El color verde, otorgado por la clorofila, es una característica definitoria, si no la que más, del reino vegetal. Las plantas son seres autótrofos que pueden producir su propio alimento a partir de sustancias inorgánicas simples como el dióxido de carbono y el agua. Sin embargo, en todo hay excepciones, y aunque mucho menos frecuente que en animales, las plantas también puede verse afectadas por uno de los desordenes genéticos más extendidos del reino animal: el albinismo.

Al igual que sucede en los animales, el albinismo en plantas se caracteriza por la pérdida de pigmentos. La gran diferencia radica en que, si bien la pigmentación en el reino animal resulta hasta cierto grado algo supletorio, siendo los pigmentos fundamentales en las plantas para la consecución de la energía que necesitan para sobrevivir, el albinismo supone una sentencia de muerte casi segura; o con suerte, una vida efímera.

Los pigmentos son esenciales en las plantas para la consecución de energía, por lo que el albinismo supone una sentencia de muerte segura.

No obstante, ahora, un equipo de investigadores de las universidades de Hyogo y Kaganawa, acaba de hallar en Yokohama, Japón, una variante no fotosintética o "fantasma" de la orquídea dorada -Cephalanthera falcata- de casi el mismo tamaño que su contraparte verde fotosintética. El extraño hallazgo, cuyos pormenores se detallan en un artículo publicado esta semana en la revista Frontiers in Ecology and Environment de la Sociedad Americana de Ecología sugiere que la orquídea fantasma estaba obteniendo sus nutrientes de hongos simbióticos; sin embargo, el descubrimiento es una puerta entreabierta a cuestiones mucho más profundas.

Evolución vegetal

A lo largo de la evolución, varios linajes de plantas terrestres han perdido independientemente su capacidad fotosintética y se han vuelto totalmente dependientes de los micobiontes. Estudios recientes han apuntado que la presencia de clorofila es insuficiente para confirmar la autotrofía completa de las plantas, y así, algunas plantas verdes, incluidas las especies de Cephalanthera, no solo son fotosintéticamente activas, si no que también obtienen carbono de los hongos micorrízicos.

La fotosíntesis es uno de los procesos que consideramos fundamentales para las plantas, y la pérdida de la capacidad de realizarla es uno de los temas más interesantes debatidos en la actualidad dentro de la evolución vegetal. En este sentido, uno de los puntos más llamativos de estos ejemplares albinos denominados "mixotróficos", es decir, que pueden obtener sus nutrientes tanto de la fotosíntesis como de otros seres vivos, es que muestran etapas intermedias de la transición evolutiva de la autotrofía a la heterotrofia.

El descubrimiento de este tipo de variedades de plantas siempre plantea numerosas incógnitas a los investigadores, y el hallazgo de este espécimen fantasma concreto, de porte similar a la variante fotosintética sintética, puede definirse como un auténtico tesoro botánico. Ahora, la comparación entre las variedades albina y verde de esta misma especie se ofrece como una forma elegante de investigar la evolución de la pérdida de la fotosíntesis, dado que comparten un trasfondo genético casi idéntico.

Las variantes no fotosintéticas de la orquídea dorada son presumiblemente más dependientes de los hongos que sus contrapartes fotosintéticas, plantean los investigadores pero, ¿brindan las plantas sin clorofila beneficios a sus socios micorrízicos? Y si no es así, ¿por qué esta estrategia, al menos en C. falcata, parece ser estable desde una perspectiva evolutiva? Son solo algunas de las preguntas importantes que los investigadores reservan para futuras investigaciones.