
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Un símbolo de la naturaleza americana
En lo que a iconos de la naturaleza norteamericana se refiere, esta isla no sufre escasez de representantes. Si el oso Kodiak es uno de los grandes pesos pesados de la fauna estadounidense, el águila calva es el símbolo nacional por excelencia y una de las aves más carismáticas de la isla.
Desde que se adoptó la especie como símbolo nacional de Estados Unidos en el año 1782, las poblaciones de águila calva han sufrido numerosos vaivenes durante las décadas, llegando incluso a estar en peligro de extinción en la gran mayoría del país. No fue el caso de la isla Kodiak.
Las poblaciones de este ave rapaz se mantuvieron robustas a lo largo y ancho de toda Alaska, siendo la población de este archipiélago una de las más saludables históricamente. La reducida presencia de otros grandes depredadores en este entorno tan aislando marcó la diferencia.